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El descenso a los infiernos. 2

Pamplona, 11 de julio
08:05 horas, 16º grados. Despejado.
Inicio de la Estafeta.
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El golpe de los toros y el balcón de la suite 101 declinándose en latín al unísono. Realismo mágico.

¡Uahhhhhh! (Chimo bayo dixit) y la barandilla cede, descendiendo a toda la troupe directamente al infierno. Sin paraguas donde guarecerse. Casi sin sorprender pero lográndolo. Gente extrapolar, de otro mundo, extrañas coincidencias.

Del terror hablamos. Ganas de vomitar. Miedo La muerte bailando a su alrededor. Pánico que agria el paladar, como un mal vino.

Los más listos, como siempre, los chimpancés. Elvis y Priscilla, cada uno encima de su cebadita, cabalgando como nunca lo hicieron.

En cambio, otros la pasan canutas. Charlie Seen, tanga de leopardo y habano en mano, es carne de cañón de Hechicero, 580 Kg. de furia, que intuyendo donde le gusta, le acomete con certera puntería anal, haciendo las delicias del respetable.

Las mulatas no tienen que preocuparse de los astados, ya que ellas llevan su propia música y el cuerpo duro. También hay codazos para ponerse delante de sus pitones de ébano.

Bic, caníbal, hinca sus caninos en la yugular de Jumilla, 575 Kgs que no se entera, ya que está empitonando a Boli, 250 Kgs y 2.40 cms. de altura. Es una lucha de colosos. Todo es sangre y confusión.

Papytu, avezado, se queda quieto.

Charlie “Elastic-Man” hace una perfecta mimetitzación de una tumba de sal. Es lo que tiene leer.

Los guardaespaldas, desenfundando las armas, matan a un cabestro. Es lo que tiene no saber distinguir lo complicado de lo simple. Florido, 547 Kg., cárdeno, certifica la venganza, contra el portal, saldando cuentas.

Algunos divinos son también corneados ante el estupor y gritos de los espectadores con buenos balcones. Se les han caído el café y los churros. Es lo que tiene ser privilegiado.

Caos.

Papytu, observa las dos roscas lisérgicas y se las da a los astados. Tras unos instantes penosos, todos ellos se reclinan sobre sus cuartos y empiezan a sestear.

Ocho y cuarto de la mañana, seis cebaditas y ocho personajes estrafalarios, son los protagonistas de este inusual encierro.
(Continuará)


San Fermín, Hemingway y el Ministerio del Tiempo 4

ministerioA poca gente se le escapa que El Ministerio del Tiempo es una de las series más divertidas de la televisión actual. Si al siempre sugerente tema de los viajes al pasado le sumamos el interés por la Historia y unos guiones, dirección e interpretación muy acertados, el resultado no puede ser más entretenido y, desde luego, bastante más interesante que otros muchos contenidos que se muestran por la pequeña pantalla.

Este pasado lunes, en una de las habituales macarradas o guiños con los que la serie obsequia a sus fans, un grupo de funcionarios de este peculiar Ministerio decide viajar a los Sanfermines de 1931 para celebrar la despedida de soltero de uno de ellos.

Por cierto, que igual sería interesante rodar un capítulo completo en esa época, con nuestros gigantes sin corona y los carlistas entorpeciendo el Riau-Riau, pero esa es otra historia.

Pero volviendo al tema, y conociendo como conocemos en este blog el poco acierto con el que la televisión trata nuestras fiestas, no deja de ser curioso este enfoque divertido, basado en los tópicos habituales, eso sí, pero qué le vamos a hacer. Cabe destacar, al menos, que los actores llevaran la faja en su sitio y los pañuelos anudados con cierta gracia, aunque no fuese el blanco el color predominante en el atuendo sanferminero de nuestros abuelos (tan solo Rodolfo Sancho viste pantalones de color, algo más aproximado, posiblemente, a la realidad de la época; por otra parte, que una chica vista como un hombre en 1931 encaja perfectamente en las inclinaciones sexuales del personaje interpretado por Cayetana Guillén Cuervo).

Peor parado por el tópico sale Ernest Hemingway, pero eso nos importa menos a los susceptibles sanfermineros profesionales, ya que somos poco de leer.

Os dejo aquí la escena en cuestión:

Y aquí un vídeo, emitido en el mismo programa, en el que a partir del minuto 8 se recuerdan las visitas de Hemingway a Pamplona:

En el mismo vídeo podemos ver una versión, excesivamente castellanizante, de la batalla de Las Navas de Tolosa, pero ese es otro tema cuyo análisis se lo dejamos a Mikel Zuza y Begoña Pro, que son quienes saben del asunto.

 


La suite 101.

