Archivo por meses: junio 2018


Completando el cuadro (clasificados 7º al 10º) 5

7º clasificado: «Nos encontraremos» de Paula De Andrés Elizari

Te encontraré. Con el tiempo reposando en las pestañas y alguna arruga más, acusadora de los años pasados desde aquel siete de julio. Subirás por la calle Estafeta sintiéndote orgulloso de haber corrido otro encierro. En tu mano, una cerveza; no podía ser de otra manera.

Me encontrarás. Con la mirada ardiendo y mi expresión seria, la que decías que me volvía tan guapa. Bajaré por la calle Estafeta dejándome llevar por la corriente blanca y roja. Suavizaré los labios y, finalmente, te sonreiré. En mi mano, una cerveza; no podía ser de otra manera.

Tú alzarás tu vaso hacia mí, imperceptible, queriendo decir: hazme volver a sentir como cuando nos comimos Pamplona a bocados en ocho madrugadas. Yo responderé al brindis desde lejos, queriendo decir: hazme volver a sentir como cuando me esperabas en lo alto del vallado para besarme.

Nos temblarán un poco las manos. La espuma de mi cerveza se balanceará cuando mi hijo me estire de la faja porque viene Caravinagre. La espuma de tu cerveza se balanceará cuando tu mujer te saque a bailar tras la charanga. Y entenderemos, ya tarde, que no debimos bajarnos de aquella noria: la de los únicos Sanfermines que han importado nunca.

8º clasificado: «La crisis del sector» de Mikel Arilla Álvarez

—No te apures, Caravinagre. Los tiempos cambian. Lo que deberíamos hacer es pensar en cómo innovar, diversificar los ‘vergazos’… Es cuestión de organizar una tormenta de ideas.

Solamente Patata parecía convencido de poder dar la vuelta a la situación. Barbas y Napoleón, apostados en la acera, sucia y pegajosa, apoyaban la barbilla en las manos, cabizbajos, mientras cuatro mozos beodos les incitaban junto a la puerta de la Sociedad Gazteluleku. Coletas pegó una sonora palmada en la espalda de Berrugón y sobresaltó al resto.

—¡Ya lo tengo, compañeros! ¡Hagámonos youtubers! Contamos nuestras andanzas, ponemos vídeos de persecuciones graciosas… nos conectamos con el público objetivo que estamos perdiendo —exclamó.

Caravinagre hizo honor a su nombre y emitió un gruñido de desaprobación.

—Si precisamente es por los dichosos móviles por lo que se nos están escapando los niños. Da igual que corramos como guepardos detrás de ellos. No es que no tengan miedo… ¡es que les da pereza sentirlo! —dijo.

De repente, una niña de unos siete años, de cara pizpireta y sonrisa amplia, se plantó delante de ellos, sacó un martillo de juguete y lo estampó en la nariz de Caravinagre, dejándole petrificado.

—¿Un sorbete, chicos? —preguntó resignado Berrugón.

9º clasificado: «Érase una vez…» de Jesús Gella Yago 

La plaza está cerrada y los carpinteros desmontan los vallados. Los balcones siguen llenos, sobre el del ganado se impone el olor a churros, llega música de gaita y tamboril. Las carreras se celebran con abrazos y los cuerpos demandan almuerzo.

Ha sido la primera vez de Ernesto. No ha podido coger toro y ha perdido una zapatilla. Se reúne con sus dos hermanastros en Telefónica. Ellos han bordado el último tramo y se burlan de su pie descalzo. Su padrastro también lo hará, siempre dice que no vale para correr. Si la vecina no le hubiera prestado la faja de su marido y aquellas zapatillas tan cómodas, no se habría animado. Por eso lamenta haber perdido una y quiere ir a buscarla.

Baja por Estafeta y entonces la ve, doblando la curva de Mercaderes. Tiene su edad y el pelo castaño recogido, aunque un mechón le parte la frente. Al localizar al chico que cojea explorando portales y bordillos, agita la zapatilla en alto.

—Pruébatela para asegurar que es tuya —dice ella medio en broma.

Ernesto se calza la zapatilla y cruzan una sonrisa.

