Archivo por días: 15 de febrero de 2024


XIV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

EL NIÑO FELIZ

M ª Jose Marquez Almansa

¡¡cuántos años han pasado desde que vivimos juntos nuestros primeros sanfermines!! recuerdo haber ido a pedirle al Santo morenico su bendición, y rogarle, que si te veía corriendo un encierro te echara un capotico Apenas eras un bebé, y conocimos la fiesta de modo distinto, de día, de niños, de procesión y gigantes, de patear las calles empujando un cochecito. Pasaron dos, tres, cuatro años y tu marcha se volvió inestable y tu hablar poquito, pero tu cara al ponerte la faja y el pañuelico era de total felicidad. Algo no marchaba bien y nos dieron un diagnóstico; síndrome del niño feliz, el de la sonrisa eterna, nunca antes lo había oído, es una enfermedad rara. Eso me dijeron.
Un año más 6 de julio, y de nuevo nos colocamos la faja y el pañuelico ,tú te sientas en tu silla, y , yo te empujo, empiezo a estar más cansada que ya, voy peinando canas, pero sigues viviendo las fiestas con la inocencia de un niño, ahora gigantes, después barracas, más tarde las peñas, que hay que verlo todo no podemos perdernos nada. Tienes el síndrome del niño feliz, el de la sonrisa eterna Síndrome de Angelman se llama 

1986

M. Sol Toledo López

Margarita sabe que el final está próximo. Esta mañana despertó implorando querer estar sola. Pese a sus ruegos, permanecí junto a ella. Sobre su cama se cierne una turbia bruma de sosiego, que nada bueno puede anunciar.
Entre sus huesudas manos sujeta un libro, tan amarillento y ajado como sólo puede estarlo un ejemplar que ha pasado toda una vida junto a ella.
– ¿Recuerdas cuándo lo compré? – Me pregunta con marchitada voz, mostrándome ‘Fiesta’ de Hemingway.
No tuve tiempo de contestarle. Exhausta, exhaló una ronca respiración, se había quedado dormida. Para Margarita, sus recuerdos son una tortura. Pero no los del 7 de julio de 1986. Esa tarde, en plena explosión de San Fermín, se le ocurrió husmear en una vieja librería. Estaba preciosa vestida de blanco con el pañuelo rojo anudado al cuello, orgullosa de haber comprado aquel libro.
Juntas nos abandonamos al ánimo festivo que imperaba en cada recoveco de Pamplona. La luz, la música, el gentío le transformaron en otra mujer, alegre, llena de vida …
De regreso a Madrid, volvió a su yerma existencia que tan sólo se trunca cuando hojea su libro recordando aquellos maravillosos días en los que fue, por una vez, realmente dichosa.

 

VIDA

Mª Angeles Romero Lasheras

Un día precioso, una ciudad exultante. Miles de emociones contenidas cobraban vida en una voz unísona .Un dolor atravesó mi cuerpo como si de una lanza se tratase. Mientras el grito de ¡ Viva San Fermín ¡ , ¡ Gora San Fermín ¡ atravesaba el cielo de Pamplona, mi hijo venía al mundo. Él lloraba y yo también , al igual que lo hacía la gente en los balcones. Se agarró a mi pecho con la misma fuerza con la que sonaban los chistus y las fanfarrias en las calles de la ciudad más bonita del mundo. 

EL CAPOTE DE SAN FERMÍN

Mª Carmen García Romero

Hace treinta y pico años, me vi en el suelo, entre los tablones de vallado. Y mis pies, sobre el lomo de un «alvaserrada», también, caído. Potencia en ralentí, nobleza y miedo. Nos miramos a los ojos. Y no supe más. Solo que, aquella tarde, tenía un moratón enorme.
Al día siguiente, dos periódicos publicaron, a doble página, la secuencia foto a foto, tomada desde el vallado de enfrente.
Un par de mozos subiéndose a mi valla en la curva de Mercaderes. El primer toro embistiendo las tablas. Yo, cayendo, mientras seguía disparando la cámara. En el suelo, tablones, dos mozos, otro fotógrafo, servidora y dos toros. De pie, sanitarios desprotegidos. Y, en los postes, cámaras sujetándose como podían.
Cuando el resto escapaba, un policía foral se acercó por detrás, me cogió de las axilas y logró sacarme. Solo me recuerdo de pie, con los auriculares puestos, la cámara al cuello y la blusa semiabierta.
Una hora antes, el jefe de la Policía Municipal comprobaba mi acreditación y me aconsejó: «sentada sobre la valla y con la pierna por fuera estás espuesta. Mejor, ponte, como el resto de tus compañeros, detrás de un poste».
¡Qué capote nos echó el santo ese día!

 

LOS SANFERMINES

Mª Mercedes González Guerrero

«Los Sanfermines»

Como cada año el 7 de Julio se celebran los famosos «Sanfermines» y sinceramente no la entiendo. No comprendo como en pleno siglo XXI aún sigan en vigor tradiciones como está.
Gente de todas las edades vestidos de blanco riguroso y pañuelos rojos atados a sus cuellos corren delante de toros asustados, desorientados, algunos apáticos a ser partícipes del festejo y son obligados a correr a fuerza de golpes, patadas, tiradas de piedras…¡Un maltrato animal en toda regla!.
Los Toros son majestuosos, adoro admirarlos en los campos, en su habita pero no corriendo tras gente insensata que ponen en riesgo sus vidas innecesariamente.
Desgraciadamente cada año al menos un joven pierde la vida por la cogida o atropello de estos seres sintientes…qué muerte tan triste, una vida desperdiciada sin sentido porque no puedo apreciar ningún tipo de divertimiento en este evento. ¿Dónde se encuentra la diversión tras centenares de personas que resultan heridas de forma directa o indirectamente?.
Como cada año, el 7 de Julio, en vez de «celebrar» habrá que lamentar nuevamente más muertes, heridos e incidentes por una tradición absurda de mentes retrógradas.
Ojalá un día si pueda celebrar el fin de esta locura de Fiesta Nacional.