Josemiguelerico


35-Intruso, castaño 6

El 35 está loco. Menudo cabrón que es el 35. Aquel toro de Miura, la verdad, traía locos a los mayorales que paraban en los Corrales del Gas. Al momento de ser desembarcado, el de Zahariche estaba peleado con el resto del encierro. Para la gente de campo los toros son el número que llevan en la paletilla y este ni comía ni dejaba comer. Ni dormía ni dejaba dormir. Una mañana en el corral un toro amaneció muerto. La madrugado había sido agitada y todos miraban al 35. La noche del siete, cuando el 35  se marchaba arropado por los cabestros en el encierrillo, alguno respiró con alivio.

Camino de Pamplona a Javier Castaño le invadía el optimismo. Tras diez años en el ostracismo, estaba de nuevo anunciado en Sanfermines. Lo suyo había sido un caso asimilable, con toda su angustia, al de los parados de larga duración. Pero tirando de corazón, que en el toreo suele estar situado a la altura de la entrepierna y un toque de originalidad en la puesta en escena, había conquistando Francia y estaba de nuevo en las grandes ferias. Pero su optimismo no debía ser contagioso, porque al bajar de la furgoneta las caras de su cuadrilla eran un poema. Seis miuras de Pamplona en chiqueros. Tela.

El 35 saltó al ruedo y sólo daba problemas. Que si reponía, que si embestía cruzado, que si era más alto que el caballo de picar. Tito Sandoval no pudo lucirse en varas y el toro casi se lleva incorporado a David Adalid en banderillas. Al cambiarse el tercio el 35, que ahora en el programa de mano se llamaba «Intruso», se giró sobre sí mismo 360º apoyado en los cuartos traseros. Ni bravo ni manso el bruto desparramaba animalidad, característica que va a menos en el toro moderno.

Javier Castaño sacó una silla de enea y comenzó la fanea sentado en el tercio. En el callejón los murmullos sugerían desaprobación, nadie daba un duro por el toro. En el tendido los aficionados no podían parar quietos, se mascaba la tensión. Pero el público llano, de sol o de sombra, no sabía el género del guión y no se enteraba de la película. Además, por el pitón derecho, el bicho no estaba para bromas ni lucimientos.

Cinco minutos después, Javier Castaño le había pegado al Miura unos naturales de escándalo. El toro había sacado un fondo de nobleza que nadie, salvo el matador, había sabido apreciar. El de luces se estaba adornado en el final de faena con repertorio y palos mejicanos. Ahora servían los dos pitones del toro. La estocada partió al burel, que volvía a colocar el nombre de Miura en el olimpo de los bravos. En la tele y en la radio se celebraba. En los tendidos los aficionados se partían las manos, mientras que el público miraba más por la nevera y el sacar los bocatas. En el palco el señor de la chistera, llevado por su inocente ignorancia, se ponía rácano y zanjaba el negocio con sólo una oreja.

El toro 35, «Intruso»,castaño de pinta,  se quedó a un paso de ganar el Carriquiri.

Javier Castaño vuelve hoy a Pamplona a recoger el Premio Ciudadela. Magro reconocimiento para tamaña gesta.


Ideas lapidarias 2

Lo que voy a contar, más que un sucedido, es una anécdota de tantas. Le pasó a un amigo de un amigo; pero el incidente le podría haber pasado a muchos pamploneses. Porque a ver, que levante la mano al que no se le haya ocurrido  una idea sobre algún uso nuevo para la plaza de toros de Pamplona. Sin ir mas lejos, en este blog a lo largo de los años, se han leído  algunas ideas estrambóticas e incluso alguna, se ha llevado luego a cabo.

El caso es que el amigo de mi amigo, tenía cierta relación con la gente que maneja los asuntos del cuerno en Pamplona. Y en cierta ocasión, mediando unos vinos de por medio, les  expuso una forma de obtener ingresos atípicos para la empresa. El problema fue que solo con la mención de su ocurrencia, hizo enmudecer a los presentes. Porque la idea, que bien pudiera ser calificada de bombero, encajaba mas en estas fechas de Todos los Santos que en los Sanfermines: la instalación de un columbario en las dependencias de la plaza.

No contaba el promotor con que en el mundo del toro las supersticiones van desde la arena hasta el más recóndito despachos. Y que la mención de la muerte es tabú entre quienes se juegan la vida.  A los barandas se les mudó la color sólo de pensarlo.

De modo que, replicar en una plaza lo que ya se hace en los estadios de fútbol o en otros escenarios sanfermineros, parece de momento una idea lapidaria.


