Archivo por días: 28 de marzo de 2022


XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

DEL OTRO LADO.

Concha González_nieto Delgado

Abro el balcón y te cojo de la mano. Puedo ver el futuro, te digo. Tú cierras los ojos mientras te abrazas a mi sueño. Como una sinfonía, otros balcones se van abriendo, al blanco, al rojo, al aire.
Recuerdas aquel año en el que el silencio se quedó pegado a los adoquines de las calles. El año en el que tú y yo nos conocimos mientras batíamos las palmas como homenaje a aquellos que de un blanco impoluto nos salvaban la vida. Teníamos en los ojos el miedo y la incertidumbre y la embestida de la muerte duraba algo más de tres minutos.
Hoy tu pelo ha encanecido y mi piel se ha marchitado, pero tenemos viva la memoria y el ruido alegre del chupinazo se desliza entre los mozos que brillan ante la cornamenta de un elegante toro negro. Este año sí, la calle es una pañoleta de colores, un cántico a la vida, un estallido de adrenalina, aunque tú y yo ya no estemos, aunque seamos tan solo un recuerdo.
Otra vez aquí, siete de julio en estafeta, tocando un presente litúrgico, el ineludible ritual de vivir la fiesta, a pesar de que esta vez nos toque estar del otro lado.
 

ENEKO Y SAN FERMIN: UN PASEO FANTÁSTICO

Luz Garcia Mazario

Era pequeña, pero recuerdo que mi padre iba a San Fermín con unos amigos de Guadalajara. Volvía cargado de zapatillitas blancas, pañuelos y fajines rojos. Nos hablaba tanto de Pamplona, San Fermín, su peña, de donde comían antes de ir a los toros, que sus cinco hijos creíamos que lo había hecho toda la vida. Cuando tenía ochenta años, fui con él a Pamplona. No solo él, reconocía lo vivido como si fuera reciente, yo también. Supe que solo había ido dos años.
Hace cinco años que tenemos un nieto pamplonica que vive en la calle Curia, Eneko. Èl nos ha hecho descubrir y disfrutar de un San Fermín que es mucho más que toros. Por las mañanas, a hombros del abuelo, seguíamos el desfile de gigantes, cabezudos, kilikis y zaldikos. Descansábamos desayunando huevos con chistorra en alguna terraza compartiendo su alegría con las mesas alrededor. Por las tardes, íbamos a los juegos del “Vaticanico”, Carlos III, La Taconera y la Tombola.
Volveremos a hacerlo y cuando sea mayor, sentirá los sanfermines como un hecho continuo porque irá magnificando las anécdotas que vivimos juntos y recordado las fotos y videos. ¿No es otra forma de vencer al Covid?