Es temprano y falta mucho para las campanadas de medianoche. A San Fermín le queda magia de sobra.

10º clasificado: «Ensayo antropológico (Dr. Jenssen)» de Carlos Servent Mañes

Al acabar el acto disfrutamos de un pequeño ágape. En el paseo hasta el centro, la gente en la calle también cumplía el protocolo de la ropa blanca y pañuelico rojo. Llegamos a la plaza del Castillo, había un gran bullicio con los gigantes y cabezudos y el sonido de las gaitas. Unas cervezas antes de comer y después a los toros. De allí salimos junto a las txarangas y recorrimos las calles bailando “Paquito el chocolatero”.

Tomando vinos en la Estafeta, parecía que todo el mundo hablaba a la vez.

Me invitaron a cenar en una peña, había muchísima gente, ningún conocido pero ya todos me llamaban Patxi. Estofado de toro con vino rojo y luego algo de pacharán hasta el amanecer, para ver el encierro.

Dos días más tarde, mi mujer, al recogerme en el aeropuerto de Oslo para ir a casa me preguntó por la conferencia en la universidad de Navarra y mi estancia en Pamplona. Me vino a la mente la imagen de Arantxa preparando con las manos los bocadillos de ajoarriero, sacado directamente del enorme barreño de color verde en el alero de la plaza de toros y le dije: “Todo bien, sólo que el bacalao lo preparan diferente”.


Más relatos finalistas (clasificados del 4º al 6º)

4º clasificado: «Fiesta» de Plácido Romero Sanjuán

Siempre quise que mi hijo leyera. Le regalé los libros que realmente me habían gustado a mí. Stephen Crane, Edith Wharton, Scott Fitzgerald, John Steinbeck, Dashiell Hammett, Isak Dinesen, J. D. Salinger, Harper Lee. Grandes autores. Eso sí, jamás le regalé ningún libro de Faulkner; ese escritor me parece ampuloso, hueco, insoportable. Desde luego, también le fui dando a leer las grandes novelas de Hemingway: Adiós a las armas, Por quién doblan las campanas, Fiesta. Algo que no paro de lamentar desde que recibí aquella llamada desde Pamplona.

5º clasificado: «De mano en mano» de Roberto San Martín San Julián

El chupete. Aquel que un día se llevó un gigante. Sanfermines de silleta. Atascos por las calles siguiendo a la comparsa. El teléfono escrito en mi antebrazo. ¡A las barracas! Los caballitos, el tren de la bruja. Un algodón de azúcar que me ensucia la cara. Las toallitas de mi madre. Un globo. La verga del kiliki. El zaldiko. Corriendo en el torico aúpa de mi padre. Bombetas. La ficha naranja para los autos de choque. Revolution. La paga de mi abuela que vuela de mis manos. Amigos y libertad. El champán para tirar. Esa riñonera donde cabe todo lo que necesito. El móvil viejo por si lo pierdo. Los primeros cachis, algún que otro cigarrillo. Las gafas compradas a un mantero. Los churros de la Mañueta al volver a casa. Los cubos de la plaza y esa bota llena de mezclas imposibles. La pancarta de la peña. Mi novia. El periódico enrollado corriendo por la Estafeta. El almuerzo. Mi mujer. Una tarde de paseo y un bocata en el bosquecillo. Las casas regionales. Las lágrimas de mi hijo asustado por los fuegos. El vermú. El frito empapando de aceite su servilleta. ¡Hija, ten cuidado! De nuevo el chupete colgado de un gigante.

6º clasificado: «Desconocido» de Pablo Valdés Sánchez

Lo he vuelto a hacer: estoy durmiendo con un desconocido. Otro más. Fuerte, joven. Como siempre. Tampoco esta vez me atreveré a contarle nada. Sí, son sanfermines, es lo normal, de acuerdo. Él se ha quedado dormido y respira tranquilo, a pesar de los gritos y el estruendo de las peñas. Tengo ganas de despertarlo, de decirle la verdad. Pero no lo haré. Como siempre. Le dejaré dormir un poco más y le daré los buenos días con mimos y arrumacos. ¿De qué serviría advertirle del peligro? Tiene que correr, está en Pamplona, aunque no sepa nada ni haya oído hablar siquiera de la resbaladiza curva de Mercaderes. No, no le diré nada.  Aunque sé que nunca pasaremos otra noche juntos, le acompañaré en silencio hasta la plaza de toros y me iré sin despedirme. Como hago siempre. Como hacemos todos los cabestros cada mañana a las ocho.

