Archivo por meses: mayo 2020


Certamen Escalera Edición 4º peldaño

PURO CORAJE

Inmaculada Blanco Blázquez

Me pongo en tus manos en forma de escrito.
No tengas miedo, ten ilusión, verde esperanza con faja de fuerza y pañuelo de amor.
Esto es una escalera con peldaños unidos con el apoyo de todos.
Cada uno pone su granito de arena: sanitarios, los que están en cama, los de la cuarentena y encerrados el resto.
Éste eslabón es el tuyo porque eres la persona que engarza el camino.
¡Ya falta menos!
Te cuento que fuera hay un mundo que está cambiando con fuerza.
Todos somos equipo, una cadena con eslabones de solidaridad, ayuda y prójimo.
Nos ha tocado vivir lo bueno y lo malo. Enseñanza-aprendizaje.
No te conozco, no sé si eres mujer u hombre, joven o maduro pero tengo muy claro que eres puro coraje que lucha para vencer esta batalla con pulmones que respiran y corazón que late.
Me lees, brillan tus ojos, tu cara sonríe, quizá tus manos se emocionen, te comprendo, en este instante, siento lo mismo.
¿Por qué?
Porque en esta batalla somos uno, protegidos por mi Santanica, tu San Fermín y cariño del bueno.
¡Ya falta menos!
Te mando lo mejor que tengo: un abrazo, un beso y tu escrito
 

CHEEK TO CHEEK

Carmen Pedrero Robles

Después de varias semanas separados,el reencuentro. Uno, hibernando en el purgatorio del armario,esperando con impaciencia al otro- confinado por despiste de la dueña-en el cubo de la ropa sucia hasta la próxima colada de color. Los últimos días fueron incluso más duros. El Sol cedió protagonismo a la lluvia, prolongando la agonía del secado, colgado de un radiador junto con unas enormes bragas de la abuela ante la inquietante mirada del minino. Aún así, por alguna extraña razón, ambos sabían que ya faltaba menos, que pronto, Juliette, los envolvería en un ovillo con aroma a suavizante, dándoles esa tregua de tres meses, para bailar «Cheek to Cheek » hasta el próximo otoño.  


Certamen Escalera Edición 4º peldaño

EL ESLOGAN DE MI ESPERA

Consuelo Corella Corella

Estoy en el camino, comienzo la subida, llegaré…
Mientras tanto permanezco en la espera.
La espera es cómoda y está en mi casa, no es tan difícil llenarla con mi vida cotidiana.
Todo empezó cuando nada se esperaba.
En este tiempo, el de ahora, tengo la oportunidad de aprender.
Elijo aprender que el momento he de vivirlo con toda la conciencia.
Y aprendo que ya falta menos para empezar y esa ilusión ilumina pero no ciega.
“Ya falta menos”, el eslogan de mi espera.
Y no cuesta nada esperar cuando sabes que ahora, en la espera, falta menos para el fin y que al final es cuando todo empieza.
 

EL CHICO DEL TROMBÓN

Maria Izkue Apesteguia

Tras los aplausos de las ocho, el chico coge el trombón y comienza a tocar. Le escuchamos en respetuoso silencio Emociona ver las figuras en ventanas y balcones, hasta los que no le ven le escuchan con atención. Ayer interpretó Titanic, ¡qué bonito! Le aplaudimos a rabiar. Creo que el sonido de ese trombón será el recuerdo más hermoso que guarde de esta temporada. Porque, por supuesto, pienso sobrevivir. Tengo cáncer avanzado, yo llevo dos años aplaudiéndoles, y de momento estoy lográndolo. No tengo otro objetivo que ganar, al cáncer, al miedo, hasta a las estadísticas pienso ganar. El poder de la mente es extraordinario, hay que aprender a ordenarle que sólo acepte pensamientos positivos y rechace los dañinos. He logrado hacerlo y quiero compartirlo con otros enfermos: vamos a conseguirlo, no lo dudes, vas a vencer. El mensaje del trombón entra por los oídos como melodía, sube al cerebro cual procesión de negras, corcheas y semicorcheas danzantes y desciende sanando la garganta, los pulmones. Se instala en el corazón sumiéndonos en un agradable estado, alejando angustia y miedo. Debes decirte, ya falta menos para volver con los míos, para salir de aquí. La vida me aguarda, me quiero vivir. 


