Queridas peñas


Queridas peñas:

Sirva ésta para daros las gracias por todos los años que lleváis llenando de alegría la ciudad y de color y música la tragedia, nadie como vosotros conoce lo que eso significa, antes del monumental ajetreo, a la hora en punto, cuando suena el reloj y las calles se llenan de tensión, miedo y encontradas emociones, allí estáis, periódico en mano, bajo la hornacina del santo, ya sé que ahora los mozos son otros, los principios son otros, los cánticos son otros, mas seguís ahí, un año y otro, con recortes y sin recortes, siempre a punto, en esta hora donde la edad sigue avanzando y hay recuerdos de cuando algunos todavía erais un proyecto imaginario, que se superponen, y hay cosas que parecen pero que ya no se reconocen hoy, los tendidos llenos donde aquellos silencios entre faena y faena han dado paso a otro estadio, y la fiesta sigue existiendo, más reconocida si cabe, más masiva, quizás también menos inocente, menos imprevisible, un tiempo en el que cualquier acontecimiento era posible, donde las noches eran noches de búsquedas improbables, donde los amaneceres eran una eterna espera sin sitio para el sosiego, hoy la televisión ha terminado con los insomnios matutinos, las dianas, aquellas memorables dianas, son las mismas calles, mas no el mismo devenir, que no decaiga la fiesta, la osadía y el embrujo, a pesar de algunos agoreros, que como siempre pretenden erigirse en lo que nunca podrán ser.
Queridas peñas, viva San Fermín desde este lado de la pantalla y desde esta distancia impronunciable.