Archivo por días: 9 de abril de 2024


XIV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

A SOLAS CON HEMINGWAY

Rocío Rubio Garrido

A SOLAS CON HEMINGWAY

Recuerda, Ernest, el ambiente de la fiesta. Recuerda los cuerpos apiñados, el rojo de los pañuelos salpicando el paisaje, las bestias arramplando en su furia recién desatada. La adrenalina al límite junto al santo, en la tercera y última oración, las piernas sin tregua corriendo cuesta abajo, el sudor cayendo a borbotones por la espalda. Recuerda, viejo maestro, las impresiones grabadas en tu cuaderno cuando te adentraste en los primeros Sanfermines, que te traerían más veces a una tierra que empezaste a sentir como tuya. Aventurero infatigable, descubriste la poética de la sangre derramada sobre un fondo de color albero. Los gritos proferidos en la plaza, entre la admiración y el desconcierto, en esa orgía de sentimientos primitivos que se concentran al unísono, como una orquesta improvisada. Y luego la algarabía de la calle, donde tantas veces te perdiste. El vino corriendo por las camisas y el amor que salta de balcón a balcón, de tendido a tendido.

Fue a principios de un mes de julio cuando decidiste marcharte para siempre. Faltaban apenas unos días para que diera comienzo la fiesta, tu fiesta. Quizás, en tu alegoría siniestra, hubieras soñado con morir en la plaza. Como los míticos toreros.
 

FIERA SAGRADA

Rocío Gallego-largo ávalos

Tradición basta, en la que desaparecen transeúntes, agazapados, cabizbajos, azarados, bailando al lado de su fiera sagrada, donde al lado del color del lirio, se entremezclan con rojo escarlata que pinta sus ropajes.
El éxtasis es fulgor. Se torna religión.
Caminan hacía las ruinas, vestidos con un antifaz de supervivencia, sin tener muy bien la certeza de lo que le deparará las sombras de aquellos días, entre tanto testigo silencioso que admira su belleza.
Entre esas sombras, de los jardines de la cristiandad, su figura sacra, ya deslumbra a media tarde.
Pareciera porcelana, quedara hecho trizas tras tanta piedra. Se asomará la duda, entre las risas del resplandor de otras bellas vacías, que aguardan secretos, que dejarán un eterno vacío, durante un siglo.

 

EL LIBERTADOR

Rogelio Rodríguez Cáceres

Desconcertado, veo cómo se han multiplicado los toros y las personas que corren por las calles con una única salida. El laberinto se ha ampliado desde la primera vez y los elegidos ahora gritan, sonríen y festejan su participación en el rito. Muchas cosas han cambiado, pero yo he vuelto, de donde nadie regresa, para liberar nuevamente a mis hermanos, instaurar la paz y erradicar la tiranía, la lucha entre la bestia y el alma. Tenso mis músculos e imploro la ayuda de los dioses. Mientras observo a mi alrededor, me pregunto: “¿y si esta nueva generación no está preparada para la libertad?¿Y si disfrutan viviendo dentro del laberinto?”. 

DIARIO DE UN CORREDOR

Rosa Nieves

30 de junio
Siempre me ha gustado correr y, de hecho, desde hace un par de años salgo a correr con mi cuadrilla casi a diario. La semana que viene tengo una carrera completamente diferente en la que compito con muchos otros corredores. Sin embargo, llegar al podio no es lo más importante.
3 de julio
Tras un largo viaje, ya estamos en Pamplona. Estamos agotados, pero estos días no saldremos a correr. La verdad es que se respira tranquilidad en este sitio.
6 de julio
La tranquilidad de hace unos días ha desaparecido. El murmullo del gentío y la música son constantes. Mañana es el gran día y estamos nerviosos. Últimamente hemos subido mucho de peso, pero seguimos en forma y confiamos en hacer una buena carrera.
7 de julio
La carrera ha ido bien. Ha sido mucho más corta que otras veces (apenas 875m), pero muuuuuucho más intensa. No veíamos nada entre tanta gente. No sé por qué gritaban tanto. También me ha extrañado que el suelo no fuera tan blando ni tan verde como siempre… Hemos llegado los 6 a la vez en apenas 2’10”. Esta tarde tenemos otra cita en la corrida, pero me suena que ahí no se corre. 

EL ÚLTIMO ENCIERRO.

Rosa Ana Llavata Soler

-«José Miguel, ¡es la última vez que corres el encierro!»
-«Mari, ¡no le puedo fallar a Pedro! Corremos juntos desde mozos».
-«Ahora tienes dos razones para no hacerme sufrir así».
-«¡Mari! Son tres minutos. ¡Nunca nos ha pasado nada! Además he visto que tienes preparado el pañuelico, la faja, la camisa y el pantalón… ¡como la cal!»
-«No seas zalamero. Falta recoger las alpargatas de La Mañueta. Pero este es el último año, ¿eh?»
-«¿Sabes que Patxi ya anda poniendo los tablones del vallado?»
-«Tú cámbiame de tema…»
-«¿Por qué temes? Si el capotico de San Fermín nos cubre desde hace más de veinte años».
-«¡Pues porque ya no sois unos mozos!»
-«Lo sé. Quiero que Yohana e Iván vean: correr a su padre y a su tío; el desfile de caballicos; los kilikis y zaldikos, el txupinazo… Algún día, Mari, una niña dulce como la miel, como tú, brillante como un tesoro, paseará por Santo Domingo, Mercaderes, Estafeta y, dentro de la plaza, reirá con las vaquillas. Nuestra niña amará Pamplona y nuestra fiesta. Así se lo he pedido al santo», dijo José Miguel mientras se preparaba para recoger sus nuevas alpargatas a sabiendas que ese año sería el último, su último encierro.