Archivo por meses: agosto 2017


Range With No Items Attached — Tips For People

This article will cover most of the erogenous areas and specific zones of the female body. Many women have their favorites and if you hit the right spots it would be pulse-pounding.

The fingers and toes have great sensations as well. Try sucking on her toes and fingers during foreplay or intercourse. This is an excellent add-on to sexual erotica. Next we will cover the normal areas of the female erogenous specific zones. The most familiar area for almost all men is the breasts. That’s where men spend ample period. Start off slow when caressing the breasts. Don’t emphasize on the nipples to much but focus on the whole breast. And don’t squeeze so hard just like you’re kneading bread dough, but fondle them. The nipple and the areola are especially sensitive to touch. Commence kissing the breasts surrounding the outside and move inward towards the nipples. Next, you should wet your fingers and very lightly touch and spin the nipple around. When the nipples are hard bring your mouth to them to get started licking and sucking all of them.

The clitoris is the «hot spot» of the female sex zone. It is located near the top of her vagina lips and covered by a piece of flesh known as the hood. Some women like you to suck the clitoris hard while others find it also sensitive and simple light lick will suffice or indirect stimulation of the surrounded place will do. Once a woman is certainly aroused she wants one to devote most of your time in the vaginal area especially the clitoris. The erotic feeling that she experiences will uncommonly lead to an intense orgasm and sometimes multiple ones too.

The G-spot located roughly 1 ) 5 to 2. 0 inches inside her vagina on the upper wall is an incredible area for intimate stimulation. Inserting your ring finger inside the vagina and lightly caressing her G-spot could also bring her to climax as well as performing intercourse. Some women like to have their buttocks attended to. Here you can use pressure because it is not as sensitive because the clitoris and hard nips are. You can squeeze all of them harder than any other component to her body. Some women of all ages like to be spanked lightly. Being self conscious about her butt is common. Show her you want it and spend some time below.

Her neck has got to be one of the most sizzling areas of the body. Kissing or licking the guitar neck and behind the the ears is one way to get her going. In fact most of the time this will lead to hot sex. You will need to remember to control yourself and don’t draw so hard that it produces a hicky. Most women hate them, especially when clothes selection is relegated to turtle necks. Should you must give a hicky, place it where her clothes covers it. Don’t be sloppy and get your saliva all over her neck but do some light nibbling and kissing. Get started with gently and gradually pick up the pace. You could also massage her ears gently. There are a lot of nerve endings here therefore explore the whole ear and don’t forget the area behind the ear too.

Women love finding that, period. Many complain that men don’t do enough of it. Quality not volume is what you have to strive for. Make an effort caressing her lips with yours giving her very soft light pecks increasing the eagerness as you go. Kiss her cheeks, forehead, nose and eyelids but don’t get too swept up in one area. Always return to her lips and try kissing for several minutes before you caress other parts of her body. Believe me she is going to beg for you to move on to other areas of her body.

Try running your hands through her hair or you might make an effort brushing it will long strokes. Again, start out slow and find out what is working.
If she’s lying down on her stomach, begin by entertaining her lower back best suited above the buttocks. There are many nerve endings in the small of her back. Massaging this area will relieve stress and feel good.

Learning much more: ediscounttickets.com


IX Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

ME LO CONTABAN…

Mari Carmen Zabalegui Lizarraga

Me lo contaban… Que nunca habían visto fiestas como estas. A San Fermín se referían, y yo pensaba que exageraban.

Me lo contaban… Tanta blancura y a la vez tanto color allí donde miraras. A San Fermín se referían, y yo pensaba que exageraban.

Me lo contaban… Que mayores y niños, de noche y de día, todos a la vez se divertían. A San Fermín se referían, y yo pensaba que exageraban.

Me lo contaban… Que tras el palpitante cántico, subían la calle nobles los toros y también los mozos. A San Fermín se referían, y yo pensaba que exageraban.

Me lo contaban… Cómo cantaban y bailaban a todas horas, en todas las calles, en todas las plazas. A San Fermín se referían, y yo pensaba que exageraban.

