Archivo por días: 16 de agosto de 2021


XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

EL «BICHO» EN LA CABEZA

Marco Antonio Yáñez Veiga

– No puedo más, amigo, un sinvivir, no sé cuánto más podré aguantar.
Sufro pesadillas febriles cada noche, despierto extremadamente mal por la mañana. Todo mi cuerpo es dolor, y malhumor en mi cabeza, un malestar generalizado al que no encuentro cura.
La comida no me sabe a nada, y los mejores vinos ya no me atraen, me parecen agua. ¡En la vida he despreciado yo un buen vino!.
Camino como un zombie, ausente y mareado. Solamente me apetece meterme en cama a descansar y esconder bajo las sábanas mi desazón y pesadumbre.
Me siento morir cada día, y me empieza a rayar.

– Fiebres, dolor, malestar, pérdida del apetito y gusto, mareos, ganas de irte a dormir, te sientes morir….; ¿no te habrá pillado el bicho ése de los chinos?

– ¡Qué bicho ni qué cojo…!. Ése ya lo he tenido dentro, y además ya me han puesto la puñetera vacuna. Si a mí lo que me duele es lo de los Sanfermines, ¡dos jodidos años ya sin fiestas!. Aguanto los bares cerrados, no poder ir a ver a los hijos fuera ni hacer las navidades con ellos, que me devuelvan a casa temprano como si fuéramos ganado… pero esto no, no no….
 

ENCIERRILLO VOLADOR

Veronica Arnaiz Tome

LAURA SINTIÓ QUE SUS PIES SE DESPEGABAN DEL SUELO. UNA BROMA LE HACÍA ESTAR AHORA EN ESTA SITUACIÓN. SU MANO SUJETABA UN MONTÓN DE GLOBOS DE HELIO DE DIVERTIDOS DIBUJOS. SUBIÓ Y SUBIÓ, MÁS ALTO CADA VEZ Y EMPEZÓ A VOLAR POR ENCIMA DE LAS BARRACAS, CUYAS LUCES DESTACABAN EN LA NOCHE PAMPLONESA.
EL AIRE LE LLEVÓ A SUBIR POR SANTO DOMINGO CUAL ENCIERRILLO VOLADOR. EN LOS CORRALILLOS YA ESTABAN LOS TOROS, ESPERANDO EL GRAN ENCIERRO DE LA MAÑANA. UNO DE ELLOS ALZÓ LA TESTUD CON IMPRESIONANTES CUERNOS Y CASI LE ROZA SUS PIECECITOS. ¡QUÉ MIEDO! UNA RACHA DE VIENTO LA SACÓ DE ALLÍ. ¡LIBERTAD! PERO…¡CÓMO IBA A SALIR DE ESTA SITUACIÓN!
LLEGÓ HASTA EL AYUNTAMIENTO. LA PLAZA ESTABA REPLETA DE PERSONAS-LENTEJITAS, QUE IBAN DE UN LADO PARA OTRO. ¡OJALÁ ESTUVIERAN LOS GIGANTES POR ALLÍ! VERÍA SUS CORONAS DESDE ARRIBA Y PODRÍA AGARRARSE PARA BAJAR AL SUELO.
DE REPENTE, UN GLOBO SE LE SOLTÓ DE LA MANO, ERA UN CABALLITO AZUL. SE FUE VOLANDO AL PAIS DE LOS GLOBOS, COMO DECÍA SU MADRE… ENTONCES, SE LE OCURRÍO QUE PODÍA IR QUITANDO DE UNO EN UNO LOS GLOBOS… ESO HIZO. SOLTÓ CUIDADOSAMENTE UNA SIRENITA, UN MICKEY, UNA SKYE…. Y LENTAMENTE FUE BAJANDO… 


XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

SANGRE Y MIEDO

José Ramón Ramos Martínez

Nuestra tranquila existencia se vio alterada radicalmente un día en que vinieron a buscarnos, me separaron de mis hermanos y hube de entrar en un diminuto espacio que me resultó claustrofóbico, más aún cuando sentí que aquello se movía bajo mis pies. Tras varias horas soportando aquel tormento, pude reunirme con mis hermanos en un espacio cerrado del que no podíamos salir. Aquel lugar hedía a sangre y miedo. La sangre de otros que habían pasado antes por allí y el miedo de no saber qué estaba pasando. Escuchaba rumores ominosos que no presagiaban nada bueno. La ignorancia y la incertidumbre eran como negros cuervos que se cernían sobre mi cabeza. Repentinamente he visto abrirse una puerta y sin pensarlo me he precipitado por ella con la esperanza de recuperar mi ansiada libertad perdida. He corrido desesperado y el estruendo de mil voces ha atronado mis oídos. Llevo corriendo poco tiempo, pero en este ambiente hostil se me hace interminable. Por fin llegamos a otro lugar en el que nos encierran de nuevo. Ahora tengo la certeza de que voy a morir tendido sobre la arena, olfateando la sangre y el miedo, mi propia sangre y mi propio miedo.  

MI CORAZÓN SE VISTE DE BLANCO

Laura Nieto Idiazabal

Mi corazón se viste de blanco cada mañana desde la última vez que escuché corear tu nombre. En la distancia se ha acomodado la pena y siento lejano aquel seis de julio recién nacido. Me sorprendo paseando por mercaderes cualquier tibia tarde de mayo y siento el recuerdo bajo mis pisadas, el latir de tantas cosas. Al otro lado de esta pandemia dejé una faja y un pañuelo, camisetas desteñidas y zapatillas mojadas, falta de sueño, adoquines de almohada, susurros y gritos, sonrisas y lágrimas, soledad por la mañana, el resonar de una jota, el cohete que estalla, cien gaiteros que tocan, San Fermín que nos cuida y el reloj que no para.
Los gigantes siguen soñando despiertos una quimera. Al otro lado de lo vivido dejaron sus ojos abiertos sin saber, a la espera. Yo dejé mi pañuelo anudado en la puerta de tu casa San Fermín, amigo.