De sucedáneos 1


portadaVivimos tiempos light, tiempos en los que lo original, lo genuino, deja su espacio a sucedáneos más o menos modernos.

Tiempos en los que el libro electrónico quiere ocupar el espacio del papel, en los que el cigarrillo electrónico quiere dejarnos sin humos ni nicotinas y en los que un cibersexo aséptico pretende que nos olvidemos de la saliva, el semen y otros fluidos guarros y divertidos.

Y, para colmo, muchas peñas sustituyen los palos de madera de sus pancartas por otros de aluminio, fibra de carbono o váyase usted a saber qué.

Pues no, señoras y señores, no, yo me opongo.

Yo quiero lo original, lo genuino, lo de siempre, que me viene a la mente lo que se dice en el libro Peñas de Pamplona, una historia viva, donde cuentan que los mozos de la Peña Anaitasuna pintaban cada año su pancarta sobre la tela pintada del año anterior.

¡Esas sí que debían de pesar, cojones!

 


Una idea sobre “De sucedáneos

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