XII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín
LOS ANGELES EXISTEN
Mari Jose Olite Merino
Un rayo de sol se desliza por la ventana, acaricia mi cara. Intento abrir los ojos pero los pesados párpados se niegan. Hoy es 6 de julio. Agradables recuerdos invaden mi memoria. El año pasado fue un San Fermín inolvidable: te conocí y desde entonces paseamos juntos por la vida.
Giro la cabeza y descubro innumerables cables que prenden de mi cuerpo. Alarmado toco un tubo en mi garganta. Percibo un sabor insípido asociado a un penetrante olor a medicinas.
Intento calmar mi angustia; se aceleran los latidos del corazón.
Alguien entra en la habitación. Se acerca a mí. Parece un ser de otro mundo. Porta un traje espacial y de su rostro sólo aprecio una mirada de ternura infinita. Con dulzura coge mi mano. Desaparecen mis miedos. Me tranquilizo.
Plácidamente me abandono de nuevo en brazos de Morfeo.
CÁNTICOS
María Aliende Villasol
5:00. Ya estamos aquí. Santo Domingo. Mi primera vez desde este complicado inicio. Pese a la hora que es, ya hay mucha gente esperando. Todavía hay ambiente festivo, y la luna brilla intensamente encima de nuestra diminuta existencia. En seguida, una pareja, con los que supongo que son sus nietos, coge sitio a nuestro lado. Nos sonríen amablemente y nos dan los buenos días. 6:30. Una gran multitud de personas nos rodea, y ya empiezan a asomar los corredores más madrugadores. Estoy impaciente, y tengo los nervios a flor de piel. 7:54. En nada empieza el primer cántico, y se hace un silencio sepulcral. Ni los pájaros se atreven a piar. Doy la mano a mi pareja, y el primer cántico resuena en toda Pamplona. Parece que el tiempo se detiene, y se me corta la respiración. La emoción y verdad del momento me ha impactado, y lo describiría como una situación realmente mágica. 7:59. Acaba el último cántico, un minuto para que comience el encierro. Se nota la tensión en el ambiente y, tras unos segundos de agonía, resuena el cohete. Abrazo a mi pareja, y los toros empiezan a subir la cuesta.