Archivo por días: 4 de marzo de 2020


XI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

A LAS OCHO DE LA MAÑANA

Patricio Ruiz Brotóns

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete……¡¡¡SAN FERMIN!!!.
Detrás del portón se discute:
-Calla, falta uno, tienen que ser ocho, qué San Fermín ni que niño muerto, que lo que falta es uno.
-No falta ninguno, los he contado bien y como son de diferentes camadas es fácil distinguirlos y contarlos.
-Pues han salido siete.
-A saber:
-Colorao ojo de perdiz: Alfanjui – UNO.
-Ensabanao : Carataco – DOS.
-Chorreao : Enamorao -TRES.
-Cardeno: Carpanta – CUATRO.
-Mira la tele, la cámara de Estafeta enfoca
a la manada: los cabestros y siete morlacos. Siete.
-Negro bragao : Sandunguero – CINCO.
-Lucero: Aldebarán – SEIS.
-Berrendo : BoraBora – SIETE
-Te lo dije, falta uno, el más peligroso, el que se llama Gonfalonfiero.
Un escarbar de pezuñas les hizo volverse y allí, detrás de ellos, estaba Gonfalonfiero: OCHO.
Negro zaino, astifino y con un brillo terrorífico en sus ojos, todo trapío, alrededor de 600 kilos. Una hermosura según el lado de la barrera. En resumen, lo que los guiris llaman un «killer».
 

INVIRTIENDO EN MÍ

Ana Jimeno Martínez

Soy un millonario anónimo y puedo hacer lo que me dé la gana.
Elijo al azar una ciudad para ir a gastarme los cuartos: Pamplona, por qué no. No he ido nunca y sé que en estas fechas hay toros, pero algo más tiene que haber y me apetece comprobarlo.
Duermo, desayuno y paseo cual Hemingway. Me siento importante porque, por una vez en mi vida, soy como uno más. Estoy integrado en el blanco y rojo y aquí nadie es más ni nadie es menos.
Sé que con mis posibilidades puedo arrancar una sonrisa así que le compro a un vendedor ambulante todo lo que lleva puesto y lo que lleva en el macuto; me mira incrédulo y se va como un niño con una piruleta. Se lo merece.
A mis 80 años ya es hora de retirarse al hotel, asi que vuelvo por Estafeta regalando los complementos a la chavalería. Creo que ahora sí que voy dando la nota…
Mi hija me llama, están preocupados porque no han tenido noticias mias desde ayer. «Mañana comeré en casa» le digo poco convencido.
Lo que sí sé es que el año que viene volvemos todos. Si tienen que gastarse mi herencia que sea aquí conmigo.