Buen comienzo 5


El 6 de julio es un día grande y resulta un tanto movido hasta que se lanza el chupinazo. Por más que cumplimos años, tenemos la tradición en la cuadrilla de ver el chupinazo en la Plaza Consistorial, ya veremos cuántos años aguantamos.

Este año no almorzamos en la Peña, por lo que toca realizar un desplazamiento hasta el lugar donde almorzamos unos “Huevos con”, como los llamamos, para llenar el estómago con algo sólido acompañado con un buen crianza o rica cerveza. Nervios por los que se retrasan, mirando constantemente el reloj, y haciendo la cuenta mental  de lo que nos costará llegar al centro de Iruña, teniendo en cuenta que somos más de veinte. Tras almorzar, un escocés – “es el que tiene helado de vainilla, ¿no?”-, y un chupito de Patxarán, no hay tiempo que perder. Ruta al centro.

Por el camino dejamos a aquellos que no quieren meterse en el jaleo del chupinazo y disfrutar del momento in situ. Este año han decidido verlo en el Txoko del Oinez.

Estamos a 200 metros escasos de la plaza, y vemos un garito improvisado en la plaza de Consejo donde están preparando a una pareja unos aparentemente ricos Gin-tonics. Algunos opinan que es tarde – “que no llegamos al chupinazo”-, finalmente compartimos varios cacharros. Ya no queda nada.

Estamos a escasos veinte metros de nuestro destino. Recordamos la táctica a emplear, en fila, por la calle Zapatería, el de siempre irá el primero y aprovecharemos una corriente humana dirección a la plaza. Importante, no despegarse del de adelante.

Acabamos en medio de la plaza del Ayuntamiento, son las 11:57 de la mañana. Objetivo cumplido, en todo el cogollo y a escasos minutos del momento esperado.

Los pañuelos en todo lo alto, oee oeoeoe, oee, oee. Ya están los timbaleros. El concejal da la bienvenida y nos desea las mejores de las fiestas a todos. SSSSSSSSSSSSSSSS-PUM, por fin, estalla el chupinazo, alegría desbordante, abrazos con los amigos, fotos de grupo con el Smartphone, casi todo igual que hace veinte años.

Tras esquivar el contenido de varios cubos de agua arrojados desde los balcones, toca reunirse con el resto de la cuadrilla. La gente va llegando, se suceden los besos y abrazos, y los mejores deseos para todos. Este año también escuchamos el típico “este año habéis salido bastante limpios”, será que nos estamos haciendo mayores y nos gusta menos mancharnos.

Quedan casi 204 horas para disfrutar. Casi nada.

PD: Quiero dedicar este artículo y enviarle un fuerte abrazo a mi amigo Alberto, que perdió a su madre de forma inesperada durante estos Sanfermines.


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