Archivo por días: 5 de octubre de 2022


XIV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

MUU

Hermes Mora

*Muu
-Yo solo imitaba lo que veía. Qué iba a saber que el señor de las pompas blancas era el alcalde y menos que la doña del traje negro era la madre superiora-.
*muuu-
-Sí señor, mañana seré más cuidadoso-
*Muu
-creo que me quedó gustando…aqui entre nos, mañana levantaré al perro y al gato
*Muu
-Relájese, sólo serán magulladuras-
 

CUÁNTO DUELE UNA CORNADA

Hernán Luis Digilio Pérez

Ya he dado mil vueltas en la cama pero no hay manera de ponerme para que este tormento me permita planchar la oreja.
Me importa un pimiento si es la infección causada por los cuernos o el puñetero cerebro queriendo escapárseme por los ojos ¡Me quiero dormir, hostia!
He probado con diclofenaco, me he puesto hielo y hasta me he zampado una medida de whisky ¡Pero es que no se me pasa, copón!
Debería pegarme un martillazo en el pie o apretarme los dedos de la mano con la puerta para ver si transfiero el dolor a una parte del cuerpo más benévola o, al menos, lo reparto.
La inflamación hace que se me vaya la olla y, cuanto más me como el coco, más me duele. Para colmo de males, los alaridos de la gente, la carrera desenfrenada y el blanco empapándose de rojo vuelven a mi mente como “chispazos de los Sanfermines”.
Si tan solo Arantxa estuviera aquí…
¿Será posible que desde que me empitonó el toro por Estafeta recién haya reparado en cuánto la extraño, a pesar del daño que me ha hecho? ¿Será verdad, entonces, que la pena de amor más grande cabe en una cornada? 

A CAMPO TRAVIESA

Hernando Striedinger Cepeda

Jorge venía de pastorear un par lesiones. Nadie ofrecía un céntimo por su triunfo.
Además su salida en el Cross del San Fermín no sería ideal.
La meta aun distaba. Como fuese a media marcha apurando el paso despuntó del lote. Remontó posiciones. Adelante jadeantes corrían peligrosos adversarios. Hans el esquelético Etíope precedido de fama internacional agarraba ventajas. ¡Eso jamás bajó sus ánimos. Sus postreros entrenamientos, Jorge los efectuó acompañado con su actual pareja. De hecho Marta su novia pegada a la bandera de la meta le esperaba ansiosa. Jorge a cada instante sentía amarla más.
Desde chico moría por correr. Al hacerlo hasta: ¡Creía flotar!.
Quien iba al frente suyo se fundiría. ¡Quedaban cuatro!.
Alguno de los africanos volteó a mirarle. Mientras devoraba envidias ampliamente lo superó. Otro padeciendo un esguince: ¡Gritó adolorado!
Ahora iría metido entre los primeros.
¡Cerca calculó palpitaban sus esperanzas de progreso!.
Alcanzó a sollozar de felicidad tras igualar a otro más.
Obstante el célebre moreno ganaba terreno. Frunciendo burlón su abultada boca osó a mirarle encima del hombro.
Jorge ya con la respiración volada imaginaría se hallaban al par. Y así con gigantesco esfuerzo sería real.
¡Marta ruidosamente aplaudía atenta a aquello apoteósico sucedía!.