Archivo por meses: junio 2023


Completando el cuadro (clasificados del 7º al 10º)

7º clasificado: «Doppelgänger» – Asier Rey Sala

—De verdad, que no me acuerdo…

—¡Que sí, esta misma mañana!

Lo dejé por imposible y dejé atrás a la señora. ¿Cómo me iba a conocer, si acababa de llegar a la ciudad? Miles de pañuelicos al cuello, rojo y blanco en derredor, y ella insistía en que le sonaba mi cara.

Lo peor no fue la insistencia de la señora, colorada de cuperosis y clarete; lo peor es que, a su alrededor, la gente comenzó a mirarme. Y el efecto fue inmediato.

—¡Eh, es él!

—¡Sí, y ahora no está armado!

—¡Vamos, que no escape!

El instinto me hizo huir calle abajo, mientras una docena de personas me perseguía, puño en alto, en busca de una justicia inexplicable para mí. Entonces, al girar la esquina, me topé con la realidad. Nos miramos, sobre todo yo a él, y lo comprendí de inmediato.

—Ayúdame —susurré—, me han confundido contigo…

—Bueno —parecía decir—, ahora lo arreglo.

Y entonces, el Barbas se abalanzó sobre la gente y comenzó a sacudir vergazos a diestro y siniestro, sin compasión. Suspiré, los miré con ánimo victorioso y seguí mi camino.

Pero entonces, cuando ya creía estar a salvo, oí su voz en mi espalda:

—No tan rápido…

8º clasificado: «Escapada» – Ana Isabel Velasco Ortiz

De madrugada, accedemos al autobús, tomamos asiento y el vehículo se pone en marcha. María posa su cabeza en mi hombro y, en una hora, hemos llegado.

El espíritu festivo de la ciudad recorre calles y callejas, te llega dentro y es fácil contagiarse de tanta alegría.

Nos sumergimos en la marea del encierro, rojo, blanco, corredores, barreras, toros… Luego, seguimos el recorrido de gigantes, cabezudos, kilikis y zaldikos, con ellos, retornamos a esa infancia perdida que es puro asombro y felicidad.

En la Tómbola de Cáritas, le regalo una pulsera a María y el día se nos va en todo lo que contemplan nuestras pupilas y alcanza nuestro caminar pausado.

Llega la noche, los fuegos artificiales, colorean el cielo. Beso sus labios, le tomo la cintura y bailamos en la verbena de Antoniutti.

Sin previo aviso, la magia se quiebra. Un policía uniformado se acerca y pronuncia nuestros nombres. Regresamos en el coche patrulla y la Directora de la Residencia nos recibe con gesto malhumorado. Que cómo se nos ocurre, que todos estaban muy preocupados, que tenemos más de ochenta años… Y yo, solo puedo pensar en volver a Pamplona, a San Fermín.

9º clasificado: «Traca Final» – Carlos Velázquez Goya

Lo más complicado fue encontrar al especialista que le pudiera hacer el favor. Para ello, empezó a consultar a los mejores artesanos del sector, incluyendo a los participantes en los concursos de los últimos años. Porque ya se imaginaba que no todos iban a entender con facilidad lo que trataba de proponerles. De hecho, en cuanto lo hacían, muy pocos querían saber más. ‘Pues no, lo que usted quiere es algo del todo imposible’, le repetían, o ‘comprenda que está pidiendo algo fuera de las ordenanzas de cualquier ciudad’. Sí, tal vez, pero tampoco hacía falta que nadie más se enterase, pensaba él. Finalmente, y sin duda gracias también al dinero que estaba dispuesto a pagar por la buena disposición, consiguió que uno de los nueve autores convocados para el XXII Concurso Internacional de Fuegos Artificiales de San Fermín aceptara su petición. Viajó entonces a su taller, le entregó una bolsita con unos gramos de cenizas y sólo exigió la promesa de que fueran reservadas para la traca final. Porque era así como le gustaba recordar a su padre: sentados los dos sobre la hierba de la Vuelta del Castillo, deslumbrados por el espectáculo y con la boca bien abierta para evitar quedarse sordos.

10 clasificado: «La confusión» – Esther Imízcoz Campos

Lo admito: no encajo en este mundo digital. No me gustan las redes sociales y menos aquellas dirigidas a encontrar pareja, pero con las cosas de la pandemia decidí probar suerte creándome un perfil en una de estas aplicaciones y, para mi asombro, la cosa funcionó. Leire era simpática, inteligente y divertida. Cuando me propuso quedar para conocernos en persona, no lo dudé. “Ven a los Sanfermines, es la ocasión ideal”, me dijo, y yo siempre había querido conocer las fiestas, así que allí me planté, en el kiosko de la plaza del Castillo, a la hora acordada. Ella llegó envuelta en música de charanga, me agarró por la cintura y empezamos a bailar, así, sin mediar palabra. Me llevó de peñas, me invitó a kalimotxo, me presentó a su cuadrilla y así se nos hizo de noche. Sentados en la Vuelta del Castillo, bajo el colorido cielo que los fuegos artificiales pintaban, me besó antes de despedirse. Caminé hasta la estación, todavía sin saber si estaba despierto o soñando, y mientras esperaba mi autobús miré el móvil. Tenía un mensaje de Leire, de muchas horas atrás: “¿Por qué me has dado plantón? Te he esperado en el kiosko durante más de media hora”.


