Archivo por meses: diciembre 2022


XIV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

EL ESPÍRITU DE LAS FIESTAS

María De La Paz Valero Uceda

Aún recuerdo la alegría que sintió en mi corazón cuando supe de la existencia de esas fiestas en las que los muchachos correrían delante los novillos, eran unas fiestas alegres donde los vecinos se reunían y brindaban por su patrón, pero luego todo cambió, llegaron los excesos y esas tristes noticias que llenaban los telediarios, no, esa no era mi gente de Pamplona, esa gente que sueña todo un año con vestirse de blanco y su pañuelo rojo, esos no eran ellos o al menos ese no era el espíritu que yo amaba y del que me sentía inmensamente orgulloso.
Hoy tengo que confesar mi querido lector que me encantaría recorrer aquellas calles añejas, zambullirme entre los nervios de los chavales que es su primer encierro, y consolar a quien preocupado y a la vez orgulloso se queda en casa por los que partieron, y si, ¡claro que sueño con que todo cambie!, con que las fiestas de julio vuelvan a ser lo que nunca debieron dejar de ser, lo que se merece mi gente, esa que me ama como yo a ellos.
Quizás ya se estará preguntando quién soy: Me llamo Fermín aunque entre la gente me dicen San Fermín…
 

EN MEMORIA DE MI MADRE

María Del Mar Suárez Sanabria

¡Hola amatxo! Ya he llegado a la Cuesta de Santo Domingo. Periódico enrollado en mano, le canto al Santo. Me he recogido el pelo, bien estirado, como tú me aconsejabas, para que no me molestase en la carrera con los seis bravos. Estoy segura de que estarás al lado del morenico, cuchicheándole que soy una corredora de raza. Mami, explota el cohete. Nervios y adrenalina se disparan. Empiezo a volar. ¡Cuánto te echo de menos! 

VIVIRLO PARA ENTENDERLO

María Del Mar Salinas Yuste

Siete de la mañana, la calle se refleja perfectamente en tus gafas, mis manos sudorosas, están muy sudorosas.
Quizás no fuese necesario pero juntos volamos con los pies, aparecemos en el mismo coso, los dos unidos muy abrazados, en ese momento nos miramos. Corredores y toros, hombre y animal unidos, sudan y sus cuerpos brillan de una forma especial y única.
Todo es igual, sin embargo cada año la emoción es diferente y lo evocamos en nuestro día a día.
También tus manos al igual que las nuestras comenzarán a sudar y sentirás TÚ felicidad.
Llega el final, inevitablemente todo muere para mas tarde renacer de nuevo.
Me diluyo con el pobre de mí…tengo que trabajar…esperaré.
 


XIV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

FOTOS EN BLANCO Y ROJO.

María ángeles García Jimeno

Tocaba hacer la mudanza cuando aparecieron los aquellos álbumes de fotos. Algunos con el color casi perdido de la familia y así hasta que abrió un álbum con fotos que no cabían en los plásticos. Y de pronto recuerdos.
Anne y sus amigas de siempre con un chupito de manzana brindando vestidas de blanco y rojo con la chaqueta típica negra.
Recuerdos de San Fermín cuando todas estaban solteras. Seguían en contacto pero los años relajan el temperamento. Y mientras pasaba las fotos las noches en las barracas, o cuando los guiris creían que podían con esas tres mosqueteras que no pasaban de beber manzana o mosto, o a lo sumo, alguna cerveza con limón.
Y las verbenas con aquellos chicos franceses tan agradables aconsejándoles que no corrieran el encierro. Y el aroma a fiesta. El trozo de coco para Anne, o traer el bocata de casa para los chicos cuando iban poco a poco teniendo novio. Eran mejor que los de los puestos.
Y que no faltase el pañuelo para la siguiente fiesta con los deseos puestos en el pañuelo que se dejaba.
Recuerdos en blanco y rojo.
 

