Archivo por meses: junio 2020


Certamen Escalera Edición 4º peldaño

VOLVERÉ

Rosario García Casielles

Parecía una escena de Terminator, aquélla cuando salió de la nada, desnudo, solo que nada en él denotaba vulnerabilidad. Venía con objetivos, una misión que cumplir. Yo, sin embargo, notando mi desnudez temblaba, pero no de frío, más bien de congoja, expresión suave e inexacta para describir ese pánico interno que te deja sin voz y solo te permite emitir sonidos parecidos a un protolenguaje. Alli estaba, sólo, con el silencio en derredor. Pero, ¿estaba físicamente? Veía el plano cinematográfico rodado en exteriores; una calle vacía, edificios con ventanas en oscuridad, silencio. Esa calma multiplicaba aún más mis sensaciones de alerta. Quería comprender desde mi yo racional, entender, deducir. La mente es una máquina incansable, pero a veces se empeña infructuosamente en excavar y profundizar a espacios donde al final se pierde. Desconoce que es en la superficie donde la realidad es más diáfana. En algún momento olvidé pensar. Me volví aire. Me sentí ligero. Cerré los ojos. Sentí paz. Y entonces, inesperadamente noté el calor de una luz acompañada del sonido del tiempo. Abrí los ojos y me rendí al entender que había esperanza, pues unas simples palabras me hicieron descubrir que no estaba sólo y que ¡YA FALTA MENOS! 

EL BUENO DE SAN FERMÍN

Laura Villanueva Pueyo

En una habitación de hospital la mirada de Esperanza se iluminaba cada vez que veía aparecer a su familia al otro lado de aquella tablet negra.

-Abuela, ¿no decías que San Fermín se asoma todos los meses a su balcón allí arriba para celebrar con nosotros la escalera hasta su día, el siete de julio?

-Por supuesto, con pañuelico rojo y bastón en mano.

-Pero hoy es cuatro de abril, el cuarto peldaño, y no vamos a poder juntarnos. Y las calles están vacías por el coronavirus. ¿No se sentirá solo San Fermín?

-Victoria, niña, ¿ves esta mascarilla que me ayuda a respirar? Pues también es una potente antena con la que me entero de todo…

San Fermín lleva asomado desde hace días y viendo la situación no ha dudado en extender su amplio e invisible capote protector sobre todos nosotros, como hace en cada encierro.

-¿Y cómo lo sabes si es invisible?

-Lo sé porque se nota: Yo lo siento cada vez que la enfermera me ayuda con el oxígeno, cuando los médicos me transmiten buena energía, cuando cada persona pone su granito de arena.

– ¿Y por qué lo hace?

-Porque hasta San Fermín sabe que todos juntos lo conseguiremos.
 


Certamen Escalera Edición 4º peldaño

EL REGALO DE CUMPLEAÑOS

Diego Collado Mazo

Este año cumplía cuarenta años el 26 de marzo, esa edad a la que a los hombres les entra una crisis existencial que les hace comprarse una moto, o un descapotable-rojo, si es posible- para reafirmar su juventud y masculinidad. Algunos incluso van más allá y aprovechan para echarse un ligue más joven que ellos, buscando la mocedad perdida.
Yo le había pedido a mi mujer hacer algo especial, incluso irrepetible. Cuarenta años no se cumplen todos los días y de alguna forma supone dejar atrás, con toda la madurez posible, los excesos y sueños de juventud. Ya lo dice el refrán:»Si a los cuarenta no eres rico, hazte borrico».
Hoy en día, hacerse rico es tarea casi imposible, desde la serenidad que dan los cuarenta años. Sin embargo, perderlo todo, resulta súmamente fácil. Basta con un revés del destino, siempre caprichoso.
En mi caso, la idea era pasar el cumpleaños en Dublín, entre pintas de cerveza y música de pubs. Cuatro días de escapada céltica, planificada durante meses.
Pero finalmente el regalo fue mucho más original e inesperado que todo esto: ¡Cumplir cuarenta años estando en Cuarentena! Sic.
Aunque ya falta menos para que tu y yo podamos salir, ¿Verdad, amado lector? 

