Archivo por días: 26 de agosto de 2022


XIV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

A TRAVÉS DE MIS SENTIDOS

Carmen Fidalgo Gonzalez

A TRAVÉS DE MIS SENTIDOS
Sobre una alfombra roja se alza el chupinazo.
Los mozos bailan sin cesar, se van preparando ya, y como olas ensangrentadas bandean sus pañuelos rojos mientras esperan a las doce el cohete frente al Ayuntamiento.
Gente muy dispar pasa estos días por la ciudad, la mayoría de rojo y blanco, extranjeros de todo pelo, escritores, actores, futbolistas, cantantes, divinos …… y hasta maleantes con un gran arte.
Música por todas partes, gente sin cesar, parece el agua de una fuente que mana sin parar.
Globos en el aire, pasacalles, charangas, gigantes y cabezudos y con ellos los kilikis que pasan pegando duro.
Cierro los ojos …. respiro…. y pienso mientras me como un barquillo.
Huele a fiesta…. a vino…. a champan… a peñas….. a tómbola ….. a barracas …. a fuegos artificiales y a los churros de la Mañueta tan sabrosos y especiales.
Huele a dianas, a encierros, a corrida de toros…. a calles que vibran, a gente que canta, a noches sin dormir.
Huele a incienso junto a San Lorenzo, casa del gran San Fermín, donde los pamploneses acuden a rogarle favores mil.
Y así es mi Pamplona querida …. la más amada ….. la más vivida.
 

PICARONA

Carmen Remírez Barragán

Imposible que pasaran desapercibidos. Eran una cuadrilla de las que imponía. Bailaban como si nadie les mirase. Todo estaba lleno. Ocho cabezas. Muy de Pamplona, exigiendo su distancia de seguridad a la marabunta. Como si no fuesen Sanfermines y los cuerpos, mezcla maltrecha de sólidos y líquidos, se abrieran hueco como podían. De un primer vistazo, me gustó el que llevaba algo de barba. Aunque, bueno, había otro con perilla y pendiente que tampoco estaba nada mal. Quería acercarme hasta ellos, así que me puse a pensar en alguna excusa con la que romper el hielo. «Hola, me encanta ese gorro. ¿Dónde lo has comprado?». Sonaba simpática, sin ser desesperada. Es verdad que también había chicas, pero iban a lo suyo, y solo dos parecían marcar territorio. Unos eran pareja fijo, estaban cortados por el mismo patrón. Mismas expresiones, mismo uniforme blanco y rojo. La música comenzó a sonar de nuevo y bailamos. Vi mi hueco. Pero también a ella. Con dos coletas. Simpática y tan desesperada como para adelantarse a todos y colarse sin preámbulo entre sus faldas. Le tomó la mano, le dio un beso y, picarona, le entregó la primera su chupete. Orgullosa, se volvió a perder entre la gente.  

EL CONFESIONARIO DE PAMPLONA

Carolina Sánchez Ospina

Había un confesionario metálico en la Catedral de Santa María la Real de Pamplona, donde los habitantes de la ciudad solían confesarse. La tarde después del lanzamiento del chupinazo que inauguraba las Fiestas de San Fermín, ocurrió un eclipse lunar, y mágicamente el confesionario empezó a caminar y a hablar.
Los pamploneses al verlo se asustaban y corrían para ocultarse, ya que sabían que en él habían contado sus pecados y ahora éstos quedarían expuestos. Y así ocurrió.
El confesionario caminó por la ribera del río Arga y la primera persona que no corrió fue Rafael, y de inmediato el confesionario gritó “ese es Rafael y tiene 3 amantes”. Rafael se asustó al ver un confesionario hablando y se aterrorizó con la verdad que había dicho. Fue corriendo a la casa, se montó en su camión y a toda velocidad fue a la ribera donde había visto al confesionario. Sin piedad le echó el camión encima tirándolo al fondo del río de donde nunca salió. Las fiestas continuaron en perfecta normalidad. Ahora el pueblo se confiesa en un campo baldío y la paz volvió a la región.