Me lo contaban…Que aunque de fuera llegaras no importaba, a sus fiestas te invitaban. A San Fermín se referían, pero no exageraban.

 

ATRAPADA

María Isabel García Pérez

Me atrajeron el bullicio, el gentío y la desinhibición.
Disfruté del día y la noche.
Exprimí los minutos,
y caí ante las luces y los ecos de la animación.
Fin de la historia.

Me atraparon sus calles, sus sabores y su diversidad.
Guardé esa sensación.
Enamorada de los verdes de sus rincones,
decidí no abandonar nunca esta ciudad.
Aquí comienza mi historia.
 

LAGRIMAS ROJAS

Ana Migueliz Beaumont

Otro dia mas,me he levantado.
Contento porque he pensado que hoy voy a encontrar un trabajo,que deseo.
A las 8,tengo la entevista.
Suena el cohete,me siento como un corredor.
Estoy preparado.Veo a mucha gente todos quieren una oportunidad.
Corro ,llego hasta el callejon,pero un toro me enviste,me lesiona de gravedad.
Una entrevista mas,dificil de superar,otra vez a ver los lunes al Sol 


IX Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

RITUAL

Jon Aramendía Huarte

Ritual

Apenas faltan unos pocos minutos. Un puñado de segundos que el cuerpo me pide convertir en décimas para caminar más rápido en el tiempo. La boca seca y las manos húmedas. Si mi cara no resplandeciese por las mil alegrías venideras, se diría que estoy enfermo. No puede ser sano el ritmo desenfrenado al que salta mi corazón y retumban mis sienes. Compruebo el pañuelo. Lo saco de mi bolsillo y lo doblo con el mismo ritual delicado de hace un minuto. El nudo perfecto de mi faja, la medida justa de colgante y sus flecos paralelos y relajados sobre el blanco inmaculado, dibujan en mis comisuras un orgullo que es solo para mí. Intento dar un sorbo que esté a la altura de mis emociones, pero mi estómago se encoge como si me dijera, todavía no. Regreso al reloj con la angustia más dichosa que son capaces de gestionar mis hemisferios y alguien grita; ¡un minuto! Ahora respiro profundo y sereno la mirada en un intento estéril de no ser yo. Saco el pañuelo de nuevo y formo un triangulo invertido perfecto, que sujeto con los dedos crispados sobre mí frente. Suenan las vivas del pueblo y sisea vertical.
 

CONSEJO DE UN CORREDOR DE ENCIERROS

José Ignacio Echevarría Ortiz De Zárate

Querido hijo:
Mañana participarás, por primera vez en tu vida, en un encierro de San Fermín. Piensa, antes de anudarte el pañuelo rojo alrededor del cuello, que no correrás solo. Y no me refiero a que serás uno más entre los miles de corredores que se jugarán la vida en algún lugar del recorrido por varias calles del casco viejo de Pamplona. También te acompañarán tus miedos. Espero que puedas superar el pavor que te producirán los toros, cuyo peso sobrepasa los quinientos kilogramos de peso, las posibles cornadas y los pisotones. Yo, por experiencia, te sugiero que escojas un buen lugar de partida en la calle Estafeta porque los morlacos empiezan a estar cansados y van más lentos. Aunque no te fíes, porque en este tramo muchas veces aparece algún toro suelto porque se ha quedado rezagado. Un último consejo: no aguantarás corriendo toda la calle Estafeta, en algún momento el toro te rebasará y, entonces, deberás echarte a un lado. Esta maniobra es muy importante porque, de ese modo, no perjudicarás al resto de corredores.
Tu padre
 