OCHO SEGUNDOS

María Belén Vizoso García

No hizo falta nada más: sólo mirarnos, frente a frente, sólo un instante. Dos combatientes de una guerra que nunca lo fue, de un combate sin tierra, capitán, ni razón. Pero enfrentados por ganar. A un lado estaba yo mismo, exhausto tras la agónica bajada de la calle Estafeta, apoyado, al fin, en la desgastada madera de un portal, sintiendo el miedo enroscarse fuertemente a mi garganta, que con dificultad humedecía con un último hilo de saliva, mientras el corazón era un martillo incesante por dentro, un diabólico percusionista. Al otro lado, y con ese poder que da el saberse superior, paseabas tu inmensa negrura, tu rotundez infinita y azabache, por la bella Pamplona.
Patinador sin medalla en la curva anterior, te detuviste de pronto, girando tus amenazantes astas hacia mí. Clavaste mirada y silencio, tan sólo ocho segundos. Ocho eternos segundos. En ese punto, me perdonaste la vida, mostrando a los presentes que lo tuyo era raza. Poderío mohíno. Que tú, en definitiva, eras y serías siempre el rey de la fiesta de multitudes.
Tu boca furiosa, entreabierta, jadeante, continuó entonces el descenso. Pero yo permanecí inmóvil, atenazado por el pánico. Y allí estoy aún, esperando otra mirada igual: salvadora y monárquica.

 

REINVENTAR LA FIESTA

Maria Carmen Oliver Abadias

La princesa se había escapado del dragón y del Caballero. Andaba desaparecida desde el veintitrés de abril.
No la entendían ni el caballero, ni el dragón. Le habían ofrecido un final feliz y ella los había desdeñado. Firmaron un pacto de entendimiento y mustios emprendieron su andadura para buscarla.
Montañas y valles, barrancos cristalinos; corazones pasmados y algunos interrogantes.
Una amazona a lomos de un corcel. Quizás sea ella, quizás, no.
̶ ¿Hacía donde va? ¿Qué es lo que busca? ̶ se preguntaban ̶. ¿Por qué se empeña en destruirnos?

El Caballero y el dragón avistan un ruedo, y en su diana a una mujer telúrica e inquieta ante el sonido afín a una estampida. ¡No! Es el primer encierro de San Fermín. Un toro bravo corre hacia ella, se posiciona al frente, escarba la arena con sus patas delanteras y brama. Los espectadores tensos convidan al silencio.
La princesa le dice:
̶ Hace tres lunas, al advertir que caminamos por el mismo margen del escarnio, salí a encontraros. Los hombres enardecidos aman el rojo animal de la sangre y la femenina mansedumbre por igual. Acomódame en tu lomo y huyamos, para que juntos podamos reinventar la fiesta.
̶ ¡Ooooh! , tiemblan las gradas.

 


XIV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

AL OTRO LADO

María López Correa

Desde hacía muchos años, ella se levantaba todos los meses de julio a las seis de la mañana. Se metía en la ducha como cualquier otro día y después desayunaba en la terraza con calma, preparándose para ir a trabajar.
Cuando ya estaba lista volvía al salón y encendía la televisión, justo en el momento en el que los informativos conectaban con los equipos de reporteros en la ciudad de Pamplona para retransmitir los encierros.
Mientras los corredores se encomendaban al santo, se veía a sí misma en el reflejo con el pelo cano y más arrugas en el rostro y el alma que el año anterior, y que hacía dos, y tres y desde ya tanto tiempo. Y lo buscaba, hasta que daba con él.
Él la esperaba como siempre en la curva de Mercaderes, con su pañuelico rojo al cuello y la mirada fija a cámara, llena de todas las palabras por decir. Durante esos segundos se veían el uno en los ojos del otro traspasando fronteras y las agujas de los relojes del mundo retrocedían veinte años atrás, cuando se prometieron que nada ni nadie, ni la vida misma, los podría separar.  

TÚ GRANDE, YO PEQUEÑO

María Calatayud Dendariarena

Es 7 de julio. Ahí sale San Fermín. Por fin. El santo morenico vuelve a pasear por las calles de Pamplona. Un grupo de escoltas de gran altura acompaña a nuestro patrón. Giran y giran, al son de la música, bailando sin parar.

Antes me daban un miedo “quepaqué”. Pero ya no. Porque voy de tu mano. Cuatro parejas de reyes de cuatro razas diferentes, la europea, la asiática, la africana y la americana. Y tú y yo.

Ocho gigantes, que contigo y conmigo son diez. Porque a hombros de gigante me hago uno de ellos. Y tú, conmigo, sosteniéndome, te haces pequeño.

Yo grande, tú pequeño. Tú grande, yo pequeño.

Juntos, gigantes. Con mirada grande. De pequeño.

 

OSASUNBIDEA LIMITA LA CIUDAD

María Lobato

Osasunbidea limita la ciudad.

