XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín
EL PAÑUELO ROJO
Fabio Alfredo Blanco
José extendió su pañuelo rojo y lo colgó en el espaldar de su cama, la ansiedad se apoderó de él, sería muy difícil conciliar el sueño. Desde que apenas aprendió a caminar siempre quiso participar en “el encierro” de toros. Como todo niño pamplonés, participó de las fiestas de “Sanfermines”, corriendo entre los cabezudos, cantando y riendo, divirtiéndose, pero mañana sería su momento especial, levanta su pañuelo rojo, le reza a la imagen de su santo y cierra sus ojos.
Días previos, llegaron a la ciudad miles de turistas, se podía sentir el aire festivo por todos lados, mucha algarabía, peñas y bares abarrotados, el chocolate con churro desde muy temprano, bailes, música, el espíritu de San Fermín invadió las calles.
El gran día ha llegado, José de blanco impecable, se ata su pañuelo rojo y se dirige a los corrales de la cuesta, su adrenalina sube. Es un momento mágico, se escucha un estruendo, “El chupinazo”.
GRACIAS A SAN FERMÍN
Iñaki Echarri Echeverria
Frente a la fachada del Ayuntamiento mi braceo continuo y las flexiones de rodillas son de puro nerviosismo en la espera. Quedan apenas dos minutos cuando una pareja de extranjeros se me acerca y la chica pregunta en un spanglish cómico:
– ¿Dónde es curva Esfacheta?
– ¿La curva de la Estafeta? – corrijo.
– ¡Yeah! Esfacheta.
Me giro y utilizando el periódico enrollado de mi mano indico la dirección.
– Perdonad, ¿vais a correr? – pregunto mirando las sandalias del chico.
– ¡Yes, of course! – contesta ella que calza deportivas nuevas.
– Quizá mejor hoy lo veis desde el vallado, mañana con zapatillas puedes correr más seguro. – digo señalando sus pies desnudos sobre algo plástico que pretende ser una suela.
– ¡No problem! – sonríe él
– Bueno… Tened cuidado en la curva, sobre todo no parar en el exterior de la curva. Ya habréis visto alguna vez que siempre chocan los toros contra el vallado.
– Yes, yes, no problem. ¡Grasias amigo! – contestan ambos.
El cohete estalla y los toros inician la carrera, no hay tiempo para más, la marabunta se mueve y yo con ella.
El capotico de San Fermín trabaja a diestra y siniestra, hoy, mañana, y siempre dispuesto, tan necesario, tan real.