Como todos los años… 4


Son muchos los años que llevo disfrutando de los toros en el tendido, y por más que pasen los años, hay anécdotas o charlas que se repiten año a año, y que os ocurrirán a vosotros también.

Me refiero a una conversación que se nos repite a nosotros en el tendido de los toros, y cada año con una persona o grupo de personas distinto, siempre desconocidos. Muchos años ha sido el 7 de julio, y algunos años, se ha repetido en otros días de mucha afluencia, como los fines de semana.

Seguro a varios de vosotros os ha ocurrido, sobre todo a los que lleváis un montón de años yendo a los toros y sentándoos en el mismo sitio. En nuestro caso, una vez entramos en la plaza, para acceder al tendido, solemos enseñar la entrada al boina verde (por lo menos el día 7 de julio), accedemos al tendido, con la ilusión por echar un vistazo, un año después, a las localidades que ocuparemos los siguientes días, y justo, un grupo de desconocidos, en la mayoría de los casos, de afuera, ocupan nuestras localidades.

Con resignación, nos toca explicarles que ese sitio es el de nuestra cuadrilla, porque, el tendido en ese espacio de la plaza lo ocupa tu peña, le enseñas el pañuelo, le tienes que sacar tu entrada sellada con el cuño de la propia peña, ellos te enseñan la suya, normalmente están equivocados, ya que la entrada corresponde a otro lugar, incluso a andanada. Les invitas amablemente a que abandonen la localidad indicándoles un poco más o menos a donde corresponde su entrada. La mayoría de las veces la gente accede y abandona su localidad sin problemas, pero no todo el mundo es igual, y suele ser habitual tener que  volver a explicarles toda la película de nuevo, en este caso con la ayuda de algún miembro de alguna cuadrilla colindante, y al final, a las 18.25, resignados, abandonan el tendido.

Entonces suena el himno de las peñas, todo va a comenzar… ya nadie se acuerda de ellos.


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