Ese sitio al que nadie quiere ir, si no es para nacer.

Ese sitio del que quieren huir, si no es para salir curados.

Y, sin embargo, qué importante fue cuando todo estuvo encerrado.

Nos cerraron muchas cosas, pero la que nos da la vida, se quedó abierta.

Por eso, ahora que volvemos a todo: a quedar con la cuadrilla y tomar nuestros pintxos; que vamos de pote después de hacer la borota; que quedamos en las bajeras para evitar acabar jarreados por las calles.

Ahora que tenemos tanta txirrinta a que llegue el 6 de julio para levantarnos temprano a hacer el almuerzo.

Ahora que nos galardonamos de blanco y nos empolvamos el cuello con el rojo vida de sangre o el morado pasión feminista, reconozcamos que ellos siempre estuvieron aun cuando ninguno pudimos hacer mucho a cambio o ¿es qué los aplausos lo eran todo?

Por favor, dejad descansar estos días al Osasunbidea que, ya sabéis, que está para menesteres más importantes.

Ahora, lo que toca, es brindar por ellos con los de siempre, a los que echábamos de menos, al grito de “Viva San Fermín” y «vivid vosotros que nos hicisteis vivir».

Ahora.

 


XIV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

UN BESO EN LA MEJILLA

María Campión Rodríguez

Cada 7, cada 8, cada 9… Cada noche anterior, me he despedido de él. Le he pedido que tuviera cabeza, aunque siempre le haya gustado ir delante de ella. Un beso en la mejilla y a la cama.

Cada 7, cada 8, cada 9… 7:30 de la mañana. Despierta desde que se ha ido, deambulo al sofá y enciendo la televisión. El silencio ha llenado su hueco. Prenden la mecha del cohete. Miro de reojo al San Fermín colgado en la pared del salón, como si pudiera comunicarse con el que lleva él colgado del cuello.

Suena el cohete en casa. Suena en la tele. Venga, 2 minutos.

Corrales, hornacina… llega la curva. Ahí se asoma. La librería de Marcela, la valla del Mercado de Santo Domingo, Ayuntamiento… Para mí ya ha terminado.

Suenan dos cohetes y seguido el teléfono. “Ha ido bien, he podido coger cabeza”.

8:30, suenan las llaves y se abre la puerta. Un beso en la mejilla, “egun on aita” y a desayunar. Como si los croissants recién hechos pudieran bajar ese nudo.

Y así, cada 7, cada 8, cada 9… Le he pedido que tenga cabeza, aunque supiera que iba a intentar ir delante de ella.
 

UN ANTES Y UN DESPUÉS

María Mateos Blázquez

Era mi primera vez. Las calles engalanadas estaban repletas de gente que ponía una pincelada de luz y color con sus atuendos blancos y sus pañuelos rojos al cuello, al son de las charangas. La fiesta y disfrute se respiraba en cada baldosín. Así iba yo: boquiabierta, ensimismada, intentando no perder detalle, totalmente abducida por aquel ambiente festivo y embriagador. Tropecé, cómo no.
Unos ojos verde intenso me enfocaron mientras una mano firme sostenía mi brazo para evitar que me cayera.
-Oye, ¿estás bien?
Totalmente descolocada y atrapada por esa mirada solo dije que sí con un movimiento de cabeza. Me maldije después, ni siquiera las gracias por evitarme el topetazo. Estaba cabreada conmigo misma por esa ineptitud, pero pasados unos momentos el ambiente me envolvió. Era imposible no dejarse llevar por esa vorágine de alegría, disfrute y de pasión que había a mi alrededor. Mi corazón galopaba…

El sonido del despertador me arrancó literalmente de las calles de Pamplona, de aquel bullicio que marca un antes y un después en la vida de quién ha estado en los Sanfermines.
-¿Qué hora es?
Me giré para responder y choqué con esa mirada verde que me cautivó desde el primer día. 

EL CAMINO DEL MÁRTIR

María Rodríguez García-moral

Me sentía seguro porque sabía que el señor me iba a acompañar allá donde fuera, así como ha hecho durante todos estos años de evangelización que he estado en Francia y en Pamplona. Solo necesitaba a Jesús a mi lado y todo saldría bien, pero cuando vi la guillotina sentí náuseas. Comencé a tragar saliva, mis manos no paraban de sudar, y las piernas me temblaban. Ya no escuchaba a la gente gritar, y veía el camino más lóbrego. ¿Jesús me había abandonado?

