A pesar del paso de los años, la cantidad de relatos que hemos ido valorando y pensar que ya habíamos leído de todo, no deja de sorprendernos el ingenio de muchos de los autores que son capaces de ofrecernos nuevos ángulos desde el que dan un tratamiento original a cualquiera de los actos o historias que tienen relación con los Sanfermines, por favor, seguid así.
Es por eso que queremos agradecer en primer lugar a los escritores que habéis dedicado vuestro tiempo, ingenio y buen hacer literario para condensar historias que nos llegan al corazón en un espacio tan breve como es el limitado a 204 palabras.
No podemos, ni queremos, olvidarnos de quienes colaboran con nosotros, cada cual en su papel, para llevar a buen puerto este Certamen y que ha pasado de ser un equipo, cada vez mejor conjuntado, a ser un grupo de amigos que compartimos una misma ilusión.
VIVA SAN FERMÍN, GORA SAN FERMÍN.
Bucear entre más de 300 relatos en busca de esa joya que cautive por su calidad literaria, originalidad y capacidad de transmitir las emociones que se viven entre el 6 y el 14 de julio puede parecer, a priori, tarea difícil. Y lo es. No resulta sencillo inclinarse por una obra u otra y, a veces, son pocos los matices que convierten a un microrrelato en ganador de este certamen que, año tras año, se consolida entre las citas entrañables e ineludibles que preceden a nuestras fiestas.
Así, el vencedor de este año, Los mejores fueron los míos supone un ejemplo magnífico de equilibrio entre la mirada nostálgica y la construcción literaria donde, además, y como buen microrrelato, se cuenta mucho más de lo que se escribe. Y con la virtud añadida de dejarnos un cierto sabor a esperanza.
Es este un tema, el de la mirada nostálgica, que abunda, año tras año, entre las obras concurrentes a este Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín. Pero no es el único “subgénero literario sanferminero”; así, a los ya habituales del exilio festivo, la visión infantil de la fiesta o los sentimientos del toro en el encierro, se ha unido con acierto una novedad, la del “microrrelato sanferminero quijotesco”, con motivo del centenario cervantino.
Bienvenidas sean, pues, las innovaciones.
Idoia Saralegui, Eduardo Elizalde y Carlos Erice Azanza
Jurado del VIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín
Primeros tres clasificados:
Ganador: «Los mejores fueron los míos» por José Murugarren
2º clasificado: «so far away, tan lejos» por Carlos Remón Sanjuán
3er clasificado: «Afectación osteocondrítica grave en la zona del cóndilo femoral» por Mikel Zuza Viniegra
Resto de finalistas:
4º clasificado: Apellidos que empiecen por H por Esteban Torres Sagra.
5º clasificado: Txiki baten istorioa por Ander Elcano Sanchez.
6º clasificado: …son duras como el hierro… por Ignacio Navarro Otano.
7º clasificado: Ruidos por Gabriel González Ortiz.
8º clasificado: La razón de la sinrazón, por favor por Mikel Ilundain Marina.
9º clasificado: El coletas por Pedro Pablo Del Guayo Litro.
10º clasificado: Darse la vuelta por Elena Vidaurre Orayen.
Nuestra enhorabuena a todos ellos, así como al resto de participantes en este VIII Certamen.
Primer Premio
Los mejores fueron los míos, de José Murugarren
Sanfermines son 20 años y la noche por delante. Ningún programa puede superarlo así se escandalicen los «peteuves». Los esencialistas dirán que nada emociona como la jota de la procesión. Los puristas emularán como ‘lo más’ la impresión del encierro. Yo me quedo con aquella tarde de toros merendando ajoarriero en la plaza. El torero, abajo y yo arriba, a ritmo de charanga lidiando con unos ojos recién descubiertos, tan clavados en los míos que temblé como novillero novato ante un ‘cebada’. Nada como aquel instante de agujas en la tripa. O tal vez, sí. La madrugada de pollo y pacharán en la verbena del ‘Jito’. La orquesta tocaba Sabina y mi amigo y yo devorábamos un coco que un guiri ofreció a cambio de la botella. No me digan que para fiestas las de antes porque hoy todo es ruido y suciedad. O sí. Los mejores sanfermines fueron los míos. Los de la tarde de toros y ojos o la noche en que me dieron la 1, las 2 y las 3 sostenido por un amigo cuando ni Sabina imaginaba que le estábamos escribiendo la canción. Teníamos 20 años y la mirada siempre por encima del suelo. Demasiado elevada para ver las vomitonas.
