Actos deprimentes 7

Al acabarse las vacaciones y acercarse el final del verano uno no puede evitar ponerse un poco melancólico. Y existen una serie de actos y festividades que disparan mi tristeza.

Por ejemplo, el domingo pasado se celebró el Artzai Eguna en Uharte Arakil. Mi cabeza suele asociar automáticamente la subasta del queso ganador y el concurso de perros de pastor al retorno al trabajo.

El Baztandarren Biltzarra, con sus carrozas y disfraces, suele ser el primer acontecimiento relevante en el calendario navarro postsanferminero. Las imágenes de encierros y peñas son sustituidas en los periódicos por el desfile de Elizondo, lo cual suele deprimirme un poco.

Del mismo modo ocurre en Sanfermines cuando, en Telenavarra o en los diarios locales, veo imágenes del Tributo de las Tres Vacas en el Roncal. Este acto multisecular coincide con la inminencia del Pobre de Mí. El propio Pobre de Mí es deprimente en sí mismo, y suelo huir de él. Incluso el Struendo de Iruña nos suele avisar de que ya llevamos consumidas muchas horas de fiesta.

Aunque a un buen amigo mío lo que le entristece de verdad es el Txupinazo. Dice que cuando el cohete explota significa que hay que esperar prácticamente un año para el próximo almuerzo de 6 de julio. No le falta razón.

En fin, que se nos acerca el otoño.