Archivo por meses: febrero 2020


XI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

MIEDO ESCÉNICO

Marta Asensio

No sé muy bien dónde estoy. La cabeza me da vueltas. Tan solo puedo escuchar una multitud aclamando nuestros nombres. Me asomo por la ventana y veo pañuelos rojos. Todo el mundo los lleva en la muñeca. ¿Qué día es hoy?

De pronto, el sonido de la puerta me asusta. «Faltan diez minutos para salir». Reconozco que me temblaba el cuerpo entero. Desde las pezuñas hasta el primer pelo de la cabeza. Ahí estaba yo, rodeado de una multitud a la cual no conocía ni posiblemente llegue a conocer. Ellos, sin embargo, me esperaban impacientes.

Sin saber muy bien qué hacer, tomé aire y volví a asomarme para ver una vez más, las caras de entusiasmo.

Primer cohete. La puerta se abre. Empezamos a salir a escena.
Segundo cohete. Comienza la carrera.

Comienza San Fermín. 

SOLO HAY UN SAN FERMÍN AUTÉNTICO

Javier Gonzalez Delgado

Las uvas de fin de año estaban preparadas, como siempre. Se había juntado toda la familia a cenar alejados de las obligaciones del día a día. Todos hablaban a la vez, se miraban y se tocaban como verificando que eran reales.
-Este año he prometido que definitivamente aprenderé a montar a caballo -dijo el que parecía más mayor como si fuera un acto de valentía, le miraron con cara de asombro.
-Ya lo dijiste el año pasado y sigues montando a caballo, pero en realidad virtual -todos rieron.
-Yo iré a los Sanfermines -dijo la más joven.
-Pues me parece que hoy en día para tener emociones fuertes no hace falta arriesgar la vida, anda que no hay maneras de pasarlo bien sin necesidad de correr delante de un toro.
-Anda, vas a comparar. El chupinazo no es lo mimo oírlo en un altavoz que sentirlo en vivo, con un pañuelo rojo al cuello, con amigos entre una multitud con ganas de pasarlo bien, oliendo a pólvora en la plaza…
-Oliendo a sudor -salió al paso con una carcajada la más menuda.
-Callad -interrumpió la de más edad- van a dar la primera campanada.
Tras la última uva todos brindaron por un feliz 3019. 


XI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

EL CABALLERO FERMÍN

Anna Józefowicz

Érase una vez un caballero llamado Fermín. Era alto, delgado y llevaba barba como el Quijote. Su armadura metálica reflejaba los rayos de sol pamplonés la tarde previa a las fiestas, dedicadas sólo a él. Fermín no podía de la emoción. Al día siguiente la ciudad entera, ¡Ba! ¡Qué dices! El mundo entero caerían a sus pies. La Reina le había adelantado que Cortés vendría especialmente para su festejo de la lejana y exótica Nueva España. Traería obsequios de oro salvaje.

Fermín fue a visitar a los Toros, quienes serían, junto con él, el gran espectáculo de mañana. Se dio cuenta que se regocijaban de orgullo, igual que él. Se sentó junto con ellos y fantaseó cuántas almas perdidas llevarían sus afilados cuernos.

– ¡Llegó la justicia para vosotros, queridos Amigos! – exclamó contento.

Le faltaba sólo una última tarea para prepararse. Se trataba del mismo ritual que realizaba todos los años, a la misma hora, cuando la luna se alineaba con la cúpula de la iglesia de San Lorenzo. Fermín entró con pasos solemnes en la casa de Dios y se arrodilló frente al busto de su tocayo.

– Cuida de mis Toros. – suplicó.
 

