A las cuatro y media, mientras Perico y Arroyo ascendían el Puy de Dôme, perseguidos por Condorito Corredor y Fabio Parra, mi hermano resacoso metía en una bolsa naranja del Mabo su gorro del Oinez, el delantal y una toalla y se iba a la Peña. A las cuatro y media a mí me tocaban el timbre, cruzábamos una tórrida plaza de los Fueros, donde dormitaban giputxis y sorianos, y llegábamos a las barracas.
A las cuatro y media estaban casi todas cerradas y muy poquita gente paseaba entre ellas. A las cuatro y media Javi soltaba unos duros sobre el mostrador de zinc, apoyaba la carabina en el hombro, cerraba un ojo y reventaba cuatro palillos a perdigonazos. Un peluche para María, su compañera en la Academia de Administrativo. Mordían. Con lengua. Y se dejaba tocar, por arriba.
Aburridos, con mucho tiempo y poco dinero, nos íbamos a Bazar J. Necesitábamos nuestra ristra diaria de petardos. Aquella tarde a Mikel se le ocurrió variar el plan. ¿Por qué no entramos en la Servi?
Y pedimos nuestra primera jarra de sangría.
A mi enano le están empezando a salir pelos en los lugares más insospechados. Su voz amenaza con cambiar y algunos granos asoman en su cara de piel limpia.
Este año le tocarán el timbre.
A las cuatro y media.
Pues celebralo…Y reza para que no sea tu hijo el que va de carabina…
Es curioso como cambia la perspectiva. Lo que seguramente a tí te parecía un abanico de posibilidades y un mundo por descubrir, ahora te parezca un infinito de amenazas y un mundo hostil que va a por tu churumbel.
Tiembla!
¡Perdiste la virginidad etílica en la Servi! ¡Qué categoría!
A partir de ese momento quedaste inmunizado para poder beber mol en cualquier lugar del mundo.
Por cierto, ayer cumplimos nuestros primeros 500 artículos. Ya falta menos… pa los 1000!
Felicidades
Coincidiendo con la celebración de las reliquias de San Fermín, ¿no?
Tu hijo irá al MacServi, no sabe lo que es una carabina (ni ir de carabina), ya no tocan a las chicas (sólo les echan polvos) y no le gusta el vino (donde esté una buena Mitxubitxi, q se quite tó y a volar; y por tres euskos la unidad, Señora!).