Me cambio de blog 8

Lo siento, fue bonito mientras duró. El mercado es duro y un blog de la competencia me ha hecho una oferta mejor.
Pero no os creáis, la oferta no sólo ha sido pecuniaria, en ese blog lo que me ofrecen es influencia y poder.

Aquí nos habíamos propuesto que no sonase la chica Yeyé en los toros y todavía está la Velasco tronando por la grada. Nos gustaba el Te Deum de Carpentier y lo han fumigado.

Queríamos un certamen internacional y parecemos un concurso de cuentos para cuencos.

Y ya lo de los almuerzos de la comparsa no tiene nombre, que queríamos que se acortasen en el tiempo… lo único que pasó es que les recortaron la subvención y se pagaron a escote el del Don Bosco.

Por eso me cambio al blog nuevo. Que esa gente corta el bacalao.

Ellos me han contado que tuvieron un sueño: escuchar la marcha Radetzky en el tendido de sol. Lo han logrado con éxito de crítica y público.

También querían hacer un homenaje a Pitxi, el mozo de banderillas que se jubilaba. Y hasta Joselillo le brindó un toro.

Tienen gente metida en la comparsa y en la Meca. Manejan internet, bodegas y conserveras. Si quieren que el Juli de clases a los muetes… ahí lo tienes dando clases magistrales.

Si dicen que lo mas «in» es merendar pollo a la «tariyaki», lo ves anunciado en restaurantes de San Nicolás.  Han conseguido encarecer el precio del Pago de Carraovejas.

En fin, que me cambio, que por una vez quiero estar con los que pintan algo en estas fiestas.


Coronillas 6

Se dice, se oye, se comenta, que un par de amigos pamploneses de buena posición, gente de orden, cierta mañana de San Fermín se ausentaron de sus casas a la hora del encierro.

El dúo, que debían ser ya padres de familia, se fue liando se fue liando y en una época en la que no había teléfonos móviles enlazaron la tarde con la noche y la noche con el día.

Se cuenta que cuando volvieron a su casas veinticuatro horas después, sus «santas» les esperaban en la puerta con un soberano cabreo. Para intentar mitigar la galerna, uno de ellos había comprado bollería en una conocida cafetería de la ciudad y no se le ocurrió otra cosa que afirmar frente al sanedrín de su esposa que «había llegado un poco tarde por haber ido a comprar cornillas».

Saco esta anécdota a colación, pues este artículo debía haber sido enviado y publicado el pasado lunes, pero… me entretuve en ir a comprar coronillas.

Feliz viernes a todos.


Gaiteros escoceses 6

Don Manuel Fraga, que en paz descanse, será recordado siempre por dos hechos muy folclóricos: su famoso baño en Palomares y sus tomas de posesión en la Xunta acompañado por quinientos gaiteiros. En Pamplona el baño dio pie a una coplilla, de aquellas de la Sanpedrada, donde se le incitaba a repetir el baño en la Plaza del Castillo.

Seguro que a los lectores del blog el Sr. Iribarne les trae otros recuerdos de índole infinitamente más mundana, pero es mejor no removerlos pues del baúl de los recuerdos de D. Manuel podría surgir también su título de socio de honor de las peñas de Pamplona, concedido por estas en los años sesenta.

Pero no venía esta entrada a hablar del antiguo Ministro de Turismo, sino precisamente de los gaiteros.

En el año 1985, la canción popular de aquellos Sanfermines fue una tonadilla escocesa. Como uno no tiene oídos sino orejas, no sabe decir cual es su nombre, pero sí situarlo en el contexto de que Osasuna iba a jugar por primera vez la UEFA y el rival que le había tocado en suerte para la primera eliminatoria era el Glasvow Rangers.

Se supone que el que se ponga de moda una canción u otra, cantada de boca a oído, es algo dificil de prever. Y mas en San Fermin. Pero para el diez u once de Julio, los del Muthiko Alaiak conseguían sorprender al Tendido de Sol haciéndose acompañar por quince o veinte Gaiteros Escoceses. Eran de la mismísima Escocia e irrumpieron en los toros uniformados con sus kiltt.

De aquella ocurrencia dan fe algunas fotos. Servidor, imaginándoselo, piensa que tuvo que ser una catarsis melódica digna de la Plaza de Pamplona. Lo que nunca he sabido es de dónde pudieron sacar veinte gaiteros escoceses en plenos Sanfermines. Se admiten apostillas.