Pamplona, 11 de julio
08:00 horas, 15º grados. Despejado.
Habitación 101 Hotel La Perla
Plaza del Castillo.

Papytu se tira en plancha soltando las dos roscas lisérgicas de la Mañueta y aterriza con el pecho sobre el parqué. Al levantar la vista, la nada absoluta .Ni rastro de sus moradores. Una paz impera en la habitación 101. Las cortinas son las únicas que le dan la bienvenida, bailando gracias a la corriente. Los balcones abiertos de par en par en par. Un columpio cuelga del techo en el medio. Oscila de manera inquietante.

En la suite, todo preparado para algo que Papytu no logra discernir. Arcano indescifrable. El mobiliario, sillones, mesas, sillas y demás residen en el centro de la 101. Al fondo, una puerta colindante con el dormitorio cerrada. Parece o lo es, un circuito, como el de Minneapolis .Una luz púrpura inundaba la estancia. Varias mesas repletas a ambos lados. Investiga..

Dos mesas a ambos lados . En ellas, champagne, fuentes repletas de pastillas de colores y bandejas de cristal coronadas con montañas de polvo blanco. Una caja de Habanos, serie limitada de a palmo. Esperando que le dieran vida. privada Ríete del catering, pensó para él Papytu., mientras se enciende uno de los buenos. Se teme lo peor. Su bigote infalible le advierte.

Estalla el cohete, inicio del encierro. La puerta del dormitorio se abre. El primero en salir, Elvis “The Pelvis” dando botes por las paredes y aferrándose al columpio. El segundo es Charlie “Elastic-Man”, en forma de rueda humana. Un perfecto círculo humano, a velocidad inusitada sobre sí mismo. El tercero, Charlie Seen, pañuelo rojo en la frente, tanga de leopardo y habano en mano, tentando a lo que venía detrás.

Los Cebada ascendían la cuesta de Santo Domingo a ritmo endiablado.
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Después de unos breves segundos, sale Priscilla saltando y chillando como buena chimpancé. Escoltándola, las dos mulatas en pelota picada y con unos pitones duros de verdad. Con esos pechos y culos se puede forzar a un país a la revolución.

Papytu, sentándose en el sofá del medio. Empieza a comprender. Es un encierro de los de fantasía. Alargando la mano a la fuente de las pastillas se tragó un par .Pura lisergia.

Los Cebada en la plaza Consistorial daban cuenta de dos güiris con chancletas.

Empiezan a correr como alma que llevaba el diablo. Los divinos perlianos, en estado supino, intentaban escaparse sin convencimiento. Detrás, las hembras, dándolo todo. Una vuelta, dos, un manicomio entero.

Cada vez que dan una vuelta, aumenta el paroxismo. En un descuido de Charlie Seen, frente al puesto de avituallamiento, es empitonado de manera dantesca por una de las mulatas, que lo pone del revés y le enseña un curso de inglés en una lección condensada.
Charlie“ Elastic Man”, mutándose en forma de tortuga humana, se deja atrapar por la otra, con estilo propio, de forma casual.

Los chimpancés , en su propia batalla, copulan en las alturas en forma demoníaca.

Es una orgía en toda regla.

Los cebadas, se golpean contra la curva de Mercaderes.

Los gritos de la gente llegaban nítidos a la habitación,

De repente, todos se zafan de los pitones y corriendo, se asoman a los balcones

Boli y Bic, entran en la habitación acompañados de los dos guardaespaldas que han vuelto en sí.

El balcón repleto ( dos Charlies, dos guardaespaldas, dos mulatas, dos chimpancés, dos roscas lisérgicas ,un caníbal, un gigante, ) no da más de sí.

Cede el balcón por el peso, justo cuando seis cebaditas seis, astifinos, enfilan enfurecidos la Estafeta.

(Continuará)


Don de lenguas 5

El sábado pasado fui al bar Fitero para tomar un par de vinos mientras veía el fútbol. Me acomodé en una mesa al fondo. Fútbol vi poco porque nada más sentarme una cuadrilla se me plantó justo delante colonizando con sus cabezas mi ángulo de visión. No me importó demasiado. Las dos personas que tenía frente a mí ofrecían un espectáculo más sugerente que la tele. Se trataba de un joven oriundo intentando explicarle a una mujer de rasgos asiáticos en qué consistía San Fermín.

Dos detalles convertían el espectáculo en maravilloso: a) el chaval estaba borracho, y b) la explicación era en inglés.

