Archivos anuales: 2018


X Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

EL CAPOTICO DE SAN FERMÍN.

Rubén Mina Pérez

Siete de julio. Ocho en punto. Estallido del cohete que anuncia el comienzo del primer encierro de los Sanfermines. Los mozos, encomendados previamente al Santo, esperan ansiosos a los astados. Se abre la puerta de los corrales. En avanzadilla el séquito de cabestros protegiendo a los morlacos gaditanos de Cebada Gago. La suerte está echada.

Me apresuro, no sin dificultad, a salir lo más rápido que puedo al balcón del piso de mis padres. Vistas privilegiadas de la Calle Mercaderes y la curva de la Estafeta. Este año toca verlo y vivirlo desde otra perspectiva. Estoy postrado y no puedo disfrutarlo desde el asfalto.

Estamos en el balcón como sardinas en lata, gracias a mi aparatoso artilugio de dos ruedas. El bicho, como yo lo llamo, ha decidido dejarme por el momento de esta guisa.

Ya se acercan, los siento y en un abrir y cerrar de ojos pasan. Es curioso pero lo he vivido con la misma adrenalina y pasión de siempre como si estuviese en carrera. Y así es carrera continua contra el cáncer.

Fin del encierro. La emoción me embriaga. Noto las manos de mis padres en mis hombros. Miro al cielo y rezo. “Tocayo, gracias por seguir echándome un capote”.
 

CICLO EN BLANCO Y ROJO

Amaia Ambustegui Lapuerta

Unos regios gigantes me dieron ufanos la bienvenida con sus proezas giratorias. Pronto mi sonrisa fue llanto: tuve miedo a unas figuras cabezonas que atizaban a los de mi tamaño. Pero sentí la protección de un santo moreno que me sonreía y me calmé al instante.

A lomos de un caballo engalanado noté el calor, el olor animal, la raza. Y toqué al día siguiente otro de cartón, mitad equino, mitad hombre, cuya intención era asustar a niños y mayores. El ferial vespertino me recibía con música estridente y sirenas, luces de neón, remolinos y rifas y olor a comida.

A las diez con los amigos, las primeras veces en las primeras noches sin acompañamiento familiar. Fuegos y bocatas, excesos también. Bailé sin descanso, sin mirar el reloj y sintiendo cientos de miradas de otros tantos países. Algunos de aquellos ojos fueron mis cómplices y caímos sobre la hierba en un beso apasionado. Noches veraniegas, de diversión sin igual, daban la bienvenida al alba, a la carrera mañanera de seis astados y miles de inconscientes, al chocolate con churros y a la siesta diurna.

Volví a perseguir kilikis, con unos dedos diminutos enredados en los míos. Deseo que vivas todo lo que yo disfruté.
 

EL ICONO

Silvia Carpena

Aún quedaba un trecho hasta Pamplona. Yo iba poco a poco avanzando, cuidándome mucho de que no me descubrieran. Era un icono y no podía desaparecer de la noche a la mañana.
Apenas el viento notaba mis delicados meneos y, mientras tanto, la gente que pasaba a mi lado me saludaba, totalmente ajena a mi propósito.
He de decir que las noches me permitían más margen de movimiento. De repente, pasaba de estar en Tudela a mimetizarme con los molinos de viento cercanos a Olite.
Ya quedaba poco.
En apenas un suspiro abandonaría la carretera que me había visto nacer para llegar a la reunión anual más importante para mis parientes.
Tres kilómetros y llegaría.
A lo lejos, un niño en un monovolumen decía algo mientras me señalaba.
-«Mamá, ¿has visto a ese toro que lleva un pañuelo rojo al cuello? Parece que lleva prisa.»
– «Hijo, es un cartel con forma de toro gigante. Aunque pueda parecerte que se desplaza, no se mueve.» 


X Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

UN SUEÑO…

Héctor Alfredo Placenti

UN SUEÑO…
Estacionado sin prisa en la soledad de los recuerdos el actor, intenta recuperar el brillo protagónico del entrevero especial de una disparada taurina.
Domina la escena el empedrado de la calle de corrales y sueña. Sentirse vivo, eficaz, seguro en el visteo para eludir una lluvia repentina de cornamentas que lesione y erosione su piel como ayer…
Mansamente, procederá al masaje epidérmico. Lubricando su piel con ungüento espantosamente oloroso. Baba de búfalo viudo para aliviar dolores reumáticos. Eficaz medicina india. Para cumplir un sueño…
El hombre teje sus fantasías sabiendo que es su último viaje de sensaciones múltiples.
A la espera del chupinazo, recorrerá las calles patrullando una mirada cómplice que lo anime y acompañe. Vibrará con un encanto especial. La fiesta de San Fermín, en Pamplona, lo espera. Tal vez, el santo haga lo suyo…
La emoción, lo lleva nuevamente a esas calles. Donde fue feliz…
Y la felicidad, es un momento que se busca inmensamente desde la salida del sol, o en este caso, desde la suelta de los toros que correrán alocadamente a todos aquellos que festejan las andadas en Pamplona. Asoma el deseo de una fiesta multicolor que atrape corazones y emociones surtidas, como cuando niño…
ISIDORO GUIDROBROS.
 