Más relatos finalistas (clasificados del 4º al 6º)

4º clasificado: «Cuerpo de élite» – Andoni Ormaetxe Fano

—Hoy va a ser un pandemónium. Quiero mano dura. Primero actuamos y luego preguntamos. No duden. Que les espachurramos la nariz, estarán más guapos; que les rompemos las gafas, el ayuntamiento tiene seguro.

Los miembros del grupo de asalto están sentados por hileras en la sala de briefing. «El Alcalde» señala las calles más conflictivas en la pantalla.

Una vez asignados los cometidos, les dan la suelta. Las unidades se ajustan los chalecos, recogen un garrote del montón que hay junto a la puerta y se marchan por parejas.

Al salir, con las prisas, los cabezones chocan con las jambas como bolas de pinball. Napoleón y “el Japonés” han quedado atrapados al tratar de pasar al mismo tiempo; se gritan, se escupen y se dan de manotazos y empujones.

Verrugón, para evitar lesiones, recorre el pasillo saltando como una rana, hace molinetes con los brazos y ensaya un par de golpes a derecha e izquierda.

—No se me va a escapar ni uno de esos enanos malditos —dice—. Y a los padres y abuelos… los voy a dejar morados como berenjenas.

5º clasificado: «Las dos vidas eternas de Esteban Domeño» – Javier Carro Díaz

     El 14 de julio de 1924, Esteban Domeño llegó al cielo con rostro disgustado. Dios reparó en él y en su enfado y le preguntó qué le ocurría para no estar feliz por disfrutar la vida eterna.

     —Señor —contestó Esteban—, solo tengo 22 años, he muerto pronto, apenas he podido disfrutar de la vida. Era un simple albañil, pero tenía tantos sueños y cosas por hacer. Ni siquiera había llegado a conocer mujer.

     Esteban calló, avergonzado ante aquello último que acababa de decirle a Dios.

     Dios comprendió.

     —Esteban, ayer un joven americano corrió el mismo encierro en que te corneó el toro. Ese joven sabe hoy de tu muerte. Dentro de dos años ese joven escribirá una novela llamada Fiesta en la que un personaje será corneado en un encierro y morirá. Ese personaje estará inspirado en ti y así seguirás teniendo una vida eterna también en la Tierra.

     Esteban asintió.

     —Ese personaje tendrá mujer y dos hijos —prosiguió Dios—. Así que en cierto modo sí habrás conocido mujer.

     Esteban asintió de nuevo.

     —Y además esa novela hará mundialmente célebres las fiestas de San Fermín que tanto te gustaron siempre.

     Por primera vez desde que había llegado al cielo, Esteban Domeño sonrió.

6º clasificado: «Programa de San Fermín» – Mónica Florencia Josid Huber

Seis. A dormir, a dormir que mañana es San Fermín. Siete. Mamá me viste de blanco para la procesión, la abuela ha bordado a Caravinagre en mi pañuelo. Ocho. Le doy la mano a Carlita y corremos muy rápido para que el toro de fuego no nos alcance. Nueve. Los mayores toman el vermú, nosotros bailamos al ritmo de la comparsa. Diez. Música, sirenas, nuestros coches chocan unos contra otros. Las barracas todavía están junto a la Ciudadela. Once. La fiesta se vive en la calle. El cielo se enciende y brilla, los estruendos rebotan en los edificios. Beso a Carla por primera vez. Doce. Comidas con la cuadrilla, la mesa es cada vez más larga. Los más pequeños juegan a la baraja: las sotas son cabezudos; los caballos zaldikos y los reyes son los gigantes. Trece. Los veo caminar, Carla lo lleva de la mano. Él espera paciente hasta que ve los cuerpos enormes salir de la estación de autobuses y comienza a saltar. Catorce. Con esfuerzo bajo la caja de madera del estante más alto del armario. Todo huele a jabón de Marsella, echo de menos a Carla. Sostengo el pañuelo de Caravinagre entre mis manos temblorosas: mi hijo tiene hijos propios.