Certamen Escalera Edición 4º peldaño

SEA CUANDO SEA

Ignacio Navarro Otano

Otra vez te has despertado antes de que entrara la enfermera; es difícil dormir bien aquí. La mañana ha ido tranquila y cuando miras el móvil para consultar la hora, te fijas que es 4 de abril. Una cancioncilla llega a tu mente y en un segundo recuerdas el almuerzo del día 6, para ti, el mejor día del año con esos abrazos y besos a personas que el resto del tiempo casi ni saludamos, recuerdas el miedo que pasabas cuando corrías en la Estafeta, siempre solo y bien descansado, las horas que vinieron después delante de los kilikis y detrás de los gigantes, los apretujones en la villavesa con las silletas, la aventura de cenar un bokata viendo los fuegos, el guardarte un día para comer e ir con los amigos a los toros…Y en la bandeja de la comida, entre el bollo de pan y el sobre con los cubiertos, hoy hay un papelito doblado. Lo abres y te encuentras una frase: “¡Ya falta menos!” La lees tres veces, recuerdas todos los que te están esperando fuera y te prometes que vas a salir y, sea cuando sea, volveréis todos a vestir de blanco y rojo. Todo va a salir bien. 

ESPERANZA

Amparo Gastaminza Iriarte

Tengo la ropa preparada encima de la cama. Pantalón blanco, camiseta blanca, chaqueta roja, faja roja, pañuelico rojo y zapatillas blancas.

Hoy es un día muy especial, es 4 de abril, cuarto día de la escalera de San Fermín. No es un día cualquiera, no; estoy en casa y veré la misa por la pantalla del ordenador. Todo el país está confinado. Bueno, todos no. Algunos trabajan en los hospitales, supermercados, carreteras, etc… El culpable de ésta situación es un virus que dicen, se ha escapado de China a ver mundo y, se llama Covid 19.

Mi perro Boby, se ha puesto a saltar de alegría. Él conoce muy bien el significado de ésta ropa y, ladrando me lleva a su armario a por el pañuelico. Después de la misa, lo celebraremos con chistorra y una tortilla de patatas con cebolla. Yo tomaré una copa de vino y él, su ración de leche.

¡Ya falta menos!

¿Éste año podremos decirlo?

Yo sueño que estoy en la Estafeta, comiendo unos pinchos, y viendo pasar a la gente sonriente, bailando al son de las peñas. Esa calle, que durante ocho días, a las ocho de la mañana se inunda de emoción con el encierro.

 


Certamen Escalera Edición 4º peldaño

YA FALTA MENOS

álvaro Munarriz

YA FALTA MENOS.

Fermín era un amante de la navegación. Salía todos los días con su pequeño velero, llamado yafalta, de 7 metros de eslora y una única velar mayor, a surcar las olas del lago, donde tenía una pequeña casita de madera. Se había mudado a ella tras su jubilación, con su perro, un pachón, llamado Menos.
Un día, como de costumbre, salió a navegar por la mañana, tras haberse pasado por el mercado del pueblo a comprar un poco de comida, para él y para Menos, para llevar a la excursión. Conforme pasaba el día, se empezaron a formar unas nubes en el horizonte, que no mostraban un buen presagio. Eran nubes grises, con tormenta eléctrica y vientos huracanados. Fermín estaba en medio del lago cuando comenzó a llover. El velero se balanceaba de un lado a otro, sin control. En uno de esos balanceos incesantes, Menos cayó por la borda y cuando Fermín iba a rescatarlo, la botavara le golpeó en la cabeza.
Se despertó, aturdido y empapado de sudor, y vio que Menos le estaba observando con cara de estupor. Miró por la ventana y divisó el velero, amarrado en el pequeño embarcadero. Todo había sido un mal sueño.
 

