Archivos anuales: 2020


XII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

UN TORO FUERA DE LO NORMAL

Juan De Jesús Rozo Leal

Se abre el corral: !no sé¡ si correr o esperar; el estruendoso ruido de un cohete, acabó con la duda; mi
gran armazón se empezó a mover por los adoquines viejos, !corrí¡ como tal vez nunca lo había hecho,
por entre una multitud de humanos que encontré a mi paso, algunos quedaron tendidos por culpa de mis pitones. Asustado salté el vallado y, como turista perdido iba de un lado a otro.
Desde los balcones los niños me gritaban, «corre», «corre» torito bueno, no te dejes coger, si te alcanzan, al foso taurino te llevarán. Me detuve a mirarlos y, con un bramido amigable los saludé. La respuesta por parte de ellos no se hizo esperar, salieron con alegría y elocuencia a festejar, pusieron serpentinas y globos en mis cuernos puntiagudos, cambiando mi aspecto fiero por uno de arlequín. Irascibles y atemorizados sus padres la soga me querian colocar, pero ellos, los niños decián: no te asusten compañeros, este es un torito bueno que al potrero vamos a llevar, y haciendo ruedo sobre mi cuerpo, me fueron acompañando bajo el cántico de arre torito bueno, con corazón de niño y cuerpo de animal. viva san Fermín, viva Pamplona Medieval.
 

UNA VEZ MÁS

Raquel Sánchez López

Asfixia. Siente cómo sus pulmones lentamente pierden el sustento que le aferra a esta vida. Aire. Aprisionado bajo aquel tumulto de cuerpos, es incapaz de moverse para escapar, ni siquiera para poder respirar. Confusión. Varias personas entremezclan el rojo y el blanco de sus vestimentas con el albero del suelo. Ruido. Los gritos de su alrededor ahogan el sonido del trote del ganado que está por venir. Consciencia. Poco a poco va perdiendo el conocimiento, su visión se vuelve borrosa, su alma va abandonando su cuerpo…
Entonces, el tapón comienza a moverse, el peso va disminuyendo y la mano de uno de los mozos lo rescata de morir aplastado. ¡Vamos, ya falta menos!, le dice aquel muchacho. La adrenalina de su cuerpo se reactiva, sus piernas y brazos recobran el riego sanguíneo, las ansias y la devoción por sus fiestas lo traen de vuelta a este lado del ruedo. Una vez más, logra escapar de los brazos de la parca, una vez más atraviesa con sus compañeros las puertas de la plaza, una vez más entra en el centro arenoso acompañado de los toros de Pamplona, una vez más finaliza el séptimo encierro de San Fermín.
 


XII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

¡TODOS LOS AÑOS IGUAL!

Andrea San Martín Chaler

¿Qué hora será? Voy a mirar el reloj. Las 2 de la mañana. Madre mía, yo hoy no duermo. Voy a repasar todo. A las diez en la Tahona para subir a lo viejo a casa de Lacunza, calle San Antón, donde viven sus padres. No confundirse en ir a la Calle Mayor que nos conocemos. ¿Qué tenía que comprar? El cava, Andrea, el cava. No te olvides del cava para brindar. ¿Mañana abrirá el Eroski? Sí, espero que sí. Y si no de camino en alguna tienda… Esto me pasa por dejar todo para última hora. La ropa, la tengo en la silla. A ver, pantalón blanco, camiseta blanca, la blusa, la faja… ¿y el pañuelo? ¿Dónde he dejado el pañuelo? Vale, aquí. ¡Uf! Seguimos. Zapatillas viejas, calcetines altos, dinero…, bastante, que mañana es día largo. Importante, el móvil. ¿Qué hago con él? Voy a preguntar por el WhatsApp de la cuadrilla. No contestan. Bueno, improviso. Verás tú como lo pierda. ¿Y si me pierdo yo? ¡Bah!, siempre están bailando después del chupinazo en el Café Iruña y luego la comida… ningún problema. Si me pierdo, me encuentro fijo. ¿Qué más? Dormir… estaría bien dormir. Las tres ya…¡Qué nervios! ¡Todos los años igual! 