Segundo Premio
so far away, tan lejos, de Carlos Remón Sanjuán
Un resplandor de luz anegando la habitación le impedía seguir durmiendo, así que se levantó, impaciente, antes de la hora. Se vistió despacio adrede, serio, convirtiendo su lentitud en un ritual. La camisa, tan pulcra; los pantalones planchados, con una raya diáfana surcando la pernera.
Siete de julio. Primer encierro.
Salió de casa intranquilo y decidió apurar para encontrar despejado su tramo. Creyó distinguir el cohete dinamitando la mañana. Entre la muchedumbre presintió la manada, cómo subían desde Coney Street, doblaban la esquina de King’s Square y enfilaban Stonegate. Consiguió un hueco y le pareció sentir el bufido del toro, la negra mirada de su desengaño mientras él se apartaba de sus astas, convirtiéndose en aire.
Entró al restaurante donde trabajaba, regresando del peligro tras ese encierro inventado por su nostalgia. Hello, dijo con un acento abrumado por la realidad. Aún cerró los ojos, desmintiendo los 1640 kilómetros, y soñó que volaba por Estafeta hacia el callejón de la plaza, inmerso en la gloria de sus carreras.
Antes de empezar turno, cumplimentó esa costumbre de después del encierro cuando aún vivía en Pamplona. Con los dedos borrachos por la emoción, marcó el teléfono de su casa, tan lejos.
—¿Mamá? Soy yo, estoy bien.
Tercer Premio
Afectación osteocondrítica grave en la zona del cóndilo femoral, de Mikel Zuza Viniegra
—Venga, sécate esas lágrimas, que me vas a hacer llorar a mí también.
—Que llevábamos toda la vida juntos, joder. Y mira que en los últimos Sanfermines ya noté algo raro. Sentí pánico a que lo nuestro se acabase de repente. Pero no pensaba que fuera a ser tan rápido.
—Bueno, estas cosas pasan.
—Si por lo menos no me la encontrase en todas partes… Y mira que sigue estando guapa a pesar de los años que tiene. Me da palo admitirlo, pero me muero de celos cuando veo al chaval tan joven que se ha buscado.
—Venga, vamos a levantarnos del bordillo, que al final nos van a pisar.
—¿Me acompañas a verla? Los conozco bien y sé donde estarán esta tarde.
—¡Toma, y yo!: delante de San Lorenzo, como cada seis de julio. ¿Y cómo dices que se llama eso que te diagnosticaron en la rodilla?
—»Afectación osteocondrítica grave en la zona del cóndilo femoral, con riesgo de cojera permanente». ¡Y eso que le dije al médico que Joshepamunda es una pluma, que apenas pesa 55’8 kilos! Pero una cosa te digo: en cuanto el nuevo se descuide, me meto debajo y la hago bailar por última vez. Te lo juro.
Primer clasificado
Da voz a la obra: Katixa Castellano, ganadora de la VII edición del Certamen
Segundo clasificado
Da voz a la obra: David Marcotegui, servidor de puyas, quinta generación
Tercer clasificado
Da voz a la obra: José Ignacio de Quesada, periodista de Radio Marca
Cuarto clasificado
Da voz a la obra: Delia De Julián, de Villa McLuhan
Quinto clasificado
Da voz a la obra: Eva Ruiz de Galarreta en euskara, de Laboral Kutxa
Da voz a la obra: Begoña Villoslada en castellano, de Laboral Kutxa
Sexto clasificado
Da voz a la obra: Mora Elduayen, música de La Pamplonesa
Séptimo clasificado
Da voz a la obra: Carlos Erice, de la Peña Anaitasuna
Octavo clasificado
Da voz a la obra: Antonio Zubieta, Presidente de la Sociedad Gastronómica Gure Leku
Noveno clasificado
Da voz a la obra: Rafa Iribarren, de la Cofradía musical de San Saturnino
Décimo clasificado
Da voz a la obra: Roberto García, de San Virila, Hoteles de ensueño