DEMASIADO TARDE

Armando Aravena Arellano

Se lo había regalado hacía años. Había recorrido las tiendas más elegantes buscando el modelo preciso. Creyó que aquello podría ser la llave de la felicidad. Pero ella nunca quiso tomarlo en serio y sólo – no bien lo hubo observado con cierta desconfianza – lo introdujo en esos cajones, que suelen permanecer guardadas de por vida. Para ambos la escena solo quedó en el recuerdo.
Él fuera de haber preguntado dos o tres veces por el regalo definitivamente lo olvidó. Pero fue en aquel aniversario de matrimonio, que cada año coincidía con las fiestas de San Fermín que ella pensó que quizás pudiera ser una buena ocasión para usarlo.
Desdobló con todo cuidado el fino baby dall, que por tantos años había mantenido guardado. Luego se dirigió hasta la alacena y extrajo la botella de brandy. Se sirvió en una pequeña copa. Tras esperar algunos minutos se dirigió a la recámara familiar. A desnudez completa se calzó la sensual prenda y luego se asomó primero y después entró al dormitorio.
– Amor – llamó y luego procedió a dar unos pasos acordes al sentido de la prenda.
El anciano, que dormitaba, abrió apenas los ojos y luego se dio vuelta para seguir durmiendo.
 

CALLE PAULINO CABALLERO Nº9

Juan Antonio Ortiz Setién

-¿Aita tienes los ojos vidriosos? ¿no te pondrás a llorar?, estate tranquilo que lo voy a hacer bien, tendré mucho cuidado. -¿Sabes que esta faja perteneció a tu bisabuelo?, después la hemos utilizado el aita, yo y ahora te la cedo a ti. Y ¿sabes que ninguno de nosotros quería desprenderse de ella?, eso suponía ceder el testigo y… -Ya hemos tenido esta conversación otras veces papá. La llevaré con orgullo. -Qué pensarían ellos si te vieran? -Pues, creo que estarían orgullosos de verme correr con su faja, lo voy a hacer bien, confía en mí. -Claro que confío. Átate el pelo, que no te moleste durante la carrera. -Yaaaa papá, ya lo sé. -Anda dale un beso a tu aita y marcha, que se te va a hacer tarde hija. 


X Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

Rosa Iraizoz Turrillas

Faltaban apenas unos días para San Fermín!

De pronto escuché un ruido, parece que procedía del altillo de mi armario. Me subí en una silla y abrí la puerta.

Al hacerlo, una gran bolsa se precipitó sobre mi, al tiempo que se abría y desparramaba su contenido.

Pantalones, camisetas, fajas y pañuelos

Pero que pronto volvéis!, pensé, si parece que fue ayer cuando os recogí!

Miré las prendas y sonreí! Estaban todas! Las de mi marido, hijos y nietos.

Pensé, que como otros años, habría que correr algún botón, sacar más de un bajo y volver a intentar lo imposible,quitar las manchas que dejaron otros san Fermines pasados.

En ello estaba, cuando me di cuenta de lo afortunados que éramos!

Daba igual como estaban las prendas, lo importante es que estábamos todos los que nos las pusimos el año anterior!!

Nuevamente veré salir a todos de casa blancos y alegres.

Volverán las magras con tomate, el ajoarriero y con ellos la frase ¡MAMA QUE RICO ESTÁ!

Y yo les miraré orgullosa y les diré lo mismo de siempre. PASADLO BIEN Y HACÉDSELO PASAR BIEN A LOS DEMÁS !

¡VIVA SAN FERMÍN! 

ES ALGO NUESTRO, ES DE TODOS

Rosalía Otazua Aramendi

Aquí estoy, en medio de la plaza del ayuntamiento, apretujado entre tanta gente, en un vaivén involuntario, con el pañuelo levantado sobre mi cabeza esperando el gran momento, ese que no se puede describir, ese que hay que vivirlo, disfrutarlo, sentirlo; es tal la emoción, que no puedo contener las lágrimas de alegría, esas que desdibujan lo que me rodea, conviertiendo el escenario en un hermoso lienzo repleto de pinceladas rojas y blancas, de sonrisas; cierro los ojos y en mis oídos penetra el clamor de miles de personas que no pueden aguantar las ganas de soltar esos sentimientos que llevan dentro, acumulados durante el año, en una explosión sin igual, en un grito de libertad por sentirse vivos y desear compartir esa pasión incontrolable, contagiosa; Sanfermines es el estruendo del chupinazo, es el absoluto silencio del encierrillo, es la noche atravesada por esa carga de colores que rompen los oídos e hipnotizan el alma, es el olor de las flores, de la ropa blanca , el olor del miedo en el encierro, es el “carpe díem” de la juventud, la tierna nostalgia en los párpados arrugados, la ilusión en los ojos de los niños; es algo nuestro, es de todos. 

