Archivo por días: 28 de octubre de 2022


XIV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

HASTA REVENTAR

Javier Casado Mayayo

A escasos minutos de que el reloj marque las 12, aún no se cree que con él vaya a estallar la fiesta. Cuando lo eligieron, la noticia corrió como la pólvora entre sus amigos y allegados, pues nadie de su entorno había llegado antes tan alto. Y eso que es la cuarta generación de una familia dedicada al espectáculo: sus padres, sin ir más lejos, actuaron en Sanfermines, y aún recuerda el brillo de sus ojos relatando aquella noche mágica en que llegaron a tocar el cielo. «Tu madre estuvo resplandeciente, fue pura dinamita. Niños, mayores… nadie, absolutamente nadie, podía dejar de mirarla». «Calla tonto, si no fuera por tu voz atronadora… ¡el escenario de los Fueros vibraba a nuestros pies!»

Las puertas del balcón del Ayuntamiento se abren y un sonido ensordecedor inunda la habitación. Teme no estar a la altura, y eso que lleva toda la vida preparándose para esto. Sabe que lo que haga hoy puede suponer un ascenso meteórico para su carrera, o bien hacerla saltar por los aires. Consciente de que esta oportunidad es su último cartucho, sale como un cohete hacia la barandilla y, sin hacer mucho ruido, surca a toda mecha el firmamento de Pamplona hasta reventar. 

AY! EL VIVO A GOZÁ!

Jeferson Steven Gutierrez Camargo

Mojándose la boca con el ultimo concho de café que destilaba de la taza de porcelana blanca, traída desde las penumbras de una isla desconocida, se coscaba de la infinitud del tiempo y con un aliento casi inhumano señalaba su desdén al no poder escuchar el estruendo de la pólvora marcando el txupinazo.
Yacía en su cama después de haber sido diagnosticado con una enfermedad huérfana, y sin embargo en su rostro sólo existía una sonrisa que dejaba percibir su prótesis dental como evidenciando la gracia de haber vivido más de noventa años. Cerrando sus ojos viajó por el mar de sus recuerdos y se deleitó en lo más profundo de su alma, no había nada reprochable tan sólo el olor indescriptible del vino y a novillos de la más alta pureza.
De sus ojos lagrimas descolgaron, y un torrencial de emociones recorrieron su cuerpo; el tiempo se hacía eterno entre las sabanas y los medicamentos, lo que hacía de su vida un gran misterio. Posando la taza en la mesa donde se encontraba la imagen de aquel Obispo tan amado por él, quiso gritar a las nuevas generaciones: Carajo! Ay! El vivo a gozá, tío! 

AL VALLADO SÍ, AL VALLADO

Jesús Blanco González

Hoy madrugo. De blanco y con el pañuelo en la muñeca camino hasta el callejón y toco, 795 veces después, el vallado. Todavía recuerdo aquel dos de mayo de hace dos años, ese día, por fin, pudimos salir a la calle. Ni me lo pensé. Salí temprano de casa. Cuántos nervios contenidos, y cuantas incertidumbres. Me acerqué al vallado del callejón, lo toqué, con guantes, con miedo, pero lo sentí.
Cada día, sin faltar ni uno, me he acercado a ese punto, cada día con más decisión, cada día con menos miedo. Al principio con guantes, tocando tímidamente con los dedos de una mano y limpiándola luego con gel. Poco a poco apoyando la mano entera, las dos manos, acariciando su textura, rozando la cara, oliendo la madera. Días de lluvia, de sol, de nieve. Días de volver a empezar la cuenta atrás.
Al principio, un minuto, poco a poco más tiempo. Días en que me he sentado toda la tarde sintiendo, soñando, recordando, llorando… Los días de los no sanfermines eran más intensos, incluso alguna lágrima se ha colado entre sus grietas. Hoy, un abrazo…al vallado sí, al vallado, que inmóvil ha mantenido el sentir de la fiesta, el sentir de San Fermín.