X Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín
UN SUEÑO…
Héctor Alfredo Placenti
UN SUEÑO…
Estacionado sin prisa en la soledad de los recuerdos el actor, intenta recuperar el brillo protagónico del entrevero especial de una disparada taurina.
Domina la escena el empedrado de la calle de corrales y sueña. Sentirse vivo, eficaz, seguro en el visteo para eludir una lluvia repentina de cornamentas que lesione y erosione su piel como ayer…
Mansamente, procederá al masaje epidérmico. Lubricando su piel con ungüento espantosamente oloroso. Baba de búfalo viudo para aliviar dolores reumáticos. Eficaz medicina india. Para cumplir un sueño…
El hombre teje sus fantasías sabiendo que es su último viaje de sensaciones múltiples.
A la espera del chupinazo, recorrerá las calles patrullando una mirada cómplice que lo anime y acompañe. Vibrará con un encanto especial. La fiesta de San Fermín, en Pamplona, lo espera. Tal vez, el santo haga lo suyo…
La emoción, lo lleva nuevamente a esas calles. Donde fue feliz…
Y la felicidad, es un momento que se busca inmensamente desde la salida del sol, o en este caso, desde la suelta de los toros que correrán alocadamente a todos aquellos que festejan las andadas en Pamplona. Asoma el deseo de una fiesta multicolor que atrape corazones y emociones surtidas, como cuando niño…
ISIDORO GUIDROBROS.
DEMASIADO TARDE
Armando Aravena Arellano
Se lo había regalado hacía años. Había recorrido las tiendas más elegantes buscando el modelo preciso. Creyó que aquello podría ser la llave de la felicidad. Pero ella nunca quiso tomarlo en serio y sólo – no bien lo hubo observado con cierta desconfianza – lo introdujo en esos cajones, que suelen permanecer guardadas de por vida. Para ambos la escena solo quedó en el recuerdo.
Él fuera de haber preguntado dos o tres veces por el regalo definitivamente lo olvidó. Pero fue en aquel aniversario de matrimonio, que cada año coincidía con las fiestas de San Fermín que ella pensó que quizás pudiera ser una buena ocasión para usarlo.
Desdobló con todo cuidado el fino baby dall, que por tantos años había mantenido guardado. Luego se dirigió hasta la alacena y extrajo la botella de brandy. Se sirvió en una pequeña copa. Tras esperar algunos minutos se dirigió a la recámara familiar. A desnudez completa se calzó la sensual prenda y luego se asomó primero y después entró al dormitorio.
– Amor – llamó y luego procedió a dar unos pasos acordes al sentido de la prenda.
El anciano, que dormitaba, abrió apenas los ojos y luego se dio vuelta para seguir durmiendo.
CALLE PAULINO CABALLERO Nº9
Juan Antonio Ortiz Setién
-¿Aita tienes los ojos vidriosos? ¿no te pondrás a llorar?, estate tranquilo que lo voy a hacer bien, tendré mucho cuidado. -¿Sabes que esta faja perteneció a tu bisabuelo?, después la hemos utilizado el aita, yo y ahora te la cedo a ti. Y ¿sabes que ninguno de nosotros quería desprenderse de ella?, eso suponía ceder el testigo y… -Ya hemos tenido esta conversación otras veces papá. La llevaré con orgullo. -Qué pensarían ellos si te vieran? -Pues, creo que estarían orgullosos de verme correr con su faja, lo voy a hacer bien, confía en mí. -Claro que confío. Átate el pelo, que no te moleste durante la carrera. -Yaaaa papá, ya lo sé. -Anda dale un beso a tu aita y marcha, que se te va a hacer tarde hija.