Gaupaseitor


ERRALDOIAK, EZ EZINBESTEKOAK? – GIGANTES, ¿PRESCINDIBLES?

Los gigantes de la ciudad han cogido un auge espectacular en los últimos años. Es una de los actos más multitudinarios que hay hoy en día en nuestras fiestas aunque esto también ha creado problemas de masificación.

El vermut choca de plano con todo esto. El acceder al bar donde has quedado a veces se convierte en utopía y si no estás listo, te puedes meter en el tornado que suponen las miles de silletas que les acompañan y no poder salir en un par de horas con lo que, tu sueño de superar la resaca a base de pinchos y vinos se desvanece.

Diversas asociaciones vermuteras trabajan duramente en el tema. Afirman que el nivel de gente normal de una mañana, con charangas, fanfarres y joteros paseando es suficiente y plantean varias opciones.

Los sectores más radicales dicen que hay que quemarlos, directamente. Afirman estas fuentes que si bien los niños, el primer año, se llevarían disgusto, con el tiempo lo sustituirían por otro acto y se irían olvidando.

Otra solución que se ha barajado, la de electrificar las vergas de los cabezudos para que suelte descargas y esto haga que baje la participación, parece que se ha desechado porque podría dar problemas ya que, al parecer, Unicef se habría opuesto rotundamente.

Quizá no haga falta llegar a esas opciones, pero es evidente que se necesita un cambio. Otras alternativas que se barajan serían:

Habilitar un parking de silletas y cochecitos de bebé. Los niños a hombros o en mochila. Si los padres y madres son hombres y mujeres para salir por la noche, también deben serlo para aguantar estoicamente la resaca, con sus niños o niñas encima. Esto facilitaría mucho el tema de movilidad.

También se limitaría el acceso de niños. Entre pares e impares por la fecha de nacimiento. Así lo cogerían con más ganas tanto los padres como los hijos. Se harían unos bonos intercambiables, para familias que quieran ir juntas y abonos familiares para hermanos.

A la hora de realizar los recorridos, se debe valorar el circular por calles más anchas o en zonas sin bares ni peñas. Dormitalería podría ser una gran opción.

La tecnología también debe de dar un paso adelante. Si ya existen aplicaciones para buscar a los gigantes, debe haberlas para evitarlos. Algo que te pite y te indique cómo llegar a tu lugar de destino sorteando a todo el barullo que genera la comparsa, sería ideal para jóvenes resacosos que van hacia el centro, sin saber lo que se pueden encontrar.

También se valoraría el bajar a los barrios, con la excusa de visitar a las peñas de esas zonas, lo cual distribuiría enormemente la multitud que se concentra en el casco viejo.

Y la creación de la pasarela que cruzaría las calles de lo viejo por arriba y que ya comentábamos en el post anterior de la procesión, sería una gran opción aunque habría que hacerlo en cooperación con los porteadores, para que no los bailen en el momento que la atraviesan.

Kalimotxo, punk, anarkia eta urte berri on.


PUNK, REGGAETON, Y PELUCAS EN LA PROCESIÓN – PUNK, REGETOIA ETA ILORDEEN BATASUNA, PROZESIOAREN ETORKIZUNA

Otro evento sanferminero, que pide a gritos un cambio, es la procesión.

Es un acto que a día de hoy por su seriedad, media de edad y horario, no casa muy bien con los gaupaseros.

Gente a la que apenas unas horas antes la han llevado a casa totalmente ebria, se hace la digna y critica a los que suelen aparecer de sin dormir. Para estos últimos tampoco es agradable el ir de gaupasa y encontrarse un acto serio, con paso lento y jotas de banda sonora. Todo esto hace que no sea fácil la convivencia entre ambos sectores sanfermineros.

Para acercar posturas nuestra propuesta sería cambiar las pelucas de los maceros. Si en vez de llevar ese pelucón gris lo hiciesen, por ejemplo, con una peluca punki, otra de fraile, una rubia larga y otra de rizos al estilo Jackson five, uno en cada esquina, sería un guiño que haría más agradable esa convivencia. Igual de ridícula, pero más integradora.