NO SIN MI HIJO, O VICEVERSA

Francisco Javier Torres Gómez

La semana había sido dura, muy dura. A pesar de haberme comprometido con mi hijo a presenciar el chupinazo desde la plaza del ayuntamiento, mi cuerpo no supo estar a la altura y un reproche en forma de mirada triste me recordó durante toda la tarde que no había sido justo con él. jamás olvidaré aquel amargo licor que tuve que saborear con lágrimas asomando a unos ojos, los míos, poco acostumbrados a la derrota. Por suerte, me quedaba otra baza que no pensaba desaprovechar. Por la noche me acerqué a un niño triste, derrotado por el sueño y le susurré al oído que descansara, que juntos acudiríamos al primer encierro. El sueño se esfumó y el abrazo casi quiebra mi cuerpo roto. Tan solo transcurrieron unas horas y volví a hacer el mismo trayecto a hasta su cama en la que sus ojos, abiertos de par en par, me miraban y me invitaban a salir a la calle. Aún faltaban unas horas para el encierro y la brisa de la mañana amenazaba con sacudir nuestras ilusiones, pero el calor de su mano y el orgullo con que caminaba hasta la urna del santo me demostraron que había sido perdonado gracias a San Fermín. 


IX Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

BUEN ROLLO

Pablo Ramos Jiménez

Por fin llegó el mes de julio, estuvimos planeando un viaje de amigos para celebrar que acabamos la carrera, Madrid, Francia, Pirineos y los Sanfermines de Pamplona. Tras pagar muchos peajes llegamos a Toulouse, donde hicimos mucho ruido, bajamos a las montañas y vimos una procesión de vacas, entretenimiento excitante, al llegar a Navarra paramos en un pueblo, logramos la última habitación libre, gracias Hostal Astérix, luego bajamos a la fiesta.
No quisimos meternos en los puestos, ya habíamos ido a muchas verbenas, pero sí nos pareció bien a los tres comprarnos sendos pañuelos rojos, en un lado tenían el dibujo de unos mozos corriendo delante le los toros, en el otro el escudo de la ciudad, con las cadenas y la esmeralda incautada a los moros en Las Navas de Tolosa.
El ambiente de fiesta no se estropeó por la lluvia, muchos grupos de gente unidos con los brazos por encima de los hombros, cantando y riendo. Entramos en un bar y pedimos varios minis de calimocho, todo el mundo ríe o bebe, pero con el vaivén de los brindis, los estertores de las risas y los torpes pasos de baile termina derramándose el líquido, no hay problema, se arregla diciendo “buen rollo”. 

VOLAR

Sandra Arce Miró

365 días de oscuridad aprisionado en el cajón de las bufandas, pero hoy presiento que algo va a pasar. Iosu me lava y me deja sin una arruga, con mis cuatro esquinas perfectamente planchadas y alisadas, después me dobla con cuidado y me ata a su muñeca. Su piel huele bien, se ha puesto esa colonia que lleva en las ocasiones importantes. Salimos a la calle; el aire es cálido y puedo respirar. Observo otros muchos como yo, anudados a las muñecas de otras personas. Llegamos a la plaza del Ayuntamiento, y Iosu y sus amigos se chocan las manos. Ahora lo recuerdo! Nos saludamos de brazo a brazo a nuestra manera, porque los pañuelos como los pamploneses solemos ser tímidos.
Ya el reloj marca las doce menos cinco. Nos desatan y a todos nos elevan bien alto, casi tocamos el cielo!, comenzamos a reír, a volar y volar, por encima de todas las cabezas, de todo el griterío, de toda la belleza blanca y roja…de pronto un BOOOOOM!!, y nos colocan sobre las camisetas, atados a los cuellos con nuestra amplia sonrisa triangular, que no la dejaremos ni un segundo durante nueve días, porque son los nuestros, nuestra alegría.
 

RENACER

Raquel Agúndez Castaño

Atravesé con mi puño cubierto de sangre anudada, la barrera que separaba el mundo de la vida. Y comencé a vivirla como si de mi primer día se tratase. De un blanco impoluto mi ropa, mi sonrisa y mi alma y con el corazón teñido de pinceladas de coraje, vitalidad y pasión.
Estrené mi alas sobrevolando a las gentes, compañeros de gandules amaneceres y atardeceres de gloria, respirando bocanadas de confianza y sencillez. Con cada risa vi endiosarse a la tierra y a cada persona en su pecho derramar alegría. Escuché las perpetuas promesas de los enamorados y los pálpitos vitales de su efímero querer. Las voces extenuadas de glorificar con cánticos al Santo y los pasos firmes de los astados sobre la cobardía. Y agradecí la condena de mi muerte porque fue el renacer mas bello que jamas haya existido. 


