Archivo por meses: agosto 2019


XI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

A PORTA GAYOLA

Vicente Guinot Viciano

Cuatro años de matador. Nueve orejas. ¿Me olvidaron? San Fermines, maridaje de pueblo y fiesta. Chupinazo, gentío, encierro, vino y diversión a borbotones.
Un primer figura se cae del cartel. Teléfono,¡bravo!, voy. Simbiosis de ilusión miedo y desafío. Faltan tres días. Tranquilo, me digo. Hotel cinco estrellas. Oleadas multitudinarias invadiendo calles y plazas. Increíble, alucinante, inolvidable. Última noche. Me duermo con el segundo cántico del encierro. Limpio, rápido, peligroso.
En capilla con la virgen de La Soledad. Paseíllo simulando altanería y desparpajo. Tendidos repletos, charangas, botas de vino, pañuelo y faja rojos sobre indumentaria blanca. ¡Ojalá estuviera en la grada!
Clarín. El pánico me paraliza cuerpo y mente. Una fuerza interior y desconocida me impulsa al ruedo. Las suertes se encadenan. La algarabía del coso aumenta. Me perfilo, silencio solemne, estocada hasta la cruz y oreja. Afuera y ajena a mí, la «otra» fiesta también continúa. ¿Sigo envidiándoles?

Me «despierto» en volandas por la puerta grande. ¡Torero, torero! Alguien me arrebata una manoletina. Siento alivio. ¿Cómo estuve con mi segundo? ¡Soberbio, maestro! ¡A porta gayola, lo recibisteis a porta gayola! Gracias, muchacho.
Desde mi posición inestable atisbo las charangas siendo engullidas por un enjambre humano.Apenas les envidio. Ya son once orejas. 

MUXU CABRÍO

Laura Baleztena Pérez

Cada San Fermín, en un marco de loca algarabía, la Garbosa celebraba con sus compañeras la llegada de los extranjeros salvajes. Corpulenta e imponente pero de mirada dulce, fijó sus ojos en el Jandilla mientras se relamía los morros.

Él sabía que ella lo miraba. Nervioso, inclinó la cabeza hacia el pecho con cierto disimulo. Su sospecha se confirmó: apestaba. El eterno trayecto hasta Pamplona los había dejado para el arrastre.

Ella se acercó esquivando al resto de bravucones. El Jandi metió tripa. Testa contra testa, se vieron sorprendidos por la inoportunidad del momento: ¡PUM! Un estallido los llamó al orden.

Él empezó a correr la peor carrera de su vida: apenas un pañuelico arrancado en un asta, ligeros arañazos con sangre en la otra, abucheos del tendido.

Ella entró en la plaza minutos después. Sabiéndose estudiada desde las rendijas del burladero contoneó sus caderas por todo el ruedo hasta que el pastor, desesperado, consiguió devolverla a corrales.

Él juró ganarse esa tarde a la afición y conseguir el indulto. Sabía dónde encontrarla, y regresó al sonido de su dulce cencerro.
 


XI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

PLAZA DE TOROS MONUMENTAL DE PAMPLONA

Leyre Martín De Vidales Huarte

Todo había acabado. Al principio no era consciente de la pérdida pero poco a poco me fue embargando un sentimiento de tristeza difícil de explicar. Pasaban los días pero yo no era capaz de volver a ser la misma. Me sentía vacía, vacía y sola. Me sumí en un letargo que parecía no tener fin. Por un instante creí percibir algo diferente en el ambiente. Algo había cambiado. Sentí un ligero temblor, pero un segundo después me temblaron hasta los cimientos. Lo que al principio parecía un sonido lejano o un murmullo se convirtió rápidamente en un estruendo, un auténtico estallido. Había olvidado mi razón de ser. Mi razón de vivir. Por fin volvían mis días. Los días en los que buena parte de la ciudad se acomodaba en mis brazos. Mis días de blanco y rojo. Mis días de faja y pañuelo. Mis días de alegría. 

