Archivo por días: 17 de marzo de 2021


XII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

CORRER O NO CORRER

Antonio Bueno Marqués

Desde Estafeta los vi llegar, majestuosos, enormes. Nunca había imaginado que fuesen tan grandes. Por televisión no lo parecían y era mi primera vez en directo. Busqué ansioso a María entre los corredores. Me había dicho que iba a correr ese día. No podía verla y empecé a asustarme. Llegaban rumores de una cogida en la curva anterior y ella no estaba. Le había pedido por favor que no lo hiciera, pero ella ya había corrido tres años y le encantaba. Nos habíamos acostado temprano la noche anterior para estar preparada. ¿Cómo se puede estar preparada para correr delante de semejante cornamenta?
Los rumores decían que una chica estaba grave. Me dio un vuelco el corazón. Por primera vez deseaba ver a María corriendo delante de esos morlacos. Me salí de la muchedumbre para ir hacia atrás. Necesitaba saber si la herida era ella cuando de pronto la vi observándome desde la otra esquina, riéndose de mi miedo. Al final había decidido no correr ese día.
 

EL REENCUENTRO

Jose Antonio Martinez Gonzalez

Aunque la frecuencia cardíaca estaba a punto de desbordar sus reprimidos sentimientos, ansiando rememorar con inmediatez, en el momento soñado en el lugar preciso, aquellos lejanos y emotivos acontecimientos vividos por su madre, contuvo la inquietud de su instinto natural, a sabiendas de que la realidad podría descuartizar sus planes.
Su objetivo estaba sobradamente localizado. Una marea blanquirroja enardecida teñía las calles del recorrido del encierro. Guardó una distancia prudencial, manteniendo la discreción y el anonimato, deseando escribir un segundo capítulo esperanzador en aquella historia irrepetible, en la que el valeroso mozo súbitamente la rescató de la carrera desenfrenada de los astados. Acercándosele, le inquirió:
-¿No adivinas quién soy?
Tras un instante dubitativo, respondió:
-¡Ni idea!
– Me llamo Fermín, nombre acorde con mi naturaleza australiana y pamplonica.
Confundido, aumentó su extrañeza.
-Soy, le descerrajó, la cosecha de lo ocurrido hace diecinueve años entre mi madre y tú, mientras le mostraba un pañuelo rojo, con un corazón adolescente dibujado, atravesado por una flecha con los nombres “Maggie and Julen” y la frase “For ever”.
Mientras se fundían en un constreñido abrazo, bañado en un mar de lágrimas, un estruendoso chupinazo desgarró sus almas encendidas de adrenalina, por los cielos poéticos e insomnes de Pamplona.