XIV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín
!VÍSPERAS¡ !BEZPERAK¡
Alfredo Charles Chevannes
Llegaba al Alba del 6 de Julio con la estación de Pamplona abarrotada. Esperan Lolintxe, Ibai, Estitxu y Maialen dentro de una algarabia festiva contagiante. Me llevaron al coche y hasta su casa como fonda; pudiendo aliviarme de la mochila e impaciencia del viaje.
Antes de las 12 del medio día; seguimos a multitudes de “Blanco” impoluto hasta la plaza Consistorial con alegría contenida.
Sonó el ¡¡Txupinazo !!…la sensación del más potente estallido desbordante de alegría colectiva. Inimaginable e indescriptible armonía de chavales y mayores anudando el pañueliko rojo al cuello. También en los hogares y lugares de trabajos con un solo cantar. ¡Viva San Fermín! ¡Gora San Fermín!…
Inicio de fiesta sin igual, preludio del 7 con cantos y bailes orquestadas musicalmente en el “Riau Riau” desde la iglesia de San Lorenzo, contrastando la sobriedad de chisteras que lucen los ediles en informal bullicio, con txarangas de txistus y gaitas acompasando a gigantes, kilikis y cabezudos. Las verbenas engalanan la ciudad y el rejoneo en la plaza de toros…pone acento a la actividad taurina.
San Fermín, con su capotico guia “Los Encierros” universalmente conocidos, las ofertas culturales, ocios diversos y socialización por doquier; que solo el agotamiento pausará hasta el “Pobre de mi”…
2 AÑOS TARDE
álvaro Calcedo Riveiro
¡Pamplona, despierta!
Recogida, por una brisa eufórica.
Adornada, por trinos y cánticos que no requieren ya de filtros.
Llena de vida… y plagada de mis fantasmas.
Y yo, parado, me cuestiono en torno a todas las cosas que damos por sentadas.
Aquellas que llevan con nosotros desde siempre y forman parte de nuestro ADN.
Aquellas, que desgarra añorar más que nada en este mundo.
Y escucho el estallido de salida.
Y un trueno arrasa con mi noche.
Y lo sigue el entrechocar de pezuñas contra los adoquines.
Y por fin rompo mi ensueño y me pierdo en la marea de colores.
Mientras recorro corriendo calles y callejas que creía olvidadas lanzó al aire un beso.
De este encierro sí hay salida.
¡Va por ti papá!
LA GLORIA
álvaro González López
Aprendió a querer las fiestas de San Fermín antes de conocerlas. Ya de bien pequeño, siendo bebé, su padre le despertaba antes de las ocho de la mañana para disfrutar del encierro juntos. Le agarraba contra su pecho y recordaba aquellos años por Pamplona cuando era un estudiante y los Sanfermines eran el centro del mundo. Esos días de fiesta y felicidad, una felicidad a borbotones y no como acostumbra: leve ráfaga que llega y pronto se va.
La voz de Javier Solano acompaña en sus recuerdos todas las carreras de los mozos, y ahora que se jubila es cuando él se va a medir al animal más bello y peligroso del mundo por la cuesta de Estafeta. Cierra los ojos y vive la memoria de su padre: todo lo que éste le contó, todo lo que vieron, todo lo que imaginaron. Correrá y festejará por él, que ya no está, por ese padre al que siempre echará en falta: las pérdidas importantes jamás se superan, sólo se capean. Tratará de ser eterno desde el día 6 al 14, dios mundano de la nostalgia, del deseo y la dicha.
La gloria en Estafeta con los pitones afeitando sólo unos segundos dura toda la vida.