Archivo por días: 1 de noviembre de 2019


XI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

EL MILAGRO DE SAN FERMÍN

Julio Sánchez Mingo

Dice mi amiga Campo que al creer intensa y apasionadamente en algo que no existe, lo creamos.
Ginés Morata, el prestigioso científico, afirma: «Dios no nos ha creado a nosotros: los humanos hemos creado a Dios”.
Son milagros que obra la mente humana.

En la cuesta de Santo Domingo, antes de la suelta de los morlacos desde los corrales, los mozos, casi todos ellos descreídos o no practicantes, presos de la tensión, recitan con fervor:
«A San Fermín pedimos por ser nuestro patrón, nos guíe en el encierro dándonos su bendición. ¡Viva San Fermín!».
Un escalofrío de emoción sacude a todos, corredores y espectadores. Es el momento más intenso de toda la fiesta, el instante previo a enfrentarse a un peligro cierto, con un triste periódico enrollado como única arma.
Y se manifiesta el prodigio de la mente humana y todos creen en el santo y su intercesión. Es el milagro de San Fermín, el capotico que a todos cubre. 

¡NO ÉRAMOS TAN DIFERENTES!

Mar Conde Fernandez

El whatsApp habia llegado al grupo. Nuestro viaje anual programado desde hacia años nos había llevado a Estambul, Berlin, Roma, El Cairo, Londres y ahora Pamplona. ¿Qué nos podía llevar a Pamplona? Las cuatro buscábamos emociones tan distintas como eran nuestras personalidades.

“ 1- Plan: “Diversión ocho días ininterrumpidamente lo daremos todo!
2-“¿Pamplona? Qué se nos ha perdido allí?”
3-“Yo quiero playa y un socorrista que me reanime…jajaja!
4- Yo prefiero otro rollo… bueno si lo dedicimos entre todas por mi ok!!
1. ¡Venga chicas! ¡Lo pasaremos genial!
DECIDIDO: NOS IBAMOS A PAMPLONA!

Pamplona se daba a todo aquel que quisiera llegar, daba igual de dónde ni el porqué. Sentadas en un banco disfrutando del Dia, una anciana se acercó. Hablaba de la ciudad como de una bola de cristal donde se entremezclaba juventud y nostalgia; Tradición y modernidad. Gigantes. Sol y Sombra; Pasiones pasajeras y amores de toda una vida. Pamplona, antes y ahora, la del presente y del recuerdo. Lo entendimos todo. Debido a la enfermedad, su cuerpo tenía 80 pero su mente había retrocedido a los 23. Pamplona se habia quedado grabada en su memoria y en la nuestra. No éramos tan diferentes. Se levantó y, sin hacer ruido, se fue.