rajauta


Tres patas…

Tres patas para un banco, buscarle tres pies al gato y 3 apoyos tiene el certamen.

El más importante y numeroso, el apoyo de los participantes.
Sin vosotros el certamen se convertiría en una ventana cerrada a las emociones.
¡Seria horrible!

El segundo apoyo es el jurado. Que realiza una labor ímproba buscando las perlas ocultas en los relatos.
¡Y las encuentran!

El tercer apoyo son los lectores. Pero… ¿Hay lectores?
¡Claro!

Tres apoyos, tres.

Dicen que el número 3 es el número del éxito. El éxito será vuestro.

Lo iremos viendo…


Corrijo… el jurado no siempre falla

Existen los certámenes no competitivos.

Es el caso del certamen txiki. En este certamen no pretende potenciar la competencia entre los jóvenes escritores.

El certamen pretende dar un espacio a los más jóvenes para que expresen sus emociones.

En esta categoría no competitiva no es necesario que un jurado realice un veredicto, así que el jurado nunca se equivocará.

… Corrijo… el jurado no fallará.


El jurado siempre falla

El Certamen no para.

Continua silencioso su caminar imparable.

Revisa los relatos, los disfruta, ríe, llora, se emociona.

No es una labor que el certamen pueda hacer solo. Necesita de un jurado y lo convoca.

El jurado… ¿Será justo?

El certamen no lo sabe, pero algo intuye.
Todo se sabrá cuando se lea el ‘fallo’ del jurado.

Sin duda el jurado fallará el próximo 17 de junio.


¡GRACIAS!

Solo podemos dar las gracias a todos los que habéis participado enviando un relato a la XIV edición del certamen internacional de microrrelatos y a todos los que habéis participado en la III edición txiki del certamen.

El próximo 17 de junio se conocerá a los ganadores.

¡Gracias!


Para siempre

Ya de noche, después de un intenso día de dianas, encierro, almuerzo, gigantes, vermut torero, mulillas, toros y salida de las peñas, estaba derrotada. Ni siquiera sus venti pocos años eran garantía de poder sobrellevar tantos momentos y tanta emoción.
Para cenar, pillaron bocatas en las casas regionales y en la mediana de la avenida del ejército, sentados en la hierba, cenaron esperando los fuegos.
Sin pensarlo se quitó las bambas y se soltó la coleta intentando aliviar el cansancio acumulado. Agitó su pelo con la yema de los dedos, con firmeza. El la miraba de reojo embrujado, casi furtivamente, mientras la suave brisa de una noche cualquiera en un mes de julio se colaba entre su tostada melena.
Tumbados, exploraron el mágico firmamento, recorriendo las estrellas en busca de las que debían estar allí, repasando sus nombres, imaginando entre risas el mismo firmamento y el mismo momento mañana y 20 años más tarde.
¿Crees que esto será así siempre?, preguntó ella.
No lo sé bruja, pero disfrútalo, despacito, sin prisa, saboreando la magia de todos los momenticos que te regala San Fermín, así, esa sensación que te envuelve cada instante será tu recuerdo mañana, y eso, sí será tuyo para siempre.

Sonia Vidal Rico