ELLA

María García De Andoín Fernández

Pensar en ella es pensar en el calor bajo una manta acurrucada en el sofá a su lado.
Pensar en ella es pensar en la comida rica de los domingos, todos juntos. En la siesta de después con una película de fondo y en lo divertida que es cuando le pregunto si está dormida y me responde “no, no, solo estaba descansando los ojos”.
Pensar en ella es pensar en abrazos, sonrisas y besos inmensos; en su consuelo incondicional y su espectacular tortilla de patatas.
Pensar en ella es pensar en todos los momentos felices que nos ha regalado, en cómo nos ha cuidado, en una infancia feliz llena de amor y postres de chocolate.
Hoy nos saludamos desde nuestras ventanas y le lanzo besos que caza al vuelo, para que sean besos buenos y no los que hoy pueden hacernos daño. Hoy nos queremos lejos porque nos querernos cerca y a salvo. Hoy y todos los días nos decimos “hay que aguantar”, porque hoy es un día más solas y separadas pero también un día menos para sentir de nuevo ese calor, esos abrazos, esas sonrisas y besos inmensos. Porque hoy, y con más fuerza que nunca, puedo gritar que ¡ya falta menos!
 


Certamen Escalera Edición 4º peldaño

UN SONIDO DE ESPERANZA ( 4 ABRIL 2020 )

José Otondo Arraztio

Ciertos días del año en algunos lugares en los montes de Navarra hacen sonar unos cencerros. Según la tradición llaman al renacer de la naturaleza , la llegada de la primavera y ahuyentan los malos espíritus. Creo que esto es verdadero. El rítmico y potente sonido de esos cencerros es como un llamado a la vida y a la resurrección. Y pienso que el eco que producen no se acaba nunca y sigue resonando por las montañas. .En estos tiempos de enfermedad deberíamos pedir a Dios que el eco de ese sonido ancestral recorra toda la tierra sanando y ahuyentando todos los males. Y es seguro que esto , junto a la confianza en Dios y en la fuerza de nuestro pensamiento optimista, pronto hará llegar una nueva y maravillosa primavera , la salud y la prosperidad. 

YA FALTA MENOS

Idoia Erice Aizcorbe

Me senté, otra tarde más, en el sofá a ver la televisión. 30 muertos, 500 contagiados y 2000 pacientes más curados. Las palabras del Presidente fueron claras: ‘ya falta menos’. Estamos a mayo y parece que la cosa va bien. Hoy es la última semana de confinamiento y ya sé qué es lo primero que voy a hacer cuando salga de casa: voy a ir a comprar ropa blanca. Afortunadamente, no se han suspendido los Sanfermines aunque serán sólo para los pamploneses, pero oye, algo es algo. Debido a como están las cosas, el alcalde ha preferido que sean a puerta cerrada, al menos este año. Sí que dejarán entrar a las ganaderías, a los toreros y a los equipos necesarios para que funcione todo bien.
También, antes del encierro, se medirá la temperatura a los corredores como medida de precaución y todos los días se desinfectarán las calles de Pamplona. Por último, los costureros de Pamplona, se han puesto de acuerdo para crear mascarillas rojas para todos. Me parecen bien todas estas medidas, todo sea por el bien de los ciudadanos y ciudadanas de Pamplona.
Pero una cosa me ha quedado clara de esta situación del coronavirus: ¡YA FALTA MENOS!
 


Certamen Escalera Edición 4º peldaño

NOSTALGIA

Gabriela Gorches Guerrero

Como en un «Día de la Marmota» eterno, me levanto siempre a la misma hora. Más temprano que antes; supongo duermo mejor sin pensar en prisas por la mañana, ni por la tarde y tampoco en la noche. Aireo la casa abriendo ancho las ventanas, me imagino que por eso oigo cantos de aves que no conocía, o a lo mejor por falta de otro ruido en la calle. Al desayuno he tenido que variarle, lo mismo que a la comida, la cena… porque básicamente me adapto a lo que encuentro en la tienda de la esquina. Aunque, ando con la imaginación a tope inventando platillos y, no es por nada, algunos me han quedado de campeonato. Creo que estoy enloqueciendo porque siento que ¡el ejercicio me divierte! “Cristian” lo dirige en la tele, un pagado de sí mismo que en cada emisión repite mil veces el nombre del producto que patrocina su programa. Debería parecerme insoportable y, sin embargo, le he cogido cariño. Ya falta menos, me repito al observar cómo desciende la torre de mis libros pendientes. Pienso en el día que por fin salgamos de casa y casi anticipo la nostalgia por este tiempo que vivimos en contacto con nosotros mismos.  

