Archivo por meses: octubre 2021


XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

ANTES DEL ENCIERRO

Carlos Robledo Garcia

Respira. Trata que entre el mayor aire posible en tus pulmones. Nota como sube y baja el diafragma de forma cada vez más acompasada. Ya no importa ese trabajo que te chupa la vida a jornada completa o esa chica en la que no puedes dejar de pensar. No pienses en todo aquello que no has hecho. Concéntrate. Escucha el sonido de los pasos de la gente que te rodea. Siente la piel mojada por el sudor. Abraza el miedo, puede que sea lo que te salve. Sigue todos los consejos que te han dado. No evites la sonrisa al verte vestido de blanco. Aunque ahora no puedas moverte por todos esos aparatos a los que estás enchufado. Seguro que vas a salir de esta. Seguro que el próximo año volverás a estar con la cuadrilla en la plaza del ayuntamiento, compartiendo unos vinos y corriendo el tramo que va desde Estafeta a Mercaderes. El próximo año seguro que volverás a vivir y ser feliz. Gora San Fermín. 

UNA ARGENTINA,CON MEDIO CORAZÓN NAVARRO

Gabriela Andrea Mechura

Todo preparado,rojo y blanco,en el atuendo típico y en mi alma.
Años ansiando Vivirlos!
Emoción,euforia,familia,amigos..
Paseos por la Estafeta.
Pero todos esos sueños hoy siguen esperando dentro de mi maleta.
Un virus maligno nos arrasó..
Y ha dejado esperanzas en espera..Abrazos,peñas,comidas,y brindis.
Pero mi sueño sigue intacto..Quiero lucir mi pañuelo,esperar las doce en el Ayuntamiento..ese ansiado seis de Julio
Sueños de una argentina..con la mitad de su corazón Navarro..

 


XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

«AMOR DE LIDIA»

Pilar Benito San Jose

¡ Seis de julio, San Fermín! Pamplona abarrotada de pañuelos rojos. Suena el chupinazo. Ya queda menos para la gran carrera.
Día siete de julio, ocho de la mañana por fin abren los corralitos de Santo Domingo y a correr…
Salimos con muchas ganas, corríamos uno tras otro subiendo hacia la Plaza Consistorial, giramos por la calle Mercaderes, tomamos una ligera curva, seguimos corriendo hacia Estafeta, nadie me había dicho fuese tan larga y sombría esta calle, subimos una ligera cuesta y de ahí a Telefónica, ahí perdí a los míos, íbamos todos con gran velocidad., Quedé solo, pero seguí, ya notando el cansancio, algunos me animaban, otros corrían a los lados, y en la pendiente inevitablemente caí. No podía levantarme, y te vi.
Ahí estabas tú, con tus deslumbrantes ojos de aceituna, mirándome, con ese rojo en tu cuello, que atraía mi mirada. No podía dejar de mirarte, no se por qué se empeñaban en separarte de mí. Te arrastraban y tu pañuelo rojizo y tus dos aceitunas, desaparecieron de mi vista.
¿Por qué te alejaban de mí?
¿ Será que un toro no puede enamorarse?
 

POBRE DE MÍ

Javier Linares Serrano

Sin ni tan siguiera abrir los ojos. Con la cabeza incrustada en la piedra fría del bodegón, busco consuelo en el registro quimérico que quedó impreso en mi piel. Danzas, ritos, ancestros que regresan mecidos por tus gestos, deseos de hoy, de ya, de ahora… Colores con aroma a ti. Todo se desvanece con el azul alboreo que siempre llega porque nada puede pararlo. Grito, pero nadie me advierte con tanto silencio. Ausencia. Solo adoquines empapados que retienen mi lamento con el recuerdo de otros días. Quizá el año venidero. Pobre de mí. 


XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

MIRACULOUSLY HEALED

Wibo Sefeld

It just seemed a bad dream but it wasn´t. I felt more dead than alive when I was taken to the hospital by the beginning of April. The only living record I´ve got before losing consciousness is the shape of my nurse. —Don’t worry, I´m Fermín, everything will be alright —was the first thing he told me. After that, darkness and nightmares, combined with an altered notion of time dominated by the daily struggle to recover my lungs, devastated by the virus. After three months I finally woke up and the first thing I saw was a crowded Mercaderes bend on the TV screen. The bulls were crashing lightly against the fencing and my heart started to beat faster. The vintage images reminded me of the 70’s when I used to be there in Pamplona. Suddenly, I felt the strength coming back into my body and also the joy of living. I looked around with the anxious wish to thank Fermín for his good care. His colleagues smiled to me mysteriously. Astonished and intrigued, I found out that there had never been someone working with that name… 

SENSUABILIDAD…

Jose Plaza Toribio

Deseaba que llegase un año tras otro. Mi mente y especialmente mi cuerpo la necesitaban.
Me llamo Anna, vivo desde hace más de tres décadas en Australia. Creo saberlo todo sobre la fiesta internacional de San Fermín.
Hace ya más de 30 años, leí casualmente aquel famoso libro y desde entonces me sentí adicta a vuestra fiesta, hoy también mía.
Mi sexualidad hasta llegar por primera vez a Pamplona, allá por 1992 creía que era normal. No era así.
Con el paso de los años no aplacaría la necesidad de sentir el aroma de la fiesta, quizás sean mis aromas…, el sudor, la pólvora, el amanecer, los churros con chocolate, las tapas, el alcohol, las resacas e infinitas noches el sexo en rincones insospechados de aquella mágica ciudad, a veces con diferentes hombres en una noche.
Mi sensualidad sensibilizada, año tras año al finalizar el mes de junio, se incrementaba irremediablemente.
Me reconocí en escenas de aquella película del destape, revolcada en decenas de verdes lechos de cálido y lujurioso sexo.
Mis mejores amantes de una noche lo han sido en mi añorada Pamplona.
Mis orgasmos únicos, han sido conseguidos mirando las estrelladas noches de esa ciudad inolvidable para mí.
Mi cuerpo te necesita.
 


XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

PLATXADAZ

Aída Riancho López

Joan etorria izugarria zen, sekulako jendetza zegoen musikaren doinuarekin dantzan. Nagusiak kupel berri bat ekartzeko eskatu zidan. Begirada zentimetro batzuk jaso nuen, edalontziak alde batera utzi eta atzealdera joan nintzen. Kutxa batzuen artean bilatu ostean, kupela hartu nuen. Berriz ere tabernan sartzerakoan bero bortitz batek aurpegiko poro guztiak ireki zizkidan. Zapi gorria bihurritu nezakeen izerdia kentzeko. Upela bere tokian jarri ostean, bezero batek kaña bat eskatu zidan. Beste zerbitzariek jartzen zituztela erantzun nion, ni edalontziak garbitzen bainengoen. Ahoa gurutzatu zuen, aurpegi arraro bat luzatu zidan eta barraren beste aldera abiarazi zen. Jarraian, beste bezero bat gerturatu zitzaidan, kubata bat eskatuz. Geldiarazi nintzen. “Nola jarriko diot kubata bat? Honek ez daki norekin dabilen, suziri bat prestatu dezaket…” pentsatu nuen nire baitan. Nire lankideengana zuzendu nuen.

Ordu erdira garagardo kupela berriro hustu zen. Lan berdina tokatu zitzaidan: tabernako atzealdera joan, upela hartu eta bere toki berrian finkatu. Oraingoan edalontziak garbi-garbi zeudenez, nire alboetara begiratu nuen. Lan karga izugarria zen, baina ez nuen uste faltan botako nindutenik. Pausu batzuk atzeraka egin ostean, garagardo kupelen parean izkutatzen saiatu nintzen, ataraxia topatzeko nahian. “Lehenengo aldia zerbitzaria izanda, ez dago horren gaizki” esan nion neure buruari. Uztailak 6, larunbata zen. 

«BRINDIS»

Amparo Gastaminza Iriarte

Siete de julio.
Como todos los años, me dirijo a mi cita anual. He quedado con un personaje muy especial, tal vez un poco frío. Parece no inmutarse por nada. No sé como lo encontraré éste año. Aunque desde hace mucho es como si el tiempo no pasara por él.
Entro en el «Café Iruña». Me acerco a la barra y, ahí está él. El camarero al verme me pregunta. ¿Tomarás lo de siempre? «Si», ¡pero esta vez en copa grande y con mucho hielo! Me acerco a la esquina, levanto la copa con mi marianito y, golpeo suavemente con ella en la copa de Ernest. Y con él brindo por todos los que ya no están. 


XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

A SU IMAGEN Y SEMEJANZA

Margarita Del Brezo

Cada vez que llueve el mundo se desdibuja y todo empieza a borrarse del mapa. Tan solo los árboles aguantan el impacto del agua. La gente corre aterrada en busca de cobijo, pero no hay árboles suficientes y los que sobreviven pierden brazos, pies o cualquier parte del cuerpo que el temido líquido haya salpicado.
Cuando escampa, mi madre coge los pinceles y las acuarelas y pinta el mundo otra vez a su imagen y semejanza. Aprovecha para rectificar errores y cambiar lo que no le gusta. Donde estaba el bar de Marisa antes del último chaparrón ahora hay una alpargatería. Papá pasaba muchas horas allí, murmura con un pincel entre los dientes mientras retoca el luminoso que hay sobre el escaparate. Marisa se llama ahora Fermín y tiene el torso musculado y unas manos largas y suaves. Yo le recrimino que no puede jugar a ser Dios, pero ella hace como que no me oye.
Esta mañana ha empezado a pintar toros, gente vestida de blanco con un pañuelo rojo al cuello, pintxos de chistorra, comparsas de gigantes y cabezudos, barracas, peñas, txistularis y hasta fuegos artificiales.
—¡Mamá, pero qué haces!
—Vamos, corre, hija, que acabo de soltar el chupinazo. 

EL CHARLATÁN

Alberto Oroz Valencia

Lo recuerdo, siempre subido en su tinglado; en su púlpito diría, pues tenía voz de predicador. La voz de aquel capuchino de blanca y profunda barba que solía venir a mi pueblo, y subido al púlpito, ensalzaba hasta la adulación a nuestro Santo Patrón.
Siempre estaba rodeado de numerosos y atentos feligreses; siempre bien vestido, con su corbata y su sombrero, aunque a veces, creo recordarlo con boina. Vendía relojes, cadenas, pulseras, toda clase de joyas y alhajas; eso sí todo de oro de ley, pipas para los elegantes fumadores, y hasta paraguas por si se presentaba la tormenta o el sirimiri.
En aquella vieja maleta no sé cuántas cosas cabían.
A León Salvador, como me dijeron que se llamaba, siempre lo veía por las fiestas de San Fermín. Cerca de la parroquia de San Nicolás.
Cuando, a las cinco de la tarde, mi padre iba a los toros, y me quedaba en el paseo de Valencia escuchándole a él. Me gustaba lo que vendía; pero mucho más cómo lo hacía.
Le llamaban charlatán, pero para mí era el mejor monologuista.
No vendía; regalaba, entretenía, y además no cobraba.
Sin León Salvador los Sanfermines no hubieran sido iguales.