Completando el cuadro de relatos finalistas 2


Con esta entrega de hoy, completamos la publicación de los diez relatos que han configurado el cuadro de finalistas de la IV edición del Certamen de Microrelatos organizado por este blog.

NOVENO CLASIFICADO
»ÉPIKO», de Ramón Zarragoitia Mezo

Apenas las seis y el sol ya bruñe la bahía de Osaka.
Subamos a la Torre Namba. Penúltima planta. Departamento 1613. Un minúsculo salón. Televisión encendida. Futones verdes. Blu-Ray. «PAUSE».
Saigō Takamori es el último guerrero imperial Japonés. Mientras el resto de su familia duerme, luce de rodillas la indumentaria de las grandes ceremonias: anchos pantalones Hakama; chaqueta Kataginu gris con el blasón de su linaje bordado en oro; brillante Nihontō…
Vemos también una mesa baja de madera lacada. Contiene un periódico concienzudamente enrollado y un pañuelo de seda roja, que el guerrero dobla ahora en diagonal y se anuda sobre la frente. Por último, musita dos extraños mantras acabados en “Fermín”.
«PLAY». En la pantalla aparece gente corriendo. Visten de blanco. Son perseguidos por una manada de búfalos (al menos lo parecen) con los cuernos extraordinariamente puntiagudos. Casi todos hombres; locos occidentales.
Una joven voz interrumpe la solemnidad del momento:
-Padre, ¿estás bien? -Se trata de Yoshio, su único hijo; el heredero de toda la estirpe- ¡Estás llorando!,… nunca antes te vi hacerlo.
El rostro de Saigō Takamori no refleja tristeza, sino orgullo. Sus palabras nos desvelarán el motivo:
-No vamos a desaparecer.
Señalando el televisor, añade:
-Los Samurai aún existen.

DECIMO CLASIFICADO
»LA VISITA», de Abel Azcona Marcos

Atravieso el portal y abro la puerta. Recorro el pasillo y giro a la derecha. Allí está. Frente a mi. Está guapo. Mis amigos nos saben que vengo a verlo. De hecho, me dirían que estoy mal de la cabeza. No le pido nada ni le ofrezco nada. Hoy tiene los ojos brillantes, como si estuviera pensando «Ya falta menos». Mi abuela me acompañaba a visitarlo cuando era pequeño, hace pocos años. Me gusta mirarle, ver su piel morena y su mano, que parece que quiera saludarme. Vibra el móvil en mi bolsillo pero no cojo, no es un lugar para ponerme a hablar por teléfono. Me siento un rato, y pienso en el día siete, estará vestido diferente quizás más elegante aunque a mi me gusta a diario. Más cercano, más sencillo. Me despido de él, le mando un beso y le susurro un «Te veré pronto». Quedan pocos días. Estoy nervioso. Salgo de su casa y miro el móvil, era un amigo. Le llamo.
-¿Porqué no has cogido?
-Estaba ocupado
-¿Con quién estabas?
-Con Fermín
-¿Quién es Fermín?
-Un amigo.


2 ideas sobre “Completando el cuadro de relatos finalistas

  • outside

    He llegado tardío a esta tertulia, sin lugar a dudas -yo no las tengo- consecuencia del Certamen, la que aún cansando a algún miembro de la organización o del jurado, tiene un gran atractivo por lo que en sí tiene de comunicación y de intercambio de pareceres.

    Todos, los relatos finalistas tiene su puntito. No veo en ninguno de ellos la autoria de un escritor dominante del género; entre otras razones, porqué los poseedores de ese dominio habrán tenido «en menos» su participación. La rigidez y la pérdida de régimen en la construcción de los razonamientos, por mucho que obligue el 204, es patente en la mayoría.

    Por otra parte son la sintesis de la concepción de una obra, bien se aplique en su entrada, bien en conclusión o reflexión final; y además que por eso cobran.

    No les pongamos más etiquetas a nadie. El hecho de convocar el Certamen y participar ya es más que suficiente. Es grandeza.

    Insisto, como mi papa, en leerlos. ¡Todos!

    cordiales saludos

    El microrrelato tan difícil de modelar y fundir, cuando lo conciben los cuajados profesionalmente lo dejan bien para abrir alguna obra o para su remate final.

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