Archivo por días: 14 de noviembre de 2019


XI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

PANTONE

Elena Olivella

¡Zasca! Así es la vida, que te besa o te abofetea. Años y años esperando ir a los encierros y un paso desleal me corta el rollo y me fastidia el tobillo. ¡Maldita sea! Obligado retiro fiestero con musiquilla de fondo: “Que si sólo tienes dieciocho tacos, que si un año pasa rápido” Pero ¿qué me están contando? Que son los sanfermines, palabras mayores ¿eh?
Cojo mis pinceles y el lienzo. Mi rabia se diluye en las pinturas y me queda un cuadro cojonudo. Me he dibujado con mis colegas corriendo por la calle Estafeta. Le he dado color al griterío. He usado el blanco “corre” y el negro “a que te cojo”.
Hoy siete de julio doy por terminado el cuadro pero no mi condena tobillera. Me amodorro en el sofá…
Estoy corriendo delante de los toros. Josetxo me rasga la camisa al caer. Entiendo ese miedo recubierto por un subidón de adrenalina del que me habían hablado. ¡Qué pasada!
Oigo la voz de mi ama: “Hijo, despierta”. Tienes el tobillo hinchado y estás sudando. Llevas un roto en la camisa. ¿Qué has estado haciendo? Mi sudor huele a acrílico y en el cuadro, ahora, mi camisa está rota también. 

HOTEL SAN FERRMÍN

óscar Fraile

Aquí estoy en el autobús, camino de Pamplona. Ya había reiterado a los amigos que yo ya no estaba para tanta fiesta y que prefería unas vacaciones tranquilas; en fin. Parada en Burgos, el tiempo justo para la «meadita» de turno y comer un refrigerio a toda prisa. Camino de Vitoria y las tripas que empiezan a rugir. Ya está, la maldita mayonesa del bocata.
Tras el interminable viaje, llegamos al hotel; sencillo, pero la amabilidad de la recepcionista, excepcional. Nada más subir a la habitación me tiro en la cama. Éstos, preparándose para la fiesta, risas, copas, ver el encierro y yo, retorciéndome de dolor.
-No salgo- les comento.
-Aguafiestas- me responden
Me daba igual. Bajo a recepción. Al verme en ese estado, Elisa, llama emergencias y, como termina turno, decide acompañarme. La noche, que prometía ser nefasta, se tornó en todo lo contrario. Al darme el alta, se aseguró de que llegara bien al hotel y con la excusa de haber olvidado comentarle al compañero algo de suma importancia y estaba de mañana, se quedó en la habitación de cortesía dadas la horas…y yo …también.

Aquí estamos en el autobús un año después, camino de Pamplona, Elisa, nuestro Fermin y yo.