Como en las peñas (o sociedades gastronómicas) en ningún sitio 8


Situación típica sanferminera. Reunión con la cuadrilla, con la familia, con los del curro o con invitados de fuera. Siempre entorno a una mesa ya sea en modo almuerzo, comida o cena. Lo que prometía ser una fiesta, muchas veces se convierte en una pesadilla debido a que el restaurante elegido tiene un concepto de la relación calidad-precio bastante cuestionable, lo que hace que salgas de allí con cara tonto, bolsillo más vacío y amigos foráneos poniendo en duda la gastronomía navarra.. Por esto, y aunque no es novedoso, hoy os propongo una alternativa a la hostelería donde encontrareis más calidad a menor precio: las sociedades gastronómicas y las peñas.

Tanto para las cenas, como sobretodo para almuerzos y comidas, refugiarse en los fogones de una peña o sociedad es sin duda la mejor elección. La atmósfera que se respira es mucho más informal que en un restaurante, lo que beneficia al ambiente festero. Además de comer muy bien, el precio suele ser bajo. Este año he podido comprobar lo que os digo en seis distintas sociedades y peñas.

Los menús siempre serán variados aunque no faltan los clásicos. En los almuerzos el huevo tiene lugar de honor. Revitalizante por la mañana, lo mismo frito con magras o escalfado coronando un ajoarriero, será acompañante de honor del primer vino del día, como lo es también el relleno con tomate y sangrecilla que aquí reconocemos como manjar. Tampoco sorprenderá encontrarse con la exquisita y cantábrica antxoa, en tortilla, que compite de tú a tú con las delicadas e inigualables lechezuelas. Al mediodía, refrescantes ensaladas con productos de la huerta navarra, suelen abrir el menú, si no nos sorprenden con salmorejos o gazpachos que nos trasladan con su sabor a tierras tan taurinas como la nuestra. Los tan humildes como apetitosos calderetes o pollos asados alegran las comidas tanto como las pochas sangüesinas. Tampoco suele faltar en una mesa sanferminera el tradicional e imprescindible chilindrón, difícilmente mejorable si es acompañado de unos caracoles, al igual que el bonito, que casa con una piperrada con tomate igualando su sencillez con su exquisitez. En día grande, la competencia entre un rape con almejas, y un rabo de toro adornado con hongos hace que ambas recetas crezcan en el paladar del comensal. Se debería dedicar un día, y yo lo hago, al txuletón. Extraordinario manjar cuya carne roja solo es comparable en pasión al rojo de nuestros pañuelos. La gran mayoría de estas viandas y muchas otras, cocinadas por avezados cocineros amateurs, puedo asegurar sin ruborizarme, superarán en calidad a cualquiera de los platos que un restaurante te pudiera ofrecer. Y como os decía, teniendo en cuenta el ambiente reinante en cada una de esas comidas o almuerzos hace que el precio bastante razonable, resulte hasta barato (rara vez superará los 25 euros con copa).

Si a todo esto le añades la correspondiente sobremesa, con los cánticos y las exaltaciones de amor y amistad, la elección entre restaurante y sociedad o peña es evidente. Por eso siempre que tengáis la posibilidad de comer en estos locales ni lo dudéis. Y si es acompañado de algún amigo o amiga que viene de fuera te lo agradecerá enormemente.


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