También se puede dar una vuelta a la música. Si bien mantendríamos la jota de la plaza del consejo, para esos aficionados a esta popular canción navarra que tanto gusta al sector de la población de entre ochenta cinco y ciento veinte años, le daríamos un toque más popular, si en otros balcones, se cantase otro tipo de canciones. El punk por su presencia histórica en la fiesta, debería ser uno de ellos. Tampoco seríamos ajenos a otras culturas y guardaríamos otra canción para el reggaeton.

Al hilo de esto, se podrían hacer concursos previos, en donde el premio sería poder tocar su canción en el balcón correspondiente, lo cual le daría un toque cultural a nuestra fiesta que tanto hemos reivindicado siempre desde este blog.

Otro problema grave es el de la accesibilidad. La estrechez de las calles de lo viejo, hace que la gente se agolpe y en algún momento no puedes acceder al bar que con tanta ilusión has quedado. Para todo ello, haríamos unas escaleras mecánicas bidireccionales para acceder al centro que cruzarían por alto la calle Mayor para que la gente ajena a la procesión pudiese cruzarla sin las miradas amenazantes de la gente mayor. Se reciclarían de Unzu y en ellas estaría prohibido pararse.

Algunos valoraron la posibilidad de implantar un carril bici también en la procesión pero dado el poco espacio de algunas calles donde se desarrolla nos parece una utopía. Y ya sabemos a dónde nos llevan las utopías.

Kalimotxo, punk eta anarkia.


TXUPINAZO 13:00ETAN, ZERGATIK EZ? – CHUPINAZO A LAS 13:00 ¿POR QUÉ NO? 4

En nuestra tierra no existe la cultura anglosajona en la que el desayuno es la principal comida del día. Para el almuerzo, siempre buscamos una excusa, un trabajo a primera hora o una gaupasa sin concluir.
Sin embargo, el día seis, se almuerza por vicio. Y eso hace que a ciertas horas se ven auténticos cuadros.
El almuerzo se ha hecho tradición y ello conlleva unas consecuencias fatales para el organismo. La gente, recién levantada, está nerviosa y no se alimenta correctamente y, los que lo hacen, ingieren alcohol que hace que la base no sea suficiente. Con la excusa del almuerzo los pamploneses, retrasan el comer un bocadillo durante horas, y gran parte de ellos directamente se olvidan de ingerir nada hasta el día siguiente.
Tampoco queremos quitarle a la fiesta esos momentos mágicos tras el estallido de la fiesta, algo que nos diferencia del resto de fiestas, en donde la gente sigue de marcha sin retirarse a comer a sus casas o a echarse la siesta.
Para todo esto hay una simple solución. Se trataría de retrasar la hora del chupinazo una hora.
Con este sencillo cambio la ciudadanía iruindarra templaría los nervios y dispondría de más tiempo para el almuerzo y acudiría a él con más hambre. Una mejor base alimenticia haría que los kalimotxos típicos entrasen mejor y así se evitarían imágenes dantescas que todos vemos cuando ni siquiera ha oscurecido.
Pero este cambio tendría aún más ventajas. La gran mayoría de pamploneses afirma que no le da tiempo a hacer todo lo que había previsto antes del chupinazo. Para muchos de éstos, una hora más puede ser solución perfecta para esa llamada, pulir esa entrada que sobraba, o comprar esas zapatillas que no recordábamos que estaban rotas.
Para compensar la pérdida de una hora festiva eliminaríamos el pobre de mí, pero a ese tema llegaremos en unos meses. Por delante, unas ideas vanguardistas para la mejora de nuestras fiestas. Seguiremos informando.
Pdta: No cuento aquí con la gente que el día seis de julio come en sentado en su casa o reserva en un restaurante porque es evidente que son personas que están en pleno declive y, el año que viene, reservarán mesa pero, probablemente, en Salou.
Kalimotxo, punk eta anarkia.