 


Segundo y tercer clasificado 1

2º clasificado: «Un Bloody Mary el 14» de Eva B. Elizalde

Adoro la frescura mañanera de Iruña el 5 de Julio. Nada tiene que ver con la de Barna. Tengo que ir a la Curia, la abuela me espera. Le acompañaré al mercado a hacer la compra sanferminera. Casi nadie de los que estaban, hoy están.

Ella no recuerda… y yo me alegro.

Prepararemos lo de siempre; ajoarriero, magras y las lechezuelas para el 7. Adoro verle sonreír con la mirada perdida cuando revisa sus 53 pañuelos que esconde como tesoros. Vive los Sanfermines con todo el protocolo recurrente con el que cree se debe hacer, aunque ella no recuerde, o a mí me cueste entenderlo…

Siento nostalgia con la frescura mañanera del 14. Me alivia. Acompañaré a la abuela a su cita secreta. Después de La Octava, iremos al Iruña.

La siento nerviosa subiendo la Chapitela. Nos sentamos en la mesa de siempre, pedimos un Bloody Mary y esperamos.

Hoy no llega.

En su mesa, un joven también guiri termina su Bloody Mary. Nos mira con complicidad, sonríe y coloca su pañuelo sobre la mesa. La abuela lo recoge, el 54, recuerda… y yo me alegro.

Ojalá esta noche, en alguna barra de la Navarrería, encuentre un primer pañuelo que no me permita olvidar.

 

3º Clasificado: «La atracción» de Javier Casado Mayayo

Fue en el 95, después de los fuegos. «Un viaje y a casa», le había advertido su madre, como de costumbre, antes de entrar en las barracas, pese a que siempre terminaban siendo dos o tres. A su edad, el mejor momentico de los Sanfermines estaba en Yanguas y Miranda, y desprendía aromas a gofre y algodón de azúcar.
«¡Pues al saltamontes, que no lo he probado nunca!». Aitor lo había elegido casi sin pensar, como cuando se montó en el Revolution, años después, nada más comer. O el día que se subió a la Barca Vikinga con la pata escayolada. De txiki había pasado una semana entera en vela por culpa de la Casa del Terror, y superó su miedo a las alturas gracias a la Noria. Y aunque aún hoy le van las emociones fuertes y las montañas rusas de sensaciones, jamás ha vuelto a experimentar en un solo segundo tanto pánico, alegría, inquietud, vértigo y euforia a la vez como el que vivió aquella noche de San Fermín, cuando la niña más bonita de Pamplona, con ojos de choque y boca de manzana caramelizada, se acercó dubitativa por el pasillo metálico del insecto de hierro para acabar sentándose a su lado.

 


Fallo del jurado del X Certamen de Microrrelatos de San Fermín

Estimados amigos y lectores, esta misma tarde a las 19:30 en el Palacio del Condestable de Pamplona, se ha hecho público el fallo del jurado del X Certamen de Microrrelatos, con los siguientes resultados:

Primeros tres clasificados:
Ganador: Post-pravda 
por Pedro Zabalza López.
clasificado: Un Bloody Mary el 14 por Eva B. Elizalde.
clasificado: La atracción por Javier Casado Mayayo.

Resto de finalistas:
clasificado: Fiesta por Plácido Romero Sanjuán.
clasificado: De mano en mano por Roberto San Martín San Julián.
clasificado: Desconocido por Pablo Valdés Sánchez.
clasificado: Nos encontraremos por Paula De Andrés Elizari.
clasificado: La crisis del sector por Mikel Arilla Álvarez.
clasificado: Érase una vez… por Jesús Gella Yago.
10º clasificado: Ensayo antroòlógico (Dr. Jenssen) por Carlos Servent Mañes.

Nuestra más calurosa enhorabuena a todos ellos, así como al resto de participantes en este X Certamen que nos han hecho disfrutar con sus trabajos.