COVID-7

José Luis López García

He salido a dar un paseo con la mascarilla puesta. Un paseo de exactamente 875 metros. Éste año no tengo calor, ni los pitones aprisionados contra el cajón, ni sudor cayendo desde mi hocico hasta el suelo de paja. No oigo voces, solo veo caras anhelantes detrás de los cristales. Este año no tengo que correr detrás de bultos blancos, están confinados y todos llevan periódicos doblados en las manos pero no los agitan, parecen leerlos. Paso por Santo Domingo con calma, consciente de que me observan. Nadie me jalea, más allá de la envidia que se desprende de sus miradas. Al llegar al Ayuntamiento aminoro el paso y al pasar por Mercaderes sonrío al ver que no hay vallado y que no tengo que embestir a ningún desaprensivo. Por Estafeta todavía estoy muy relajado y contento por no ver a compañeros astillarse la cornamenta. La claridad del día me permite disfrutar de Telefónica y me deslizo unos metros hasta lo que debería ser la boca del túnel. Pero no hay nada, no hay corredores amontonados, no hay valientes a los que pisotear preso del cansancio y la adrenalina. El albero está vacío, en silencio, sin mugidos, atrapado en una extraña anormalidad.  


XII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

CARRERA DE RELEVOS

Amaia García Ruiz

No había corrido tanto en mi vida. Nadie me había cronometrado, pero juraría que fue así. Lo prometo. Tenía siete años y había batido mi propio récord.

Son los actos de valentía los que definen nuestro carácter intrépido. O los que buscan encontrar desesperados el sosiego. Vete tú a saber… A esa edad, mis cualidades aventureras estaban escondidas.

Mi cerebro infantil le echó valor. Aunque igual fue mi corazón. Vete tú a saber… Porque pensar, no pensé demasiado. Me puse de puntillas y me asomé a la calle.

Un lazo rojo desproporcionado. Seguro que fue lo primero que vieron aquellos ojos cuando me sobresaltaron asomada en mi escondite. Caravinagre le llamaban. Entonces, ahora y por siempre jamás.

Volví a correr. Sin parar. Sin parar hasta que mi madre me dio caza en la Plaza del Castillo, claro.

Nadie sabe cuándo, pero volveremos a vernos. Ya falta menos. Lo prometo. Tengo 28 años y todavía me acuerdo de esos ojos.

Aunque mis días como corredora de kilikis terminaron entonces, necesito estar en la carrera. Otra vez. Pero, no me tocará a mí. Sonreiré desde la barrera. Menos mal. 

MI PRIMER ENCIERRO

Michel González Basnueva

El calor abraza las fachadas. La brisa arrastra el olor de las flores. Han cerrado las calles. Ellos gritan eufóricos con su indumentaria blanca y ese pañuelo al cuello que los hace más osados. Veo, a través de la valla, como dejan besos en sus manos y se los lanzan a las mujeres. Son hombres decididos a enfrentar lo indómito. El sudor me corre por el pelaje, toca mis cuernos y cae al suelo. ¡Hoy será mi primer encierro!
Están ansioso por salir de sus celdas. Puedo verlos desde el balcón, escondido de la abuela, porque los tornillos que sujetan la reja están sueltos y provoca un chirrido cuando me acerco. ¡Pero tengo que verlos! Los toros sacuden la cabeza agitados. ¡Quiero crecer! Saltar la valla, ajustarme el pañuelo del abuelo al cuello y lanzarle un beso a mamá. ¿Tendré valor cuando llegue el momento?
Suena el disparo. Abren las puertas y los míos corren. ¡Yo corro! Se escucha un sonido metálico muy cerca. Los hombres no hacen caso, huyen de nosotros despavoridos. Un balcón se despeña en medio de la calle. Me detengo ante el cuerpo inerte de una cría de hombre que aun respira. Le protejo entonces para que no puedan aplastarle.  


XII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

UNIDOS

Julia Ruiz Lacruz

La vida es como una piñata en una fiesta, nunca sabes lo que te va a saltar.
Por eso este año, San Fermín y sus fiestas tendrán que esperar.

Como largo camino sin posadas se hará;
pero ilusionados y dispuestos estaremos para celebrar.

San Fermín, célebre fiesta a nivel mundial;
modelo y ejemplo intercultural.

Un pedacito de tierra cada una de sus gentes,
y todos unidos conforman continentes.
San Fermin UNE.

Todos unidos alzaremos la copa para brindar,
por San Fermín y sus fiestas,
aunque se hagan esperar. 

POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS

María Soledad García Garrido

Le rogué que me abriera las puertas, pero remoloneó con las llaves.
−Sabes que quitarse la vida es pecado y que aquí arriba los pecados los llevamos muy mal. Ni siquiera te has confesado.
Finalmente, convencí a San Pedro para que me anotara en el libro de registro. A última hora uno espera que lo acepten en el paraíso. Tampoco me había portado tan mal y, en realidad, qué más habría deseado yo que evitar mi muerte.
Como prueba de ello, tanteé mi bolsillo y le enseñé la reserva del Hotel La Perla. Mi intención había sido volver a Pamplona. ¡Cómo perderme la faena del maestro Ordóñez! Lo imaginaba partiendo hacia la plaza vestido de grana y oro, con su montera y la muleta al brazo. Le aclaré que nada me habría hecho más feliz que regresar un año más a la fiesta.
Lo soborné con un ejemplar dedicado de El viejo y el mar. San Pedro se alisó la barba y me pidió, emocionado, que le explicara más a fondo lo de los sanfermines.
−Ernest, qué aburrido es esto de vigilar sobre una nube −admitió.
Cuando atravesé la puerta grande, resonaron los acordes de El gato montés de Penella.
 


XII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

AITA

Helios Del Santo Gomez

Atzo berriro egin zuen, enegarrenez; Google bilatzailean, “gizon bat sanferminetan dantzan” idatzi, “Irudiak” atalean klikatu, eta aita zenaren argazki bat ageri zen lehendabiziko tokian. Aita maiz azaltzen zen hedabideetako argazkietan, sanferminetako egunotan, edozein unetan dantzatzen hasten zelako, antolatutako dantzaldi batean edo bat-batean, nonahi.

Uztailak 6 ditu. Bakarrik egon nahi du, etxean “gosalduko” du; hala ere, mahai gainean bi plater daude, oso antzekoak: arrautza frijituak, urdaiazpikoa, tomate salda. Berean ez, baina aitarenean kroketa bat dago, hark gustuko zuen bezala.

Otsailean 67 urte bete zituen, erretiroa gozatzen hasia zen, baina Nafarroako Ospitalean 20 egun igaro ondoren, horietatik 15 zaintza intentsiboetako unitatean, hil egin zen apirilaren seian. Koronabirusak eragindako pneumoniaren ondorioz zendu zen, eta senideek ezin izan zioten besarkadarik eman.

Aitak sanferminak maite zituen, txikitatik, eta ez zuen inoiz hutsik egiten. Orain, gainera, erretiroa hartuta, nahi adina gozatzeko beta izango zuen. Pandemiak eraman zuen. Latza. Aurrerantzean mundua, eta harekin logika ugari, aldatuko dira. Akaso. Pandemia itzuliko balitz, nahiko luke gaitzak besteen gurasoak ez eramatea. Akaso. Gauzak ezberdin egiteko hautua hartzen bada.

Arreba azaldu da etxera, aitarik gabeko lehendabiziko sanferminetan, anaiari musu handi bat emateko gogo bizia zuelako. Eta anaiari galdetu dio ea oroitzen den aitak oparitu zion koloretako soinekoarekin; uztailaren 12an, arrebak hori jantzita ospatuko du urtebetetzea. 

SEMILLERO

Jaime Padrón Benítez

Salió rezagado, como regulando energías.

Sus compañeros le sacaban metros y ese margen fue mortífero.

Pobre Casimiro, le abrió el tórax al aire y sus ojos trasnochados se apagaron; seguidamente Julián resopló con pavor cuando le corneó y destrozó la armonía del cuello; al tercero lo cogió por una de sus axilas y lo alzó en vilo arrojándolo contra unas tablas. ¡Lo mató! Coreamos trágicos y estupefactos al unísono, pero no, Teodoro se salvaría, tuvo suerte, su cornada fue aparatosa, aunque no letal.

El peor astado del encierro lo llamaron.

Salió al último, a ofrecer su vida en la arena. Julián Marín, su matador, estaba concentrado y quería la gloria de los grandes toreros. Aquel negro ejemplar se mostró tan bravo, tan noble y tan toro, que la faena se fue cuajando larga y apoteósica. Verónicas ceñidas, gaoneras, naturales, pases de pecho, manoletinas y molinetes adornaron aquel recital de bravura y valentía en esa extraña simbiosis toro-torero. Oles infinitos bajaron de los tendidos. Luego el acero penetró frío y letal hasta las bolas. Fue la estocada de aquel San Fermín. En segundos Semillero cayó muerto. Dos orejas merecidas al matador y una vuelta al toro.

El mejor de la corrida, también lo llamaron.