ALGO NUESTRO

Beatriz Fernández Induráin

Seis de Julio, ocho de la mañana. Hoy, aun sabiendo que no has pegado ojo en toda la noche, no cuesta levantarse. Pero, ¿qué esperas con tanta vehemencia?
Simplemente algo nuestro. Ese sentimiento que vive en nuestro cuerpo pero que aflora con ímpetu la mejor semana del año.
Pantalón, faja y pañuelico preparados desde anoche. Sales a la calle y respiras ese olor característico que tienen las calles de Pamplona en verano. En cuestión de horas una ciudad entera se ha teñido de blanco y rojo.
Es inevitable, pero la sonrisa y emoción se apoderan de tu cuerpo. Llevar la cuenta atrás durante 365 días es exasperante, pero por fin te atreves a gritar: ¡VIVA SAN FERMÍN, GORA SAN FERMÍN! Y entonces, el momento más significativo, desatas el pañuelico de la muñeca y lo ajustas sobre tu cuello.
Ya comienzan los “felices fiestas”;
La procesión;
Las entregas de chupetes de los más pequeños a los gigantes;
“La chica yeyé” como himno callejero;
Los madrugones (o no) para ver el encierro;
Y entre otras muchas cosas, compartir con los nuestros momentos de alegría y celebración.
Y es que, como dice la canción “son en el mundo entero una fiesta sin igual, Riau, Riau”.
 


XI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

LA LIBERTAD ERA ESTO

Pedro Antonio Cano Martínez

El toro no se despertó ni tarde ni temprano porque no había dormido un carajo, desbordado por el ajetreo y ajeno a una compañía de semejantes que le resultaba indiferente; solo tenía ganas de correr, de huir hacia adelante, hacia donde fuera; de salir de allí.
De pronto, se multiplicó el nerviosismo y el ruido y se abrió una puerta hacia la libertad. Corrió, corrió y gozó de su condición como nunca había imaginado que fuera posible hacerlo. La libertad no era lo que por un corto instante había barruntado; era un enjambre complejo y estridente que sin embargo le resultaba estimulante y febril.
Había numerosos obstáculos y el suelo parecía más duro que de costumbre, pero el delirio que sentía le ayudaba a salvarlos sin titubeos, como aquel delantero centro inglés de Osasuna que marcaba siempre que fuera al primer toque y sin pensar, poniendo el talento adquirido durante años al servicio de la inspiración del momento.
Y de repente, sin saber cómo, se sintió liberado por el esfuerzo y por la vanidad de haber superado el trance más difícil de su corta y larga vida, y se sintió feliz, feliz como nunca, en medio de la muchedumbre y de la plaza.
 

PLANETA 204

Saioa Villar Sola

Pamplonesas, Pamploneses. Tenemos un importante mensaje que daros. El estado de la Tierra, las guerras y el cambio climático nos impulsaron a tomar medidas drásticas para dar continuidad a la especie. Durante décadas hemos observado diferentes ciudades en busca de gente única para reproducir una civilización sin igual. A este experimento le hemos llamado: Planeta 204, y vosotros habéis formado parte de él en vuestras fiestas.
Hemos analizado minuciosamente el modo en que os organizabais y convivíais armónicamente en subgrupos, en vuestro caso: los del baile de la alpargata, los de la procesión, los de los gigantes, los de los toros, los de la pelota, los de las peñas, los de los fuegos, los del kalimotxo… Pero habéis ido más allá y habéis compartido cromosomas intercuadrillas, forjando una categoría común, genuina y sin discriminaciones a la que hemos llamado: LOS DE AQUÍ, los de Pamplona.
La iniciativa ha sido un éxito. La información genética que vuestros antepasados han infundado en vosotros y que hoy persiste, son la prueba de que vivir 9 días con alegría… ¡Es posible! La continuidad de la humanidad está en vuestras manos. Viva San Fermín. Gora San Fermín.  


