XII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín
A PESAR DE TODO, ZORION
ángel Hernández Duque
Siete de Julio. Seis y media de la mañana y no he pegado ojo. Contemplo mi faja sobre el pantalón y la camisa, cual sangre escarlata sobre nieve pura, pero sin mancharla. Atuendos que llevan un año esperando. Su espera es mejor que la mía, ya que ellos no sienten el ansia de que pasen los meses, la alegría desbordante del chupinazo, los nervios previos a la carrera o la tristeza inmediatamente posterior al “pobre de mí…”
-Papá, pero ¿qué haces? ¡Si este año no hay encierro!- me dijo mi hijo sacándome de mis pensamientos.
-Sí, ya lo sé cariño. Este año es diferente, pero sigue siendo San Fermín- dije intentando disimular la tristeza. No lo conseguí. De sus ojos comenzaron a caer lágrimas, lágrimas que me sabían a catorce de Julio.
-Ponte tu ropa que este año habrá encierro- le dije besándole en la frente.
Ya en el campo, los dos vestidos de pamplonica y acompañados de Txuski, nos disponíamos a vivir un día triste pero diferente. Para sobreponerme a esa tristeza avisé a mi hijo.
-Zorion, prepárate- y tirando la pelota a Txuski lo más lejos que pude vi cómo mi hijo echaba a correr seguido por nuestro pastor vasco.
LA PRIMERA CARRERA
Plácido Romero Sanjuán
Es la primera vez que corres. Para controlar tus nervios, repasas mentalmente los consejos que te han dado los veteranos. Tienes que conservar la distancia con los animales, no dejarte sorprender. No llames su atención. Si te caes, no te levantes; quédate quieto. Nunca, jamás corras detrás de los astados. No los toques. Retírate cuando no puedas seguir el ritmo. Es todo. Das unos saltos. Resoplas. ¡Han dado la señal! ¡Comenzó! Los ves acercarse a lo lejos. Te preparas. Comienzas a correr. Estás al lado de una bestia de imponentes cuernos. Te cuesta seguir su velocidad. Aguantas un instante, pero te acaba adelantando. Te quedas atrás. Algunos corredores más rápidos que tú consiguen mantener el ritmo. Ves alejarse la manada. En la lejanía, adviertes que están llegando. Las bestias caen por el despeñadero. La tribu tendrá carne todo el invierno.