Ahora que ya ha llegado la tan ansiada salvación de los rojillos, ya podemos ir centrándonos en la preparación de las fiestas, porque tenemos el txupinazo casi a la vuelta de la esquina.
El día 6 suele ser propicio para que veas a gente de la que no tenías noticias hace tiempo. También suele ser ese día en que muchas cuadrillas hacen todo lo posible para juntarse a almorzar o a comer.
Es curioso que uno de los momentos bonitos de las fiestas, se da en las horas anteriores al txupinazo. El almuerzo del día 6 es uno de esos ritos que tiene muchísimos devotos.
Lo de sentarse en una mesa, a ser posible en la calle, como esas que se pueden ver en la calle Leire y ponerte como un campeón de huevos con txistorra, jamón, tomate.. y todo regado por un vinico fresco.. ¡que cosa más buena!
El único peligro es que si te juntas digamos a las 10 de la mañana, puede ser que para la 1 te hayas puesto como un atún de comer y beber
En el caso de mi cuadrilla, por diversas razones no hemos sido de almuerzo ese día, sino de juntarnos para comer.
En tiempos más juveniles, procurábamos buscar sitio en algún restaurante en el Casco Viejo, por aquello de no alejarnos del meollo de la fiesta.
Lo que suele pasar en esos casos es que los restaurantes, que suelen estar desbordados por la demanda, suelen ‘’apretar’’ un poco las mesas y al final acabas comiendo veinte en donde normalmente te suelen meter a quince.
Si a esto le añades el calor que suele hacer en ese tiempo, te acaba llevando a tener la sensación de estar comiendo dentro de un maldito horno.
A aquellos tiempos asocio el recuerdo de estar sentado a una mesa, comiendo prácticamente de canto y sudando la gota gorda en un local a más de 40ºC y con una humera que para que te cuento.
Como uno se va haciendo más flojo con el tiempo, hace ya algunos años que vamos a comer a sitios un poco más alejados del centro, cambiando así estar en el ajo, por comer más cómodo, sin sentirse en una sauna y poder tener un poco de sobremesa tranquila
Por cierto, esto me recuerda que todavía no he reservado sitio y apenas falta un mes para San Fermín.
¡Si es que ya huele a toro!
Vamos bajando el ritmo, ¿eh?
El almuerzo del día 6 es la hostia. La alegría que se respira ese día es indescriptible.
Yo lo tengo como «el momentico «de la fiesta.Un par de años por motivos laborales no pude asistir y se me saltaban las lagrimillas.Aunque para las dos del mediodia andaba ya por lo viejo me faltaba algo.
Ésa mañana sabe distinto hasta el mol con gaseosa.
Los mejores huevos fritos del año!
Y ese patxaran a las 11 de la mañana, qué sabor!
Todo es cuestión de costumbres. Nosotros hemos sido más de ir de menos a más, para aguantar hasta la madrugada como campeones. Pero sin duda el almuerzo es un momento cojonudo.