Estos Sanfermines serán distintos a los de otros años. Este año no los compartiremos con uno de esos sanfermineros de pro. Ya no estará. Era uno de esos personajes que te lo encontrabas en todos los actos, aunque siempre quería pasar desapercibido. No se perdía uno!!! Siempre viviendo la fiesta.
Como le gustaba ir el día 6 al Ayuntamiento a ver el txupinazo con los suyos. Lo más granado quería tener una foto con él. Y a la tarde con la cuadrilla al Riau-Riau. Pendiente de todo y de todos. Como ayudaba a los viejicos para que no les reventaran el acto que querían recuperar. Eso sí, apartado, como sin molestar. Verle en la Procesión recibiendo el cariño de la gente rodeado de los suyos. Con esa sonrisa cuando escuchaba una voz amiga que cariñosamente la llama cabrón o hijop…Esas palabras de ánimo de los habitantes de una ciudad tan complicada como Pamplona le daban la vida.
Los alcaldes siempre querían tenerlo a su lado aunque a él nunca la gustó el protagonismo. Se le veía incómodo. Él era un hombre llano y prefería acercarse al pueblo, mientras el pueblo prefería alejarse de él. Echaremos de menos como se movía por el callejón de la Plaza. Con que soltura!!! Un pobre hombre que se creía que era alguien.
Pero la fama cuesta. Y siempre había detractores. Envidiosos. Decían que actuaba con total impunidad. Que iba a todos los sitios y colaba a sus amigotes. Y las fabulaciones contra su persona no paraban. Incluso se llegó a decir que gracias a sus contactos libró a amigos suyos de problemas con los munipas. Que a la gente de su cuadrilla la tenía amedrentada y que amenazaba con echar a alguno del grupo. Ángelico mío. ¿Cómo se va a llevar mal con su cuadrilla si aún recuerdo aquel encierro de la villavesa al que fueron sus amigotes con el chocolate caliente y las porras para desayunar? Y ahora todos estos despreciables lo han llevado a los tribunales. Qué cabrones!!! Con todo lo que ha hecho por esta ciudad.
Anta tantísimas injusticias él no lo pudo aguantar más. Hace unos días se quitó de en medio. Su pérdida quedará en nuestras conciencias. Y nos acordaremos de ese personaje omnipresente cuando llegue el 6 de Julio de 2.015. Y cuando no le veamos en el Ayuntamiento, ni en las fotos, ni en la Procesión, pensaremos: “Simón, haya donde estés, espéranos muchos años”. Tanta gloria lleves como paz dejas.
El refranero es sabio, rico y cabrón, y miedo me da lo de «otros vendrán que bueno te harán».
En este caso está el listón muy alto para que se pueda cumplir ese refrán.