Pero no un inglés cualquiera, no. Un inglés nivel navarro que nunca han puesto el pie fuera de España. Un inglés marcado por todos los acentos de la ribera. Un inglés colosal que la Japonesa (de ahora en adelante la llamaremos así) se esforzaba en comprender aunque no siempre con buena fortuna. “¿Yu anderstan mi?”, le preguntaba nuestro paisano cada dos o tres frases; y la japonesa sonreía (más por educación que por otra cosa) y le mantenía la mirada como vaca que ve pasar el tren.

Así, mientras nuestro amigo trasegaba todas las cervezas que le pasaban los amigos de la cuadrilla, le fue instruyendo sobre las peñas (a lot of pipol, very frien… y todo el mundo canta lololo, lolo, lololoooooo… ¿Yu anderstan mi?). Le contó luego el magnífico ambiente que durante esos días impregna la Estafeta (le señalaba a la calle y decía: ¿Yu si? ¿Yu  si ol dis??? Y cuando la Japonesa asentía él contestaba: Pues esto no es nada, in San Fermín… yu cant guolk, you cant guolk… a lot of pipol… ¿Yu anderstan mi?).

Le tocó luego el turno a los encierros, a los toros y a los bailes regionales, pero eso sí, dejando las cosas muy claritas: jiar, no flamenco ni hostias… dis is Navarra… aquí jotas… jotas y dantxas… ¿Yu anderstan mi?

A la postre no sé cómo acabó la cosa porque me largué a ver la segunda parte al Burgalés que tiene la tele más grande, pero tengo para mí que este año el descenso de turistas japoneses será notable… Ni el alcalde de Yamaguchi va a venir…y si no ya veréis, al tiempo.


El asedio

Pamplona, 11 de julio
07:00 horas, 12º grados. Despejado.
Recepción del Hotel La Perla
Plaza del Castillo.

La misión encomendada a Papytu era una gesta. Ante la imposibilidad de acceder por las buenas a la habitación 101, había telefoneado al circo para que le mandaran refuerzos. En su interior, se cobijan los artistas de Circo Charles “Elastic-Man” y los chimpancés amantes Elvis “The Pelvis” y Priscilla.Dominique, el propietario del mismo, le había prometido que le enviaría como ayuda a dos personas, sin decir si eran humanas. Tan sólo le comunicó sus nombres: Boli y Bic.

Su plan para acceder era sencillo pero eficaz: aprovechar la marabunta que se formaba el hotel antes del encierro para acceder de cualquier manera posible a la inexpugnable habitación de Charlie Seen, custodiada a cal y canto por sus guardaespaldas Claro está que los planes están para incumplirse.

Fumando un habano, Papytu esperaba la llegada de los refuerzos. Precavido, había pillado dos roscas en la churrería La Mañueta a las que aderezó con narcóticos .Los chimpancés era a los que más temía Llevaban fuera del circo cuatro días, de los cuales dos dentro de la habitación de un actor de Hollywood.

No estaba preparado para lo que sus pupilas dilatadas observaban en esos momentos: la llegada parsimoniosa de un elefante africano, domador incluido con dos personajes encima.

Tras la primera impresión, se rehizo. Tendría que improvisar. El gentío alucinaba en colores con el espectáculo. Al llegar frente al Hotel, el paquidermo rodeó con la trompa y descendió cual pluma al diminuto Bic, 1.45 cms, cabeza cerilla, tez morena, abrigo de plumas negras y moño. Acto seguido, el elefante se arrodilló para dejar al inmenso Boli, a los pies de Papytu, que a su lado parecía diminuto: 2,40 metros ocultos dentro de un kilométrico gabán coronado por un sombrero de copa.

El máximo y lo mínimo. Papytu entendió entonces la grandeza del circo y la miseria de su plan. El elefante se levantó sobre sus patas traseras, alzándose y dando rienda suelta a un colosal barrito que rebotó en toda la Plaza del Castillo. La gente silbaba, aplaudía y aullaba enloquecida. Surrealismo puro.

Por si fuera poco, las dianas ascendían por Chapitela. Porros, porros, pa desayunar…el quilombo estaba hecho. Aprovechando la confusión, Papytu, Boli y Bic ascendieron raudos por las escaleras hasta la primera planta. Bic, con una dentellada al cuello, se deshizo del pavo real. Era un caníbal. A su vez, Boli, agarrando del pescuezo a los guardaespaldas, entrechocó sus cabezas al estilo Bud Spencer. Solo faltaba Trinidad. Dos cacahuetes menos en el mundo.

Papytu, llamando a la puerta, espetó:

-Servicio de habitaciones.

Al abrirse la puerta, se tiró en plancha a la vez que soltaba las roscas lisérgicas para despistar a los homínidos. Lo que contempló no se asemejaba a nada de lo que había visto nunca. Indescriptible.

Sobre el cielo, estalló el cohete que avisó del inicio del encierro.

(Continuará)