XI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

SIETE DE JULIO

Raul Alberto Mazzeo

Mientras preparo café pienso en una caja guardada en un armario. La bajo del estante mas alto, quejándome de los dolores de viejo. Los que no nunca imagine tener. Cuando creía que la vejez era algo que le sucedería a otros.
Abro la caja y un aroma dulce me envuelve. Voy pasando las fotos de mis hijos de pequeños, la de la mujer que supe amar y que ya no está. Un joven en motocicleta en el que casi no me reconozco. Y, al fin, las que buscaba.
Una taberna con un grupo de jóvenes sonrientes con vasos de cerveza; un joven de camiseta blanca y pañuelo rojo sonriendo; una bellísima morena de cabello largo haciendo morisquetas a la cámara. Y las imágenes de toros, la mayoría movidas, fuera de foco. No los toros de mi pampa, gordos y cuadrados. Toros con cuerpo de fisicoculturista. Una instantánea del mismo joven sentado en una camilla con la cara ensangrentada, sonriendo con el brazo doblado en gesto de fortaleza.
Es siete de julio, la morena se ha ido y no regresará. Pronto iré tras ella. Cuando escuche el chupinazo y recuerde que es hora de volver a ser de feliz.
 

SAN FERMIN

Carlos Del Rosario

San Fermín

Diaforesis, taquicardia y la ansiedad de principiante a la espera del estallido que daría libertad a las emociones encontradas en mis adentros.
Sentí su mano en mi hombro…
__Tranquilo , solo corre.
Hace ya más de 20 años desde ese día; sin embargo, mírame aún participando en los encierros de San Fermín. Lo harás bien mañana.
 


XI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

LA CARRERA

Mónica Tuesta Calvo

El día amaneció nublado y el traslado hasta el centro de la ciudad fue tranquilo. No compartíamos miradas, nuestro destino se iba a escribir en unos minutos, queríamos hacer el camino en soledad pero sin embargo necesitábamos el calor del grupo.
Del silencio nervioso pasamos en un segundo al chute de adrenalina que nos proporcionó la gran explosión. Ese atronador ruido que daba el pistoletazo de salida a la gran carrera, aquella que recordaríamos para siempre.
Encaramos la calle repleta de figuras blancas y con reflejo de un rojo sangre que nos indicaban el camino a seguir. Nos lanzamos detrás de esas figuras que corrían mientras un ruido atronador nos acompañaba.
Los gritos se mezclaban con nuestros pasos cada vez más veloces que desesperados llegaban a la arena. Era la carrera de nuestra vida, dos minutos que definirían nuestra existencia.
La arena nos frenó y silenció.
Habíamos llegado a nuestra meta marcada.
De la libertad en forma de empedrado habíamos llegado al lugar donde nuestra existencia iba a tener sentido.
Desaparecimos por algún lugar del círculo, cerré los ojos y aguardé mi destino.
 

EL CHUPINAZO.

Sebastian Valenza

San Fermín era nuevo para mi, fue durante mis primeras vacaciones en soledad. Decidí Navarra por mis padres. Creí que era el cambio que necesitaba. Era difícil volver a estar solo después de tantos años, era tan extraño. La escena resultaba encantadora y el entusiasmo me contagiaba, todos se veían tan ansiosos y felices. Dentro de la multitud, llamó mi atención, como si fuera la única allí. Sonreímos y nos acercamos, inmediatamente lo sentí, esa sensación tan especial.
Chupinazo. Comenzamos a correr tan rápido como podíamos. Era curioso cómo a pesar de estar rodeados nos sentíamos solos. Fue inesperado volver a estar acompañado, tanto tiempo después. Mientras nos perseguían, algunas desistían y decidían terminar la aventura apoyándose a los costados de las calles, satisfechos, pero ambos queríamos más. Se sentía algo más profundo que solo llegar a la meta.
Fue así que llegamos al taurino, exhaustos. Me acerqué para hablarle, pero llegaron los aplausos y la euforia, el primer encierro había concluido. Por unos segundos mire alrededor y me perdí en la fiesta, pero volví a mirar y ella se había ido. La busque por toda la Plaza pero había desaparecido. Volveré, pero debo encontrarla antes del Chupinazo.