Archivo por días: 28 de abril de 2022


XIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

MI DIARIO

José Antonio Antón Baigorri

14 de julio de 2019
Punto y final. La calle Mayor casi vacía me conducía a la melancolía. Mientras guardaba el pañuelo en el bolsillo de la camisa con la ilusión por volver a anudarlo dentro de un año, se apagaba en la lejanía la melodía agridulce del pobre de mí. La mordedura dulce del alcohol me sumía en un sopor entre la tristeza y la euforia. Ya falta menos…
En la soledad de la Taconera me preguntaba si quienes nos visitan interiorizan la magia de nuestra tierra, capaz de hacer sublime lo sencillo, de vivir con el alma momenticos que no se aprenden ni se explican, simplemente se sienten. Si entienden esa emoción extraña, sobrenatural, que estremece el alma de quien, tras correr el encierro, desanda la Estafeta en un baño de sol y eternidad. Dudo si han vivido en este cielo nuestro de emociones que, por no caber en la mente, entran en el espacio abierto del corazón.
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4 de abril 2020
Uno de enero, dos de febrero… se ha roto la escalera que conducía al cielo de los sanfermines.
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7 de julio 2021
Sigue rota la escalera pero, ahora sí, ya falta menos.

 

THE FALLEN ONE ALSO RISES

Andrew Mcleod Leggo

As the sun gradually shines brighter, the sea of white and red becomes ever more vivid. It’s a pleasant early morning and the picturesque street is brimming with people and life.

The excitement and expectation, of the years of watching the news report on those crazy people running with bulls in a faraway dreamland, materialise into actuality. Everyone here is a part of it. Coming from different places and with different stories, but each with the same baited breath of anticipation.

That feeling- am I really here? Is this really happening? And then a sudden jolt of realisation that brings spine-tingling joy- the rocket is fired. You can feel the buzz increase with the sound of the second rocket, and continue to build. They’re coming. And then they come into view. The magnificence of these splendid creatures and the bewildering oddity of them being in the confines of a medieval street makes a transfixing sight.

A man falls to the ground. My heart compresses as the stampede passes through. I’m safe on the balcony, but him? Afterwards, he gets up. San Fermín had looked after him. Half an hour later my heartrate settles and I can enjoy the festival again. Did somebody say sangría?