Segundo y tercer clasificado

2º clasificado: «Kalejira» – Itziar Olaizola Gorrotxategi

Ustekabean, Nabarreriatik Udaletxe Plaza aldera zihoan jende zaparradak harrapatu nau. Atzetik, orpo-hezurrak ia ukitzen Toko-toko, Braulia, Selim-pia Elcalzao eta Larancha-la; aurretik, berriz, dultzaineroak.

Olde horren erdian, ezkerretara begiratu eta irribarre frexko batek begiak dantzatu dizkit; aurpegiko azala erlaxatu; arnasa baretu. Eta korronteak eraman nazan utzi dut.

Ez zaitut ezagutzen. Ezta zuk ni ere. Baina, ikusi bezain laster, eskua luzatu didazu. Eta ni zure saltoen erritmora egokitu naiz. Gure begiradak iltzatuta gelditu dira, nahiz eta kalejirak atzera, aurrera, eta tarteka jendearen besapeetan barrena makurtzen gintuen.

Mercaderesetik Udaletxe Plazara iristear garela, dultzaineroek pieza berria hasi dute; une horretan zure eskuak irrist egin dit. Dantza egiteari utzi gabe, lepoan lotuta zeneraman zapia askatu eta niregana luzatu duzu, berriz ere, gure eskuak elkartzeko. Hirugarren saiakeran harrapatu dut, baina konturatzerako Braulia gure tartean sartu da, eta nire eskuan gelditu da zapia. Eta, zu falta.

Dultzaineroen konpasean, erraldoiek Udaletxe Plaza aldera jarraitu dute. Ez zaitut gehiago ikusi.

Non sartu zara? Nola izena duzu? Nongo zara? Telefonoa? Instagram-a? Snapchat-a?

Lepoko zapi gorria zeneraman neska misteriotsua baldin bazara, erantzun! Itzuli egin nahi dizut!

Partekatu, mesedez…

18 Like.                               2 iruzkin.                         1 partekatua

#sanferminak #kalejira #dultzaineroak #erraldoiak #braulia #nonzaude #nolaizenaduzu #nongoazara #zuretelefonozenbakia #zapigorria #ustedutmaitezaitudala #ziurnago #maitezaitut

«Pasacalles»

Por sorpresa, me ha pillado el aluvión de gente que se dirigía desde Navarrería hacia la Plaza del Ayuntamiento. Por detrás, pisándonos casi los talones Toko-toko, Braulia, Selim-pia Elcalzao y Larancha-la; por delante, los gaiteros.

En medio de esta avalancha, miro a la izquierda y una fresca sonrisa me pone los ojos en danza; relajo la piel del rostro; tranquilizo la respiración. Y me dejo llevar por la corriente.

No te conozco. Ni tú a mí. Pero, en cuanto me has visto, me has tendido la mano. Y yo me he adaptado al ritmo de tus saltos. Nuestras miradas se han quedado clavadas, aunque el pasacalles nos hace retroceder, avanzar y de vez en cuando, nos hace agacharnos por debajo de los brazos de la gente.

Cuando estamos a punto de llegar a la Plaza del Ayuntamiento, desde Mercaderes, los gaiteros han comenzado a tocar una nueva pieza; en ese momento tu mano se ha deslizado de la mía. Sin dejar de bailar, has soltado el pañuelo que llevabas atado al cuello y lo has tendido hacia mí para juntar, una vez más, nuestras manos. Lo atrapo al tercer intento, pero al darse cuenta Braulia, se interpone entre nosotros y el pañuelo se queda en mi mano. Pero sin ti.

Al compás de los gaiteros, los gigantes han continuado hacia la Plaza del Ayuntamiento. No te he visto más.

¿Dónde te has metido? ¿Cómo te llamas? ¿De dónde eres? ¿Teléfono? ¿Instagram? ¿Snapchat?

Si eres la chica misteriosa que llevabas el pañuelo rojo del cuello, ¡respóndeme! ¡Te lo quiero devolver!

Compartir, por favor.

18 Likes.                               2 comentarios.                         1 compartido.

#sanfermines #pasacalles #gaiteros #gigantes #braulia #dondeestas #comotellamas #dedondeeres #tunumerodetelefono #pañuelorojo #creoquetequiero #estoyseguro #tequiero

3er clasificado: «Make It All Come True Again» – Larry Belcher

As I stepped down from the night train in the station, he took my arm and said, “My first year, I too landed in Pamplona at night. I’ll show you the way.”

He guided me toward the walls outlined in the darkness and over a river.

Beside a small corral, empty in the night, he gestured up the street: “Santo Domingo. Where it begins. I still hear their hooves on the cobblestones.”

We walked up and into a small square and he pointed: “City Hall. Only the facade remains now. And the goddess Fame. We’ve had a thorny relationship.”

Another cobblestoned street led into the main square. We stood under the awning of the Café Iruña, large vertical mirrors inside reflecting the light out into the darkness.

