Apenas unos días… 6
Si es que no cambia la cosa. Si es que todos los años, ¡todos!, es lo mismo, es igual. Apenas unos días para San Fermín y uno tiene la misma sonrisaboba bien puesta en la cara (y tarareando el riau riau, el 1 de enero, 2 de febrero, o el himno de cualquiera peña…).
¡Qué gozada! los blanquirojos escaparates, el vallao del encierro en su sitio (¿o debiera decir «talanquera»…?), la gente en la calle, el librico de los microrrelatos… Ah, y la apertura de esa maleta de ropa blanco-amarillenta, con cierto olor a conejo (la lejía…), con idea de llevar a cabo la temida probatina y contabilidad de prendas enteras del año previo: a un pantalón le falta la bragueta, al otro como si no la tuviera porque no la sube ni dios, a aquella camisa le faltan tres botones y el cuarto lo tiene cosido con hilo rojo (lo más sanferminero que uno tenía a mano el 13 justo antes de tirar pa la plaza…) y los calcetines, jaaajaja, aún tenían restos de gamba, ingrediente principal de la última merienda de los toros a la que el mendas asistió… ¡Pero qué bien!
La cosa es que cada año tenemos más motivos para sentirnos así, para sentirlo todo, porque cada año tenemos uno más con el que alimentar nuestro glorioso recuerdo sanferminero. Uno se pregunta: ¿ya aguantaré yo este año?, ¿cuántos seremos, porque Fulanico se marcha a Salou y Menganico ha torcido el morro…?, ¡coño, si todavía no he comprado la merienda que me toca, ¿qué «les» hago?! Genial.
¿Sabéis? Estos días uno intenta descansar más de lo normal, como si quisiera recargar las pilas del sueño para luego «andar» como si tal cosa. Mira que somos bobos…
El caso es que ya huele a 6. Ya está ahí, como todos los años. Ya se ha instalado en mi esa sonrisa de tontobobo. Ya tarareo al bueno del Maestro Turrillas…. Y ya os dejo, me voy a abrir cierta maleta llena de emociones, de momenticos…