¿PERO QUÉ ES ESTO?

Hemil García Linares

“¡Ya falta menos!”, decía yo y muchos de los que ahora estamos aquí. ¡Jo con este virus! SanFermines cancelados, el curro cerrado como muchos negocios. Desde la ventana de la Residencia Virgen del Camino miro hacia la calle. Pamplona es un desierto de cemento. Casi todos estamos confinados.
Me imagino a instantes del txupinazo y luego el estruendo, en cómo hubieran soltado a los toros, toda Pamplona y el mundo estarían, estaríamos, corriendo. Estaríamos, pero no estamos. No estaremos.
No puedo creerlo; apenas hace tres meses todo marchaba de maravillas. ¿Qué pasó? ¿Cómo se desbordó esta situación? Estamos aquí sin ver a la familia ni a los amigos. Aquí sin los SanFermines. Aquí…
De pronto abren las puertas de nuestra sala. ¿Pero qué es esto? Una fila de hombres y mujeres: doctores y enfermeros llevan cuernos de toro de papel sobre las cabezas y empiezan a bramar. Otro grupo grita: ¡Ya falta menos! Y entonces se escucha un txupinazo grabado y bramidos humanos; los toros vestidos de blanco y con mascarillas cruzan por el medio de nuestra camas.
Risas, lágrimas, silencio. “¡Ya falta menos!”, grita otro paciente que ahora es mi amigo. “El 2021 está cerca, cerquita, casi a tiro de piedra”.
 


Certamen Escalera Edición 4º peldaño

MUDANDO DE INVIERNO A PRIMAVERA

Carlos Mancur Milian

La literata dijo textualmente: «los escritores debemos documentar este momento», no lo soy, pero intentaré hacerlo. Un mes atrás después de una velada llena de diversión, recuerdo que divisamos juntos en el horizonte la última luna llena invernal del hemisferio boreal. Cambiamos de estación de invierno pasamos a primavera sin pensar que siquiera que nos alcanzaría una terrible pandemia que impediría una nueva reunión repleta de alegría. Nuestro mundo se transformó, como cantó en su oportunidad el conjunto alemán el aislamiento no es bueno, pero debo perserverar, ser resiliente y congruente con esta triste pero pasajera realidad. He tenido tantas pérdidas que una más no me afectará, sin embargo me cuesta resignarme a tu ausencia permanente, mientras conserve salud, mantengo vida, si hay vida hay esperanza que cambiará mi suerte. Estoy en desacuerdo total en estos instantes de soledad a limitarme a contemplar el limonar amarillo enfrente mío. Todo cambiará de nuevo, todo en este mundo es cíclico no estático; así como mudamos de invierno a primavera, del oscuro fracaso al más luminoso estrellato, de enfermedad a salud, de abatimiento a resurgimiento, deberá quedar atrás esta epidemia, así en la próxima cuaresma podremos nuevamente contemplar juntos tú y yo otra bella luna llena estacional. 

DÍA DEL NIÑO

Amparo Gastaminza Iriarte

¡Ya falta menos!
Un día cualquiera de los Sanfermines, es el día infantil.

Ellos conmemoran la ofrenda al Santo a partir de las once de la mañana.

Me emociona ver cómo, cada uno de ellos, lleva en sus manitas un ramo de flores al “Rincón de la Aduana” donde San Fermín espera a sus fieles con sus mejores galas y la manera de mantener las tradiciones es trasladarlas a los “peques”.

Y hay que acudir a la Plaza del Castillo al festival de danzas infantiles.

Los más madrugadores acompañan a los Gigantes por las viejas calles de la Ciudad. ¡Qué delicia ver la carita de felicidad ante la danza de Gigantes, Cabezudos, Kilikis y Zaldikos!

Entre todos estos míticos personajes, el más popular, el más querido y, al mismo tiempo el más temido, es Caravinagre, quien con su verga de espuma se esfuerza en perseguir y golpear cariñosamente a los niños.

También los Zaldikos “acarician” a todos los que se acercan a ellos. Algunos niños se asustan, otros ríen, otros corren y los más pequeños incluso lloran.
Pero una vez que se acostumbran al “sito” se lo pasan “de rechupete”.

¡Quién volviera a ser niño para correr ante ellos y esquivar sus “vergazos”!