Archivo por días: 3 de octubre de 2022


XIV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

ENCIERRO EN EL ENCINAR

Gontrán Cháfer Reig

«Mañana vienen a abonar la dehesa», dijo el patrón, «esta tarde te llevas a los toros y los encierras en el encinar». «Vale», respondió el mayoral.
Al terminar la clase, el maestro le dio un recado a Pedrito: «Me ha dicho el cartero que andaba con prisa y no ha podido pasar por tu casa. Te ha dejado el periódico de tu padre junto a una encina. Ha atado una cinta roja para que la reconozcas». «Vale», respondió Pedrito.
Camino a casa, pasó por el encinar. Enseguida vio la cinta roja en un árbol. Se la ató al cuello y cogió el periódico enrollado. Al poco escuchó un estruendo de galopar, como en las películas del oeste. Se giró y, entre el polvo, distinguió… ¡una manada de toros!
Echó a correr como alma que lleva el diablo. Le dio tiempo a trepar a una encina con la agilidad de un macaco. Desde allí vio pasar de largo a los seis toros y, tras ellos, el mayoral a caballo con la garrocha. Tardó media hora en bajar. Volvió a casa sudoroso. Aunque no era Julio, hacía mucho calor. 

EL APRENDIZ

Gonzalo Prieto Barrera

No fue sino verla para seguirla por diez años consecutivos en los Sanfermines, más a pesar de mi interés socializado untado de cortesías materiales, nunca conocí su palabra y con la promesa de que en esta versión será la vencida, aterricé ansioso en Pamplona obstinado en sacarle palabras comprometidas y regresar feliz como aquella vez en que me obnubiló no obstante regresar vacío.
Esta vez y para mi fortuna, la hallé rápido y estaba más hermosa que nunca tomando cerveza. – ¡Adiós temores! – Tartamudeé, me le acerqué pero sucedió lo mismo que años atrás. No contestó mi saludo y ahí exploté. –Hermosa, soy el mismo de todos los años… el que recibe silencio por más que te hable. Más esta vez, solo cuento con doscientas cuatro palabras para conquistarte y por favor, háblame porque se agotan y ni pienso regresar sin ti…
Se rió y apuró cerveza. A mi tristeza, me brindó una, luego yo, luego ella y así hasta la madrugada en que decidió irse. – ¿Porqué te vas sin hablarme? – Pregunté llorando.
-Nunca te contestará- Me dijo alguien quien reconoció mi década de dolor.- Solo habla euskera…
Lo estoy aprendiendo para que el próximo año sí sea la vencida. ¡Agur,zorionak! 

SE OYÓ EN EL CIELO…

Gonzalo Roberto Erice

…Y llegan las fiestas de San Fermín. Y se mezclan los sentimientos y la abuela no lo oculta. Y ella espera el Chupinazo, y bella luce su blanca blusa, y su blanca falda, y su roja faja y su estampa de buena moza navarra. Y al grito de ¡Viva San Fermín! anuda su rojo pañuelo al cuello. Y camina por las calles y mira como buscando y mira como esperando… Se oyen gaitas y hay desfiles y va gente y viene gente y la abuela algo busca y algo espera… Y no está su compañero, la pandemia lo llevó. Y es por eso que está triste, pero busca y algo espera. Ahí lo siente, en el encierro, entre los mozos, en las calles. Y sigue buscando y sigue esperando. Y de pronto, lo percibe ahí presente. Es que se oye en el cielo la jota que hizo a San Fermín llorar y ella sabe que se la cantó su navarro, que el encierro no verá. Y la abuela miró al cielo, soltó una lágrima cual San Fermín y sintiendo que su navarro estaba justo ahí, junto al Santo, ya no buscó más. Y una tenue y bella sonrisa se dibujó en su rostro.