XIV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín
SAN FERMÍN, UNAS FIESTAS SIN RELOJ
Santiago Villar Pallás
Con el reloj ordenamos nuestra existencia. Sabemos del mundo exterior cuando sus manecillas nos revelan un antes y un después; sin embargo, nos emocionamos cuando nos olvidamos de su cansino tictac. San Fermín, unas fiestas sin reloj, un tiempo para habitar el presente, para ilusionarnos con el mañana, para aligerar el ayer.
El tiempo rígido de nuestro quehacer diario se desvanecerá para dar paso a un tiempo elástico. A un tiempo nuevo, de luz y verano, de pasiones y fraternidades. El 6 de julio, una epidemia de alegría se extenderá por las calles de Pamplona. Mujeres y hombres, autóctonos y foráneos, ataviados de blanco y rojo, de pureza y sangre, se hermanarán para mostrarnos la senda de la felicidad. Una felicidad que no necesitará de relojes ni de mapas. Un tiempo para encontrarnos, para hacer que cada día sea un nuevo día.
TRADICIÓN VIVA
Santiago Cruañes Torró
El sol bañaba las calles empedradas de Pamplona, mientras la multitud vibrante esperaba el inicio de la fiesta. El aire se impregnaba del aroma del vino y el sonido de los txistus resonaba en el ambiente.
Era un momento de exaltación y valentía, y yo me encontraba inmerso en el bullicio. Me dejaba llevar, observando y capturando en mi mente los cánticos y la intensidad de cada momento.
Las corridas de toros, con su esencia salvaje y catártica, despertaban mi fascinación. Los matadores enfrentaban a la imponente bestia con elegancia, desafiando al destino en cada embestida. Era un ballet mortal que me atrapaba.
Entre risas y jolgorio, las historias fluían como el vino. El espíritu indomable de los sanfermines me envolvía, alimentando mi pasión por la escritura.
En los encierros, admiraba a los bravos mozos, cuya valentía desafiaba a la muerte. El bramido de los toros y el tronar de los cascos retumbaba en mis oídos, y mi pecho palpitaba al ritmo frenético de la carrera.
Y en plena vorágine, encontré inspiración para plasmar en palabras su esencia, que siempre permanecería en mi corazón. Pamplona, con su encanto ancestral, me cautivó y me convirtió en testigo de su belleza y su fuerza.
CADA MAÑANA A LAS 7.00 EN PUNTO
Sara Leiva Fernández
Era curioso como justo sabia a quien contar segun que cosas y a quien no.
Como cada mañana del ultimo chupinazo mi abuelo Antonio y su nieta Esther se disponían a ver la salida de aquellos toros que mas bien parecian huir de aquellos que siempre corrian medio la multitud. Mas bien patecian que ellos eran la avestruz y no cualquier otro.
Cada noche previa a ese tan ansiado 1 de julio ellos se ponían de acuerdo para estar a la hora frente al televisor puntual bien temprano y de madruga.
Para ser sinceros a mi me daba algo de celos pues era lo unico que Papa y yo no haciamos juntos. Pues lo mismo desayunabamos que lo mismo se charlaba que se estudiaba.
A las 7 de la mañana cada dia durante mas de 15 años el me daba clases bien de biologia que de fisica que de matemáticas. Y cada noche cuando todos estaban bajo los sueños de morfeo Antonio y Sara escuchaban flamenco y con gran aire ambos cantaban. Todos los dias exvepto aquellos siete dias donde solo tenia ojos para su nieta Esther y el chupinazo cada mañana de su San Fermin ansiado…
SAN FERMÍN EN EL CORAZÓN
Saray Guerra Mesa
Hay quienes dicen que es una fiesta hecha para el consumo de alcohol y el despilfarro, y pueden que tengan parte de razón, pero se les olvida y omiten adrede que es mucho más.
Los Sanfermines son alegría, fiesta, tradición, fe y orgullo de sus gentes, es el corazón de su tierra, su cultura, y sobre todo amor por sus raíces. Pocos sabrán que lo que vemos hoy en día es una evolución de tres fiestas distintas, que con el paso de los años sus habitantes supieron mezclar con arte y elegancia, que pocos saben lograr. Porque si algo nos sobra en España es la finura de bebernos la vida, eso a veces parece que las personas de fuera no saben lograrlo ni apreciarlo, por eso yo que no soy ni de Pamplona ni de Navarra, los admiro, porque si algo puedo decir con seguridad es que amo mi tierra, de Norte a Sur y de Este a Oeste porque está idiosincrasia la llevamos en los genes y la enarbolamos como bandera. Por eso invitó a los que quieran venir a disfrutar de esta fiesta, que lo hagan sin tapujos pero con el máximo respeto.
Disfruten, vivan, sientan la verdadera esencia de nuestra cultura.
ECO EN LA PLAZA
Sergio Jiménez Cornago
Seis de julio. Nervios a flor de piel. La espera se hace larga; mira al reloj. Se asoma con cautela. Miles de personas: una oleada del mismo color. La estampa impresiona; no cabe ni un alfiler. Imposible evitar que los pelos se pongan de punta. Jalean al unísono, corean cánticos, portan banderas y despliegan pancartas. El orgullo le invade por dentro.
Se acerca la hora. Los nervios aumentan. Los técnicos enchufan el micrófono, prueban el sonido y conectan la señal institucional. La prensa en posición; hoy abrirá todos los informativos.
Ya está apunto. Repasa cada coma del discurso, lo vuelve a memorizar. Tiene claro su mensaje: ha ensayado los gestos, el tono de voz y el ritmo de cada palabra. El tiempo se consume. Nervios al máximo. El reloj marca la hora. Se acerca al micrófono, da unos golpecitos y el público ruge. Allá va.
¡Pamploneses, pamplonesas! ¡Iruindarrak! Os prometo que si apoyáis mi proyecto… […] ¡Votad con ilusión! ¡Viva San Fermín! ¡Gora San Fermín!
Siete de julio. Día grande, arranca la campaña. Multitud de actos. Mucho ruido y poca música. Procesión de eslóganes. Altavoces al máximo: sonido en segundo plano; débil y confuso. ¿Quién sabe si se harán huECO entre los Sanfermines?