RECORDAR ES MÁS FÁCIL EN SAN FERMINES

Zaira Palanco Souza

El corazón latiendo a mil, la gente gritando, todos de blanco y rojo, de repente un sonido ¡pum! suena en el aire y la gente grita aun mas todos son felices, al fondo se escucha ¡viva san Fermín ! ¡Gora san Fermín!
En ese instante se gira y veo unos ojitos brillantes grandes con cara de curiosidad. su pequeña carita se ilumina cuando le digo feliz san Fermín hijo. El dia que el tanto anhelaba habia llegado. Venga mamá vamos a ver a los gigantes. corriendo para coger sitio y estar en primera , fila bailar con ellos etc ¡Mamá escondete ahí viene cara vinagre! todos empezamos a correr riéndonos ,disfrutando de ellos, recordando nuestra infancia … Va a almorzar que ya hay hambre. ¿Abuelos sabéis que me a pasado? Sin soltar el pan, empieza a contar una de las muchas experiencia que jamas olvidará . Asi empieza el debate entre los mayores cuando yo era niño… y gracias a él todos volvemos a ser niños en SAN FERMINES. 


XI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

ESPÉRAME

Ramón Llanes Domínguez

De par en mañana llegaré a Estafeta tal vez mostillo y canucido para alentarme con las excelencias del Santo, que Fermín me llaman desde tiempo de nacencia, y a la prisa de estar alcorzaré con mi laminera pasión por saber de vosotros, disfrutar sin lacha de cuanto me presente la dulce pócima del destino. Espérame delante de las astas zahínas que ocuparán nuestros muérdagos y nuestras filandrias, espérame con el abrazo pamplonica, con el vino en bota o en pozal, con el txiristole en hombros y la tarde plena, sin amoñigar las horas, sin ponerle caducidad a los días. Yo vendré ahíto de pañuelo rojo en el alma, con txirrinta de verte, con los cupos del afecto en plenitud de querencia; vendré a ti, amigo, a ocuparte el espacio todo por todas las veces que nos tuvimos lejos, a recordar contigo mi nombre, a vivir las carencias que nos faltaron, a percibir cómo son aquí los entriparraos de que me hablas, cómo la cartaja y cómo escachar nosotros desde ahora la nuestra difícil distancia. Y así, en la efemérides del deleite, San Fermín nos dará el regusto plácido hasta evitar los inapetentes momentos de la piltra. Espérame que yo llegaré devocionalmente atento.
 

LA ESPERA

Pedro Jose Gallardo Romero

La gente está de pie, charlando unos con otros con tranquilidad, los veteranos recuerdan a los más jóvenes las buenas maneras de correr, de acompañar y manejar las situaciones con los toros y los demás corredores. Según oigo, los corredores pueden ser mas peligrosos que los toros, así que -ojo con ellos!- oigo decir a uno.

Se oyen voces lejanas, gritos, pero no de pánico, son grupos de corredores hablando unos con otros, poco a poco esos gritos se sienten mas cercanos, miramos calle arriba, nadie se mueve, todos miran en la misma dirección que yo.

De repente veo gente corriendo aparecer por la esquina del final de la calle , los que antes estaban quietos empiezan a correr, y vienen hacia donde yo estoy, cada vez mas cerca, y cuando llegan a mi lugar, empiezo a correr.

No veo nada, pero corro, mirando hacia atrás, y solo veo gente correr. Miro de nuevo hacia atrás, la gente se aparta abriendo una brecha, y aparecen dos toros. No puedo casi contener el subidón de adrenalina, corro mas rápido, miro a mi lado y uno de ellos esta a mi lado, magnifico, noble y poderoso 