PANEGÍRICO

Isabel María Almagro Morillas

Mi corazón se oprime y sonrío diletante cuando Pamplona acoge con vehemencia el cántico que hace vibrar espasmódicamente a quienes sienten la llamada de san Fermín. Rostros acicateados presencian la fiesta rozagante que empapa de candor a un universo variopinto donde se arraciman indómitos corredores que exudan esperanza y pasión por el momento apremiante. Miradas rutilantes deslumbran en una mañana resollante; los aromas almizclados inundan las calles y se palpa la ilusión por sentir, vivir y cantar junto a aquellos que nos abrazan emocionados. Como un emblema enardecido que exhibe por bandera su tierra, moviéndose a un ritmo concomitante los brazos que saludan un año más. El rugir estentóreo que orgullece a su ciudad con la cadencia de un murmullo que aflora desde que tengo memoria. Luce, relumbrona, que anhelo por abrazarte, Pamplona. 


X Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

JUSTICIA AL CORAZÓN

Jorge Burneo Celi

Abuela, llegué tres días antes y me fui tres días después. Tenía que conocer todos los detalles de la celebración. Los días previos provocan demasiados sentimientos, cuando el momento se acerca, la ciudad se envuelve en una atmósfera de romanticismo. Es igual a lo que produce la primavera, respiras alegría en cada una de las calles.

No sé cómo explicarte el chupinazo, pero lo voy a intentar. ¿Recuerdas cuando el abuelo regresó de su viaje? Tus ojos brillaban de la emoción, habías esperado ese momento con todo tu corazón. Las miradas de todos alrededor del ayuntamiento tenían un brillo similar, buscaban felicidad y el momento había llegado. Los encierros, bailar el «Riau Riau», los gigantes, todo tiene su magia. Un pedacito de cielo se escapa en esos días y se posa sobre la ciudad. Lastimosamente todo tiene un final, el último día de celebración todos cantamos con emoción «pobre de mí que se han acabado las fiestas de San Fermín». La tristeza inundó muchos corazones, pero se mezclaba con la algarabía de lo vivido. Los días posteriores la magia no abandona el lugar, sobrevive en sus habitantes. Po eso el próximo año volveré, sería injusto con mi corazón no hacerlo.  

«BUENAMUERTE»

Pablo Ferreiro Alonso

Eran estas mismas fechas, hacia quizás unos dos años. Desde la pequeña loma contemplaba la dehesa y los pesados bultos oscuros que se desplazaban perezosamente por el manto verde protegido por robustos alcornocales. Reflejaban su vida. Esa misma vida que había quedado dividida en dos por las fiestas de San Fermín, a las que Rubén había acudido como otras veces tras la llamada de sus amigos de Pamplona, “su cuadrilla”.
Le había visto alejarse en su moto, con su mochila y su experiencia adquirida con esfuerzo, como la de los otros mozos que se encargaban de esa parte más sacrificada, menos visible, pero necesaria para que todo saliera bien; para que la gente disfrutase y la fiesta fuese otro orgullo para Pamplona, y en el mundo, como siempre.
Allí entre la gente, con la faja roja sobre camisa blanca, disfrutando su afición, pero vigilantes en los encierros con sus armas, quizás un periódico y valor. Suficiente para reconducir la testuz de los astados. Tuvo que ser aquel americano borracho, quizás queriendo emular a Hemingway. Y pasó. Precisamente Buenamuerte, de su propia divisa, corneó inesperada y mortalmente el protector cuerpo de Rubén en aquel último encierro. Sí, hacía ya dos años. Ayer.
 

MOMENTO GIGANTE

Natalia Bermejo Martiartu

Este año, Braulia y Toko-toko están de enhorabuena. ¡¡¡Son los protagonistas del cartel anunciador de las fiestas de San Fermín!!! Braulia se pone muy nerviosa, no le gusta mucho llamar la atención, pero Toko-toko, que ha soñado muchas veces con este momento, no puede estar más orgulloso. Joshemiguelerico, con mucha guasa, le dice que parece que ha crecido y todo… mientras los demás, se dan codazos y comentan la jugada divertidos. Y con un poquito de envidia, porque a todos les gustaría salir en el cartel que anuncia las «fiestas más famosas del mundo entero», como les gusta decir a Joshepamunda y a Esther Arata, cada vez que hablan de fiestas, ceremonias o tradiciones que se celebran a lo largo y ancho de nuestro planeta.
Braulia y Toko-toko, siguen inmersos en los preparativos. Ya han recogido sus maravillosos trajes de la tintorería, el arco está tenso y brillante, el carcaj repleto de flechas de colores, las joyas relucientes y las sonrisas en el corazón de estos dos fantásticos gigantes, que nos emocionan año tras año, cuando nos bailan el, ya imprescindible, «candombe para José». 


X Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

FORÁNEOS Y VECINOS PROTAGONISTAS DE UNA SINGULAR FIESTA

María Eugenia Quintana Martínez

De juerga ininterrumpida llevamos ya 9 días. Las calles se visten de alegría, dibujando una fiesta singular y mundialmente conocida. La ciudad convierte al viajero en protagonista del disfrute de la fiesta.
Llevamos el pañuelo anudado al cuello como marca la tradición mientras las fiestas estén vivas. . De blanco y rojo, camiseta o camisa con pantalones, faja y alpargatas . Ir atractivo , al tiempo que cómodo y manchable.
Los toros ya están esperando para correr el último encierro. Emoción, devoción, sentimiento, tradición y valentía en la Cuesta de Santo Domingo y un enorme espíritu de solidaridad.
Todos compartimos en silencio esa sensación de miedo desde el cántico a San Fermín justo antes del cohete que da comienzo al encierro. A partir de este momento la mente se queda en blanco, y sólo se piensa en correr.
Estamos ya próximos a que el último astado entre en la plaza y asoma un halo de tristeza en el semblante.
Dentro de unas horas, toca desanudar los pañuelos, tras el “Pobre de mí”, que se llevará los últimos ecos de San Fermín.
El año próximo, vestiremos nuevamente de rojo y blanco para repetir una vivencia inigualable .
 

ESTAMOS LOCOS

Hodei Bustamante Béjar

Le prometí en secreto, por aquel capotico, que si salía de esta, lo haría una última vez.
Anudé el pañuelico a mi cuello y besé la silueta del patrón: aquel regalo del abuelo, mi talismán, siempre me había acompañado.
Derramé unos susurros alentadores.
El miedo y el temor, puntuales, acuden a su cita. Por muy experimentado que uno sea, no termina de acostumbrarse.
Estamos locos.
Amamos la adrenalina. Engancha.
En Pamplona, en sus calles, hombre y astado confrontan sus oportunidades.
Estamos locos.
Valientes con miedo. Temerarios que se entregan a la suerte de sus piernas.
Saboreamos el momentico. Buscamos coger toro.
El cohete retumba en las alturas.
En un acto instintivo llevo mi mano al costado y descifro la cicatriz, casi mortal, que 1 año atrás me apartó de la tradición familiar, y hoy, por última vez, morirá con aquel encierro.
Cojo aire y miro al cielo. El corazón a ritmo de metralleta.
Sonrío.
El animal bufa en su carrera, gana metros y pisa fuerte. Se apoya en la manada de hermanos y con derecho pleno se abre paso, amenazante, con agudas cornamentas.
Estamos locos. Dicen. De remate. Pero eso no se elige, se mama: Va por ti, San Fermín.
Y por ti, abuelo.
 

RECORRIDO.

Maria Eugenia Lopez Salmeron

Calor.
Ruidos.
Algunos estridentes, metálicos, de charanga exhausta pero insistente. Dianas con cuerpo aterido de gaupasa y Pasacalles vermuteros
Otros de clamor y exhalación abortada. En balcones, postes y farolas,oteros improvisados, azoteas …
…y en el coso que recibe un vertido de adrenalina,sudor, pelaje, sangre, testosterona resacosa …
…a la vez que adquiere ése tono cálido del sol saliente, entibiando graderios y dando la primera vuelta al ruedo, del día, sin pedir trofeo, aunque otorgándolo.
Voces de piropo y griterío confuso, jaleando embrutecidamente. Fuente de Navarrería y otros «templos paganos».
A veces, cantos melódicos y copla sentida, en cuanto se retan amables joteros con la entraña en la garganta.

Olores de aceite dulce, unos churros. Y el chocolate!
Aromas de aceites fritos, croquetas y calamares.
Avinagrados de gildas y pepinillos, encebollados de bonito y marineros de mejillonera o gamba con sal gorda.
Bodegueros de jamón lustroso y tortillas entre pan crujiente.

Amoniacados, del sudor y los meados callejeros.
Áspero, de las costras de vino que secan sobre la piel cubierta de ropa manchada.

Fragancia de rosas y lavanda en la colonia de los abuelos, que cruzas en el portal cuando salen a misa.

A caldico de pollo y sábanas limpias, previa ducha.
Por fín!