MÁS PUNK Y MENOS JOTAS – PUNK GEHIAGO ETA JOTA GUTXIAGO 2

San Fermín necesita una revolución.
La modernidad debe llegar pronto o terminará siendo una fiesta más triste, que anudarse el pañuelo rojo, el seis de julio, en Salou.
La doble C, es decir, carcas y castas, creen ser la esencia sanferminera y con la excusa de la tradición, impiden que la fiesta cambie y avance, pero no cuentan con algo: la revolución punk.
Durante este año, a no ser que la censura reaparezca en este blog, nos vamos a encargar de replantear todos esos actos presuntamente intocables.
El mes que viene empezaremos una saga con el único objetivo de mejorar nuestra fiesta. Hay que analizar en profundidad cada acto. No puede ser que el manido “es que siempre se ha hecho así” nos impida ver la realidad.
Que tiemblen las tradiciones. La rebelión está cerca.

Punk y anarquía!!!


BOST – CINCO – FIVE 1

Ya ha llegado el día cinco de julio. Todo está preparado. Bueno casi todo. Al final me han convencido que, las manchas de zolda en el pantalón, por mucho que sea San Fermín, no son convenientes a mi edad, con lo que tengo que comprar un par de ellos. Iré después de trabajar, en un momento, porque luego a las ocho he quedado con un colega para ir a comprar el cubo grande y tenedores de plástico, que se nos olvidaron el otro día. ¡Ah! Y a ver si quedo también con mi tío que le prometí la entrada para los rejones que la quería para un amigo. Que no se me olvide tampoco llamar a mi primo el del pueblo para ver qué día vienen. Cuando me confirme, apañaré el cuarto, ¿dejé sábanas limpias después de la última vez, no? Bueno, si no, para un día o como mucho dos, que van a estar, no se notará. También tengo que confirmar cuántos seremos para la comida del día nueve, que quedé en decírselo antes de San Fermín. ¿El pañuelo de la peña? Joder, es verdad que el día catorce se lo cambié a uno de no sé qué peña y me quedé sin ninguno. A ver si paso por el Anaita y hay alguien para comprar uno. Sí. Me pasaré. Así, ya que voy, les pregunto a ver si hay sitio para la comida del día trece y si quedan entradas sueltas para el doce que querían ir las amigas de mi hermana. Por cierto, ¿dónde se quedaron los pañuelos de los críos? A ver si los dejamos en la bolsa que llevamos al trastero. ¡Ah, sí! Como la ropa ya no les vale de un año a otro creo que se quedaron allá. Pues a ver cuando cojo un hueco y voy a por ellos. Lo malo que habrá que plancharlos, como los dos jerséis que compré el otro día que los otros tenían ya color amarillento de tanta lejía. Lejía. Es verdad. También debería comprar unos polvos especiales para las manchas de kalimotxo que me comentaron…

O bien, si me agobio con el “todoloquemefaltaporhacerynohaytiempo”, puedo quedar a las ocho, echar unos potes y no hacer nada más. Al fin y al cabo, los pantalones blancos pueden tirar un año más, los tenedores los compramos el día que sea en una tienda de esas que tienen de todo, como el cubo. Mi tío ya me llamará él, que al final las entradas no son para mí. Que venga a mi casa si quiere, no voy a andar yo detrás encima que se las consigo. Y el cuarto, más o menos, ya está bien. Esta vez limpiaré las sábanas en cuanto se vayan. Y para la comida, ya apareceremos los que seamos, que al final siempre me tengo que encargar yo de todo y estoy hasta los cojones. ¿Pañuelos? Tengo un montón, aunque no llevemos el de la peña no pasa nada, ya compraremos cualquier día que pasemos. Y la plancha tampoco es para tanto. No tienen tantas arrugas y más de una vez hemos salido peor. Y las amigas de mi hermana que se busquen la vida. Que luego no se preocupan de nada. Les parece que por ser socio ya tienes obligación de conseguirles las entradas y todo lo demás. Y que encima te sale gratis. Y los polvos especiales, tampoco serán para tanto. Toda la vida hemos limpiado sin ellos. Buen chorro de lejía y ya está. ¡Lejía! Bueno ya habrá por casa por lo menos para un par de coladas.
Pues eso. Déjate de preocupaciones que mañana tiran el cohete.

Ongi pasa jaietan.
Gora San Fermín.
Osasuna, punk eta anarkia!!!