El Otoño ya ha llegado, y por lo tanto ya estamos totalmente inmersos en la parte más ardua de la travesía del desierto sanferminera. El doloroso caminar por esta travesía se repite anualmente durante 3 meses. Día a día. El “txupinazo” de la travesía coincide con el “pobre de mi” de las fiestas de sanfermín txikito, y el “pobre de mi” de la travesía coincide con el “txupinazo” del nuevo año.
¿Txupinazo de año nuevo?
Así es. Coincidiendo con el primer peldaño de la escalera, el concierto de Año Nuevo incluye en el programa la Marcha Radezky, que es interpretada por la orquesta Filarmónica de Viena. a modo de txupinazo.
Sin duda la similitud es grande entre los grandes maestros de la filarmónica y los virtuosos de las charangas, por lo menos en cuanto a su devoción por la música y capacidad interpretativa. Para más de uno, la única referencia a la Marcha Radezky es aquel sonido lejano que le sitúa en el coso taurino, entre toro y toro, o durante la faena (aunque dicen que tocar durante la faena no está muy bien) y es interpretada por nuestras charangas. Esa que no es ni la chica ye ye, ni kortatu, ni el rey… sólo instrumental y que se acompaña con el conocido la, la, la, la….
Aquí os la traigo, y aunque el público no esté en los toros parece que también se lo está pasando muy bien, casi casi tan bien como nosotros…
Ya falta menos!.