Como si de una señal se tratara, un rayo de luz iluminó la cuchilla afilada que marcaba mi destino. Tenía miedo, pero el poco valor que me quedaba me ayudó a seguir andando cabizbajo hacia la espantosa máquina. Me arrodillé, colocaron con sumo cuidado mi cabeza y un cosquilleo constante exploraba las bifurcaciones de mi cuello. Conté lentamente. Tres… Dos… Uno. En el instante en que mi cabeza cayó, la vida se congeló y alcancé a ver algo que me dejó atónito. Todo el mundo que vino a ver mi decapitación sacó una tela roja y se la anudó al cuello, y en mi cabeza sonó un hilo de voz que decía: “Bienvenido al cielo, Fermín”.
 


XIV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

AMOR Y SAN FERMIN

Mari Luz Hita Holguin

El amor nunca sabes dónde puede aparecer,es tan bonito enamorarse…pero celebrarlo un 12 de julio siendo de Pamplona es mucho más bonito y sobre todo que el destino junte a una pamplonesa y chico que haya estado ligado al mundo del toro y encima en Benidorm en la playa sentada en una hamaca ,es de película de amor de esas que hacen sentarte con un paquete de palomitas.Historia real que viví en vivo y en directo, siempre piensas el flechazo a primera vista existe ?pues si existe y es increíble, lo que nunca iba imaginar que sus tatuajes significarían que habría sido torero y novillero y que se los hizo como recuerdo de cuando dejó ese mundo pero de eso me enteré cuando le invité a venir a pamplona y que conociera un poco de esta ciudad y sus fiestas de san Fermín ,le llevamos por el recorrido del encierro,fotos en la puerta de la plaza toros ,donde le cantamos al santo cada encierro,le encanta venir a pamplona y pasear por nuestras calles.Pero este 12 de julio lo celebraremos de diferente manera ,en la playa donde nos conocimos ,acordándonos de las fiestas San Fermin  

REENCUENTRO

María Herrera Pagán

Camino por la ancha avenida repleta de viandantes vestidos de blanco.
En el ambiente se palpa la excitación y el corazón se me acelera.
Llevamos planeando este día mucho tiempo. Una excusa perfecta para nuestro reencuentro. La alegría del ambiente se contagia de unos a otros y las sonrisas adornan los semblantes de los pamplonicas.
Nos fundimos en un abrazo teñido de añoranza y las sensaciones me abruman. Sobran las palabras. Nuestros rostros emocionados hablan por sí solos. Nos hemos echado de menos.
El horizonte se tiñe de color rojo y la piel se nos eriza al escuchar el grito que precede al chupinazo. El estruendo de miles de voces que vitorean al santo estalla por calles y plazas.
Es hora de vivir de nuevo la fiesta.
El calor, el alcohol y la música trasforma por unos días a los habitantes de esta ciudad.
Tras una comida tardía y varias copas nos unimos a la algarabía.
Nos escabullimos por las calles estrechas entre turistas y pamplonicas. El tiempo se detiene cuando nos encontramos con unos viejos amigos. Nos asaltan los recuerdos adolescentes y las risas entre miradas cómplices. Y, por unos instantes, volvemos a ser aquellas dos chiquillas inseparables de treinta años atrás.
 

FIESTA

María Rivas Ruiz

Sabéis, pensé en enamorarme en San Fermín, es un lugar para soñar con una aventura, en nuestra mente siempre ronda la ilusión de conocer a esa persona que te hará vibrar más que correr delante de los toros.
Llegué desde mi pequeño pueblo de Soria y admiré ver tanta diversidad de candidatos !!Madre mía, aquí voy a triunfar!!
También, tengo que decir que era la primera vez que salía de mi pueblo, todo era grandioso, una parte de mí estaba asustada y otra deseando entrar al juegos del amor, cualquier mirada era para mí triunfar….estaba asustada y muy emocionada, !! alguien cogió y mano y me arrastró con el tumulto!! Me dejé llevar, no sabía quién era, ni cómo era, pero seguro que sería mi amor, mi destino, cegada por el momento recorrí las calles sin saber quién guiaba este momento soñado, de pronto nos detuvimos en una plaza y descubrí a mí héroe !!no heroína!! Sorprendida, nos abrazamos y besamos, descubrí que mi corazón latía con fuerza, sería el amor o la fiesta que me atrapaba.