XIV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín
APRENDIZ DE JUSTICIERA
Evelyn Beatríz Hermosilla Méndez
Tragó la saliva espesa mientras caminaba en círculos por la habitación, y la lluvia arreciaba en los cristales, tenebrosa, como esa mañana… como venían siendo todas desde la última década, aplastadas por el miasma de la represión.
Los cinco fusilados no sobrepasaban la veintena, repetía el locutor, espeluznado, contumaz en señalar la ristra de atrocidades cometidas por el dictador de gafas oscuras, amparado por la clandestinidad de las ondas.
Los cinco golpes en la puerta le recorrieron la espalda con un escalofrío. El momento había llegado.
Ocultó el transistor, y frente al espejo se deshizo de una arruga en el vestido blanco. Repasó el labial ensayando una sonrisa turbulenta, y se ajustó el pañuelo rojo al cuello. La Smith & Wesson no le molestaba dentro de las botas.
La retransmisión del arranque de los Sanfermines se celebraba en el Centro Español por todo lo alto con los expatriados ilustres, embajadores, y ese año, con el General como invitado de honor, adicto a la adrenalina. La embriagadora mezcla de pintxos y pisco sour, la apasionada cuenta atrás, y el griterío tras el Txupinazo fue el instante elegido para completar su misión.
Lo único que lamentaba era no poder quedarse a los postres.
SI TÚ ME DICES VEN
Federico García Fernández
Lo nuestro fue amor a primera vista.
Eran las ocho de la mañana cuando nos conocimos en Santo Domingo. No la isla, sino la Cuesta.
Él parecía un lirio blanco, con la faja y el pañuelo rojos como dos lazos de amapolas.
Nos hablamos con la mirada.
Aunque andaba distraído con el periódico en la mano, supo cuáles eran mis intenciones. En silencio, sin apartar sus ojos de los míos, se alejó calle abajo hacia la plaza del Ayuntamiento.
Me cautivó su cuerpo juncal de media luna y su juego de seducción, queriéndome a su lado y apartándome de él.
Pero yo no me rindo tan fácilmente. Si quiero algo, peleo por conseguirlo, y lo persigo con todas mis fuerzas.
¿Estaría aquel mozo burlándose de mí?
No me gusta que me humillen.
Si no me quería, que me dejara en paz.
Así se lo dije en aquel callejón donde, al fin, le di alcance.
Fue entonces cuando él decidió coger el toro por los cuernos, pero ya era tarde. A San Fermín no le quedaban más capotes.
Le dije adiós para siempre, dejándole con mis astas una rosa de sangre en el pecho.
LA BRÚJULA Y LA MUERTE
Felipe Andrés Barros Cáceres
La brújula y la muerte
La sensación anímica en contraposición con la disposición psíquica de un individuo predisponen su temperamento. Lo corporal en este caso suscita incógnita para los individuos, donde una explicación racional queda relegada en segundo plano cuando el amor interfiere y gustos extraños se gestan desde su cólera por no perder lo añorado u deteriorado, derrotado u demacrado psicológicamente cuando el despertar del alma se encuentra a la espera de ver que sujeto discursivo y perspectiva ideológica es la ganadora. Búsqueda, espacio temporal, sucesión y comunidad, simultaneidad. Verde, Negro, rojo, blanco y celeste propiedades del logos en cada cronos divulgado.