Y sin más preámbulos, aquí tenéis el texto ganador al que seguirán la próxima semana el resto de textos en sucesivas entradas:

Post-pravda – Pedro Zabalza López

Udaberria etorri berria zen Moscura, baina Yurik ordenagailua piztu zuenean, kazkabarrak bulegoko kristalak indarrez jotzen zituen. Herri urrun bateko sariketaren finalerako zortzi hautatutako kartelak aurkitu zituen bere postan. “Hegoaldeko hiri honetan eguzkitan eta mauka motzean izanen dira seguru”, inbidiaz pentsatu zuen Yurik. Arreta handirik gabe, irudiak begiratu zituen. “Benetan hau da mundurik festa handiena?”, hausnartu zuen gorri, txuri eta beltzen gatzgabeko nahasketa hura ikustean. Gero, lotutako estekan klik egin zuen. “Hau beste gauza bat da”, onartu zuen, irain zerrenda luze hori irakurtzean: “Lotsagarria”; “Nire lau urteko semeak askoz hobeki eginen luke”; “Bigarrena orain dela hiru urte Santa Anan aurkeztutako baten plagio hutsa da”; “Urtero gero eta itsusiagoak”; “Zer ote da zazpigarrena? ‘Pañuelico-ak’ balira bezala piperrak daramaten zainzuri batzuek?”… “Serio hartzen dute lehiaketa tipo horiek”, harritu egin zen Yuri. “Garrantzitsua izan behar da haientzat”. Beraz, bere ordenagailua detektatua ez izateko zerbitzu sekretuetan irakatsi zizkioten neurri guztiak hartu ondoren, bere ustezko kartel itsusiaren aldeko kanpaina egiten hasi zen sare sozialetan, kaos eragiteko prest. Berehala istilua eta errieta piztu ziren hizketa guztietan. Izugarri poztu zion Yuri hainbeste grinak, oso sakon eramaten diren sentimenduen seinale.  “Agian festa honetara joatea ez litzateke hain ideia txarra izanen”, bururatu zitzaion segidan. “Gerra hotz berri hau irabazi ondoren, noski”.

Post-pravda

La primavera acababa de llegar a Moscú, pero cuando Yuri encendió el ordenador, el granizo golpeaba con fuerza los cristales de la oficina. Encontró en su correo los ocho carteles elegidos para la final de un concurso de un país lejano. “En esta ciudad del sur estarán en manga corta y al sol, seguro”, pensó con envidia Yuri. Sin prestar mucha atención, miró las imágenes. “¿Y ésta es de verdad la fiesta más grande del mundo?”, reflexionó al ver esa mezcla de rojo, blanco y negro carente de atractivo. Después, hizo click en el enlace adjunto. “Esto ya es otra cosa”, admitió, al leer la larga lista de insultos: “Vergonzoso”; “Mi hijo de cuatro años lo habría hecho mejor”; “El segundo es un plagio de uno que se presentó para Santa Ana hace tres años”; “Cada año son más horribles”; “¿Que rayos es el séptimo? ‘¿Unos espárragos que llevan pimientos como si fueran pañuelicos?”… “Estos tipos se toman el concurso en serio”, se sorprendió Yuri. “Debe de ser algo importante para ellos”. Después, tras tomar todas las medidas que le enseñaron en los servicios secretos para evitar que su ordenador pudiera ser detectado, empezó a hacer campaña en las redes sociales a favor del cartel que en su opinión era el más feo, listo para crear el caos. Enseguida las discusiones y alborotos se encendieron en todas las conversaciones. A Yuri le alegró enormemente tanta pasión, señal de sentimientos que se llevan muy profundos. “Quizás no sea tan mala idea ir a esta fiesta”, se le ocurrió a continuación. “Después de ganar esta nueva guerra fría, por supuesto”.


Retransmisión del fallo del jurado

Desde aquí podréis seguir en directo el Fallo del Jurado y la lectura de los diez microrrelatos finalistas de la X edición del Certamen de Microrrelatos de San Fermín. La retransmisión comenzará a las 19:25 y el fallo del jurado arrancará a las 19:30 horas desde el salón del Palacio del Condestable y con entrada libre.