“It all began here when I stepped down from the bus that first night. I still hear the waltz of Astráin, fifes and drums, fireworks in the night sky.”

“I would sit here and watch it all unfold. Street theatre.”

He listened to the wind swirling across the plaza and whispered: “A century ago.”

“If only I could make it all come true again.”

“Meet me here tomorrow at noon. I’ll introduce you to someone who can.”

«Hacer que todo vuelva a ser realidad»

Cuando bajé del tren nocturno en la estación, me cogió del brazo y me dijo: «En mi primer año, yo también llegué a Pamplona de noche. Te enseñaré el camino».

Me guió hacia las murallas perfiladas en la oscuridad y atravesando un río.

Junto a un pequeño corral, vacío por la noche, señaló calle arriba: «Santo Domingo. Donde empieza. Aún oigo sus pezuñas sobre los adoquines».

Subimos caminando y entramos en una pequeña plaza y señaló: «El Ayuntamiento. Ahora sólo queda la fachada. Y la diosa Fama. Hemos tenido una relación espinosa».

Otra calle adoquinada desembocaba en la plaza principal. Nos paramos bajo el toldo del Café Iruña, con grandes espejos verticales en el interior que reflejaban la luz en la oscuridad.

«Todo empezó aquí cuando bajé del autobús aquella primera noche. Todavía oigo el vals de Astráin, txistus y tamboriles, fuegos artificiales en el cielo nocturno».

«Me solía sentar aquí y veía cómo se sucedía todo. Teatro callejero».

Escuchó el viento que se arremolinaba en la plaza y susurró: «Hace un siglo.»

«Si tan sólo pudiera conseguir que todo se hiciese realidad de nuevo.»

«Reúnete conmigo aquí mañana al mediodía. Te presentaré a alguien que puede».


Fallo del jurado del XV Certamen de Microrrelatos de San Fermín

Estimados amigos y lectores, esta misma tarde a las 19:00 en el Palacio del Condestable de Pamplona, se ha hecho público el fallo del jurado del XV Certamen de Microrrelatos, con los siguientes resultados:

Primeros tres clasificados:

Ganador: Secretos de familia por Manuel González Seoane.

clasificado: Kalejira por Itziar Olaizola Gorrotxategi.
clasificado: Make It All Come True Again por Larry Belcher.

Resto de finalistas:

clasificado: Cuerpo de élite por Andoni Ormaetxe Fano.
clasificado: Las dos vidas eternas de Esteban Domeño por Javier Carro Díaz.
clasificado: Programa de San Fermín por Mónica Florencias Josid Huber.
clasificado: Doppelgänger por Asier Rey Sala.
clasificado: Escapada por Ana Isabel Velasco Ortiz.
clasificado: Traca final por Carlos Velázquez Goya.
10º clasificado: La confusión por Esther Imízcoz Campos.

Nuestra más calurosa enhorabuena a todos ellos, así como al resto de participantes en este XV Certamen que nos han hecho disfrutar con sus trabajos. Y sin más preámbulos, aquí tenéis el texto ganador al que seguirán la próxima semana el resto de textos en sucesivas entradas:

SECRETOS DE FAMILIA – Manuel González Seoane

Todos recordamos el lejano día en que mi madre, durante la comida familiar que siguió al funeral de papá, dijo que quería hablarnos. Y entonces nos contó una historia disparatada según la cual habría conocido a Hemingway en los sanfermines de 1952, y había tenido con él una breve pero intensa historia de amor. He esperado a que muriera vuestro padre para decirlo –explicó– porque como resultado de aquella aventura me quedé embarazada de ti –dijo señalándome con la cabeza–. Éramos amigos, y el pobre se casó conmigo de urgencia para evitar un escándalo. Luego nos fue bien, pero jamás hemos vuelto a hablar del tema en casa.

Hubo unos segundos de silencio. Me pareció ver que un par de rostros mudaban de color. No el de mi mujer que, pese a la situación, se sirvió otra ración de cocochas. Nuestro hijo parecía divertirse con lo que estaba ocurriendo, y le siguió la corriente. Entonces, abuela, ¿yo soy nieto de Hemingway? No, cariño –dijo ella–. Pero esa es otra historia, y no voy a ser yo quien te la cuente. Y ahí sí que mi mujer dejó de comer. Días más tarde, fue ella misma quien encontró una residencia perfecta para mamá.


Retransmisión del fallo del jurado

Desde aquí podréis seguir en directo el Fallo del Jurado y la lectura de los diez microrrelatos finalistas de la XV edición del Certamen de Microrrelatos de San Fermín. El fallo del jurado será a las 19:00 en el Palacio del Condestable, con entrada libre, y la retransmisión comenzará unos minutos antes.