IX Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

LA CARTERA

Juan Jose Sánchez Benito

Cuando empezaron a retransmitir en directo los encierros de San Fermín, el hijo del mayoral de una dehesa charra, se tiraba de la cama a verlos y un gusanillo especial lo impulsó ahorrar y en cuanto cumplió los 18 años, cogió sus ahorros y más que le dio la madre y en Pamplona se presentó.

Al bajar del tren perdió la cartera. Pidió trabajo en bares para pagarse la estancia y el viaje de regreso pero, lógicamente, ya estaba todo ocupado. Se acordó del que estaba junto a la plaza de toros donde comía su padre al acompañar a las corridas y allí se acercó. El dueño, al saber de quien era hijo, le dijo que no hacía falta trabajar; ya se lo pagaría el padre cuando volviera pero Agustín si echó una mano.

Poniendo la denuncia en comisaría un americano estaba devolviendo la cartera. Pasaron juntos los San Fermines. Nació una gran amistad. El navarro del bar los invitó para todos los años y los jóvenes ayudaban en el establecimiento.

Al morir el caporal, el hijo entristeció pues ya no podría ir ni ver a su amigo de la cartera. Pero si volvió. El amo lo mandó ya de mayoral con los toros. 

LA NOCHE DE SAN FERMÍN

Enrique Paton Benítez

Ella, morena y espigada, se movía en la noche con elegancia etérea, como un ángel queriendo desplegar su incorpórea belleza entre la alegre multitud. Él, de tez pálida y formas adolescentes, llevaba la mirada perdida de quien ha errado el camino, pero sabe con certeza que alguien le espera. Ambos vestían de blanco y portaban los rastros bermejos del festejo. Al verse se besaron con los ojos y, sin apenas decir palabra, caminaron juntos en la misma dirección. A su alrededor ya no había música, ni celebrantes, ni el recuerdo de una existencia anterior.

Amanecieron en las murallas. Eran jóvenes, muy jóvenes.

Al año siguiente, el mismo día, en el mismo lugar, sus miradas se buscaron y se encontraron. Aquella extraña tradición se mantuvo cada siete de julio por mucho tiempo, a pesar de los avatares que la vida les otorgó. Y cada ocho de julio, al amanecer, se despedían sin despedirse.

Hasta que un día, ella no estaba ahí. Desde entonces, en la noche de San Fermín, se puede ver a un hombre que, a la misma hora, espera en la calle Jarauta con el corazón en un puño, desvencijado por el vendaval de sus pensamientos, mientras la algazara continúa a su alrededor. 

LA MERIENDA

Berta Lezaun Aguado

El público del ruedo clama al grito de ¡torero! la buena estocada del joven diestro. Olvidando al astado, que agonizante y sin fuerza permanece sobre la arena .
Las charangas entonan un pasodoble de ritmo bailongo que pone al gentío a votar en los graderios, bajo un sofocante sol de un 7 de Julio.
Casi van a dar las 7 y tras un rugir de mi estómago saco mi bocadillo de una cesta de mimbre. Un buen trozo de bonito en aceite cubre el pan con mayonesa. Tres anchoas y  unas picantes guindillas completan la faena.
 Tras mi primer bocado alzo una copa que alguien con maestría llena. Las risas, el silencio y el tengo, quiero o comparto se adueñan de este tan popular acto.
Un sonido de  clarín y el chirrido de una rasgada puerta anuncian que va a salir el cuarto toro a la arena.
Una mirada al cielo y un capote ondeando a ras de montera ,reciben al negro zahino a las puertas. Embiste furioso a cada vaivén de muleta , mientras la marea  de  blancos y rojos aplauden la gran faena. Y tras un ¡¡¡oleee y olee! vuelve a estallar la fiesta.