TODO LLEGA

Raúl Garcés Redondo

Junto a los coloridos arco-iris de trazo infantil y las frases de ánimo que decoraban ventanas y balcones, un curioso cartel atrajo la atención del resto de vecinos. “Ya falta poco”, se podía leer en grandes letras. Entonces, el inquilino del 2º cayó en la cuenta de que ya estaban a 4 de Abril. Y canturreando aquello de: “…5 de Mayo, 6 de Junio, 7 de Julio ¡San Fermín!” rescató eufórico del cajón su pañuelico rojo. Ya se veía disfrutando el encierro, eso sí, desde el vallado que uno va teniendo una edad. Por su parte, el vecino del 1º reparó en que era ya Sábado de Pasión y se dirigió exultante al armario para desempolvar el enorme bombo sintiendo ya el estruendo que rompe la hora en la madrugada del Viernes Santo. Mientras el del Principal, ilusionado, hizo hueco en su estantería para recibir a los nuevos libros el próximo 23 de Abril. Pero sobre todas estas fechas, había una que todos aguardaban ansiosos, el día en el que con un rotundo chupinazo que se oirá en el mundo entero, puedan salir a la calle para celebrar que por fin han ganado.
 


Certamen Escalera Edición 4º peldaño

EL PRIMER INSTANTE (DE LA FUNDACIÓN DE PAMPLONA)

Luis Javier Pérez Campión

-¡Ave! Mi General, la legión al completo, caballería, infantería ligera, lanzadores de jabalina, artillería e infantería pesada, ha acampado junto al río. Se hará guardia durante toda la noche para partir mañana con premura hacia Roma – exclamó servil y obediente el centurión.
El General Pompeyo asintió altivamente con su cabeza y dirigió su mirada al horizonte. Fantaseó, durante unos segundos, con su retirada del ejército junto a su mujer Mucia y sus tres hijos (Pompeia, Cneo y Sexto) en este precioso lugar. ¿Por qué no?. Buenas vistas, buenas gentes, cosecha en abundancia, flora y fauna variada… La cara de desaprobación de su emperador, el mismísimo Julio César (y que sin saberlo sería su futuro suegro), lo despertó de sus sueños.
No obstante, las palabras de su mujer Mucia seguían dando vueltas una y otra vez en su cabeza como una cuádriga en el circo romano. ¿Cuándo te vas a retirar Pompeyo? ¿cuándo estaremos juntos? ¿cuándo?. Su respuesta era siempre la misma: Ya falta menos, ya falta menos, ya falta menos…
Miró el reloj de sol y, decidido, resolvió:
– ¡Centurión!
– A sus órdenes mi General.
– Comunique a la legión que alargaremos nuestra estancia en este precioso lugar. Tengo buenos presagios. 

SOY LEYENDA

Marina Del Castillo Cabodevilla

Por fin tengo la vacuna. He conseguido llegar a Santo Domingo. Yo sabía perfectamente lo que iba a ocurrir. Lo había visto en cientos de películas. Los veía cada día salir al balcón. Muy entusiastas los primeros meses, ahora, infectados, con sus cuerpos blancos y fofos por la falta de sol y el exceso de comida casera, sus ojos miran la nada incrédulos. Son unos malditos zombis.
Di con la vacuna de forma casual, como suele pasar con estas cosas y la verdad es que tiene su gracia, pues la solución está contenida en el problema: CO VI-19.
Llevo meses con el tratamiento y la última semana he dado con la proporción correcta: tres de COca-Cola y una de VIno. Uno tonifica, tres arreglan el cuerpo y alguno más puede llevarte a un estado de euforia desmedida, efecto que desaparece en un par de días.
Me he disfrazado para pasar desapercibido. No tengo EPI, pero si pantalón y camisa blanca muy similares…Ah, y un pañuelo rojo que hará las funciones de mascarilla. Corro por la calle vacía. Ya falta menos. Debo colarme en el Ayuntamiento. Desde un balcón dispararé la bengala que llevo escondida y gritaré a todos mi vacuna: “¡VIVA SAN FERMÍN!”