Archivo por días: 8 de noviembre de 2021


XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

MIS PARTICULARES ENCIERROS

ángel Silvelo Gabriel

Nunca he corrido un encierro en San Fermín. Y esa puede ser la razón por la que hoy he vuelto a soñar que huyo del silencio que yace impregnado a estos barrotes. Mis manos sujetan un pañuelo rojo a modo de engaño con el que fantaseo que animo a los morlacos para que corran cerca de mí. Pero todo es impostado, como mi deseo de correr un encierro en pleno confinamiento. A solas. En el campo. Sin mascarilla. Un reto por el que ahora cumplo condena aferrado a la incomprensión y la desnudez que asiste a mis sueños. Unos sueños que aún son capaces de obrar un milagro cuando reproducen imágenes que se distorsionan en mi mente a través de un sinfín de reflejos que me alientan a conquistar la libertad que busqué en mis particulares encierros, y sin embargo perdí. Una libertad que ahora sé que se encuentra lejos del silencio que me acoge y cerca del bullicio de los Sanfermines, de su fiesta, de sus gentes y de mi deseo de correr mis particulares encierros por las calles de Pamplona.  

MÍRAME

Ana Victoria Durruty Corral

Por una mirada daría la vida. A algún poeta le ha parecido suficiente devolver por una mirada un beso. Yo te daría mi vida entera. Pero soy invisible a tus ojos ¡Ese par por el que estoy dispuesto a morir! Aquí y ahora, o mañana en San Fermín. Todo para que me mires. Todo para que me veas.
Yo te veo. Observo tu caminar calmado y tus manos cansadas. Daría lo que tengo y lo que no por verte reposarlas en las mías. Te regalaría el cielo plúmbeo de este invierno que me persigue todo el año porque no me ves.
Este 7 de julio he mirado a la muerte frente a frente. Y ella me ha sonreído displicente. La Parca es tan escurridiza como tú. Sentí el hálito fétido del toro humedeciendo mi nariz. Tuve miedo de morir antes de que tú miraras estos ojos que te adoran. Pero no morí porque tú aún no me has visto.
¡Mujer no quiero una vida sin ti!
Entre un millón de personas en fiesta he osado rozar tu falda blanca del taje de pamplonica con mi pañuelito rojo por si existen los milagros. Y como es celebración de santos, finalmente me has mirado.