Archivo por días: 13 de febrero de 2018


IX Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

ASOMBRO DE PEREGRINO

David Gregorio Ruiz Gómez

Hikaru subía por el portal de Francia cargando su mochila y, sintiéndose extraterrestre, atravesaba con dificultad la calle del Carmen hasta llegar a una plaza donde la gente, extasiada, se tiraba desde lo alto de una fuente. Llegó al albergue sin sospechar que le depararía la fiesta.
Decidió conocerla y en el primer bar una cuadrilla lo acogió para el resto del día y de la noche. Él no salía de su asombro a cada paso que daba, las calles y bares a tope,mucha música callejera,todos disfrutando. A los pamplonicas su nacionalidad les resultaba muy exótica y todos hacían por entenderse.
Pasada la noche,a las ocho menos diez esperaba en la plaza del ayuntamiento junto a su amigo Eneko para correr delante de los toros. Le habían explicado qué era el encierro y que sensaciones producía, pero él ni siquiera sabía como era un toro. Notaba a los demás nerviosos, deseándose suerte. A las ocho y media, después de despedirse y con el miedo aún en el cuerpo volvía a `por la mochila.
Sin dormir y cansado seguiría su camino hasta Santiago encantado con las fiestas, con Pamplona y su gente, sin olvidar aquel seis de julio del 2015.
 

MAÑANAS Y GIGANTES

Amaia Valdés Lanas

Recordó aquella mañana en los gigantes, cuando su padre, a mitad del recorrido, decidió dejar de llevarle a hombros, porque ya era una niña grande. Una vez en el suelo, le pareció que, de repente, todo había crecido, menos ella.

Un pequeño tirón de pelo desde lo alto de su cabeza le devolvió a la realidad. Miró alrededor y pensó que, aunque esta vez era ella la que había crecido, curiosamente volvía a verlo todo desde los ojos de una niña: la que llevaba a hombros.
 

TESTIMONIO

Andrés Lopetegui Santos

-…es difícil de explicar, estás ahí de pie, intentando no desmoronarte, y de pronto un rumor que poco a poco se convierte en estruendo y aunque tu cuerpo grita «¡corre!» sabes que debes aguantar un poco más, un poco más o no tendrá sentido, y es curioso porque tienes más miedo por la cara de los otros que se acercan corriendo que por el peligro en sí, no sé si me entiendes, esos rostros torcidos, de los que tal vez se arrepientan y ahora van con el corazón en un puño, y les ves tomar la curva mirando hacia atrás, como en esos futbolines mal montados; casi sería divertido si no fuera porque estás cagado de miedo, y a la vez más despierto que nunca, es algo… Te arden las sienes, invocas al santo y echas a correr notando su aliento en la nuca. ¿Qué puedo decirte? Nosotros vivimos para ese momento, y no pretendemos que nos entiendan.

-Claro, jaja,¿Cuántos años has dicho que tienes? Ocho… Pues muy bien eh… vaya con el chaval y… cómo habla… eh… nosotros cerramos aquí la retransmisión de los cabezudos desde la Plaza Consistorial de Pamplona y devolvemos la conexión a (…)