XI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

CICATRICES PARA NO OLVIDAR

Carlos Heras Paniagua

—Abuelo, ¿y esta cicatriz que tienes en el brazo, qué es?
—Eso es un recuerdo de hace mucho pero mucho tiempo.
— ¿Qué pasó?
—Entonces yo era tan travieso como tú. ¿Has oído hablar de los Sanfermines? Pues de joven fui a ese lugar. ¡Qué maravilla de ciudad! Todo era una gran fiesta. Había música, bailes, concursos, bebida, tapas, toros… nunca he visto nada igual.
—Pero abuelo, eso no explica la marca de tu brazo.
—No seas impaciente, renacuajo. ¿Sabes lo que es un encierro? Pues con dieciséis años recién cumplidos se me ocurrió meterme en uno de ellos. Era la primera vez que iba y, ¿cómo no iba a hacerlo?
— ¿¡Quieres decir que te pillo un toro!?
—Me rozó. Pero lo suficiente como para dejarme esta marca de por vida.
—Debiste pasar mucho miedo, una marca así no se olvida.
—Hay marcas más profundas que nunca se olvidan. —Entonces sacó una vieja foto de su billetera—. Este de la izquierda soy yo de joven. El del medio Guillermo y. el de la derecha, Iván. Prometimos volver a hacer ese viaje. Nunca pudimos y ahora ya no los tengo conmigo. ¡Prométeme que lo harás por nosotros! 

THE SUN RISES

Anna Chumbe Gill

He lay on the bench beside me. We were in Plaza del Castillo. White shirts began to dot the Café Iruña, like flowers opening. The sun had not yet risen. The air smelt like very early morning, like coffee and longing, the way it does in spring or before summer vacations. It smells the same the world over.

“What were you doing here?” I asked him. He didn’t answer, and it was too early for me to read him. He looked around the square, taking it in in as few words as possible, missing nothing. Facts only. He never gave answers.

“What are you looking for?” he asked. My eyes flitted over the callejones, caught by red scarves, like the bulls, I thought, searching capes, lives flashing by. A girl in a red scarf. Had it really been years?

“You came back too,” I said. “Did you find what you were looking for?” But he closed his eyes again.

At that moment, the sun rose. The light hit his upturned face, lay on his eyelids. I could read him now. It dawned on me. I closed Fiesta, left Hemingway on the bench, got up.

Another day of san fermines had begun.
 


XI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

DIRECTOS A LA FIESTA

Diego Buruaga Miruri

Los esperaban a las puertas,sin saber,si vendrían directamente a por ellos o los sorprenderían de alguna manera.¿Serían los toros,los gigantes o los fuegos artificiales?¿Y si lo que era,era la música de Los Fueros?…Nunca lo sabremos,porque lo que aquella mañana y aquella noche les deparaban,era a todas luces un sueño por el que mejor,no preguntar.Y al final,la Fiesta,se presentó explosivamente de aquella manera con aquel txupinazo,en los cielos de Pamplona.
¿Y qué era aquello que se veía allá a lo lejos en medio de la noche de las velas? Era el Pobre de Mí. ¿El Pobre de Mí? -preguntó uno de los chicos -sí,le contestó otro -es cuando todo acaba y todo vuelve a empezar, -el tiempo de espera,la escalera,pero…¡ya falta menos! 

RECUERDOS, TAN SOLO RECUERDOS…

Kevin Guadalupe Rodríguez

Recuerdos, muchos recuerdos. Recuerdo cuando paseaba con mi abuela en un mar blanquirojo de gente. Entre gigantes y cabezudos asomaban sus estructuras metálicas, de colores verde y amarillo. Recuerdo que siempre señalaba a mi abuela todos los premios que me gustaban. Me hacía ilusión todos ellos y a mi abuela también. Pero ella solo se fijaba en los balones, las muñecas y las chuches para nosotros.
Recuerdo un día fijar mis ojos embelesados en una flamante “bici”. Allí estaba, suspendida entre sus barrotes, en lo más alto de su gigante estructura. Había decenas, pero ninguna como ella, destacaba por sus flecos de todos los colores.
– ¡Abuela, abuela! ¡Compremos un boleto!
– ¿Solo uno, cariño?
– ¡Sí, porque estoy seguro que con ese me toca lo que quiero!
Al final siempre comprábamos para toda la familia. Son tantos recuerdos entre “Sarasate” y las Comparsas que hacían que el mes de julio sea el más esperado del año.
Recuerdos que quedarán siempre en mi memoria. Recuerdos, que el próximo año tal y como conocíamos la tómbola, cambiará. Pero seguro la ilusión de los niños y mayores, no lo hará.